Líbano: “Es una guerra en toda regla”

Lorenzo Trombetta

25/09/2024

Chiara Cruciati, periodista de il manifesto, entrevista a Lorenzo Trombetta, especialista en Oriente Medio, sobre los ataques llevados a cabo por Israel en el Líbano el martes y el miércoles [17 y 18 de septiembre] y sus posibles repercusiones.

Muchos analistas interpretan los ataques como un intento de minar las capacidades militares de Hezbolá mientras se prepara una ofensiva terrestre, privándole de efectivos y de vías de comunicación seguras. ¿Puede Hezbolá frenar sus pérdidas?

Hezbolá puede hacerlo mejorando el actual sistema de comunicaciones fijas del Estado libanés, que existe en paralelo a la red telefónica. Pero sin buscapersonas ni comunicaciones por radar, tiene grandes dificultades para mantenerse operativo y librar una guerra contra Israel, tal como ha hecho hasta ahora. Sólo en los próximos días y meses sabremos hasta qué punto habrá conseguido Hezbolá conseguido compensarlo. Esta mañana (19 de septiembre) Hezbolá reivindicó el lanzamiento de drones y cohetes antitanque en la Alta Galilea, hiriendo al menos a cuatro personas. Esta primera señal de reacción nos indica que, en este momento, Hezbolá está consiguiendo seguir siendo operativa. Pero desconocemos los detalles de su capacidad para compensar los daños causados.

Hasta ahora, Hezbolá, al igual que Irán, ha evitado cruzar líneas rojas de las que no se puede retroceder. ¿Continuará con este planteamiento? ¿Y hasta qué punto le resulta contraproducente este planteamiento, que en cierto modo invita a Israel a continuar sus ataques?

Hezbolá -al igual que Israel e Irán- no desea una guerra a gran escala. Esto desestabilizaría su estructura de poder interno y su apoyo. Lo mismo ocurre con Netanyahu y los dirigentes iraníes: hablar continuamente de guerra y de una amenaza exterior sirve a la retórica de mantener el poder, pero otra cosa es librar una guerra abierta. La línea roja que no se ha cruzado hasta ahora separa lo que es posible de lo que sería técnicamente posible, pero es políticamente indeseable. Todos ellos son actores reaccionarios (no revolucionarios) que aspiran a ser dominantes en la región y en su contexto local y nacional. Netanyahu necesita a Nasralá; Nasralá y Netanyahu necesitan a Jamenei. Dicho esto, Israel seguirá intentando debilitar a Hezbolá, porque es una espina clavada: desde el 8 de octubre, ha obligado a Israel a implicarse en al menos dos frentes, si no más (Gaza, Líbano, pero también el frente del Mar Rojo y el de las fuerzas iraquíes proiraníes, así como el propio Irán), y ha presionado al gobierno israelí. No es una guerra híbrida. Es una guerra en toda regla.

¿Cómo minan los atentados la percepción política de Hezbolá entre los libaneses?

Desde hace tiempo, una parte de la sociedad libanesa mira desfavorablemente a Hezbolá. Y desde hace un año, fuentes internas del partido informan también de que está disminuyendo el apoyo entre sus seguidores. Pero no estamos en un contexto en el que se produzca una alternancia política como resultado de unas elecciones libres, en el que uno pueda pensar que “si ya no estoy de acuerdo con ese partido, no lo votaré más, y ese partido perderá poder y escaños en el Parlamento”. Nos encontramos en un contexto en el que la comunidad de Hezbolá está formada por individuos que están conectados a tres niveles diferentes: a la estructura cultural, socioeconómica y política del propio partido. Individuos que pertenecen a familias nucleares, extensas, estructuras de poder locales profundamente entrelazadas con el partido.

¿Podrían sacar partido sus rivales políticos nacionales si Hezbolá se debilita?

¿De qué herramientas disponen los libaneses potencialmente hostiles a Hezbolá y ajenos a la comunidad del partido para convertir su disidencia en un resultado político? Los líderes político-confesionales libaneses hostiles a Hezbolá -Samir Geagea, de las Fuerzas Libanesas, o el patriarca maronita Bishar al Rai- emplean de vez en cuando un discurso anti-Hezbolá. Pero en la gestión del poder al más alto nivel, forman parte del sistema de amiguismo-patronazgo, al igual que Hezbolá. Todos ellos son dirigentes alineados en torno a un único interés estratégico: conservar el poder, llegar a acuerdos institucionales y extrainstitucionales en la sociedad libanesa siguiendo líneas verticales-confesionales para impedir que surja cualquier alianza horizontal basada en el principio de ciudadanía.

El ataque israelí fue indiscriminado y aterrorizó a la población civil. ¿Qué efecto está teniendo en la población?

Tanto en el Líbano como en Siria, la sociedad lleva mucho tiempo traumatizada por una serie interminable de violaciones de derechos por parte de sus dirigentes políticos y de actores externos, principalmente de Israel. Las dos operaciones de los días 17 y 18 de septiembre han causado un profundo dolor y consternación, hasta el punto de dejar a muchos en silencio, asustados, aterrorizados. Conozco en el Líbano a varias personas que nunca han simpatizado con Hezbolá, pero que rompieron a llorar ante esta carnicería: describieron las calles donde se produjeron algunas de las explosiones como una “zona de guerra”. Harán falta verdaderos ejércitos de terapeutas que trabajen durante generaciones para intentar ayudar a los libaneses, sirios, palestinos y tantos otros habitantes de la región a superar el trauma causado por estos acontecimientos.

investigador italiano radicado en Beirut, es corresponsal de la agencia ANSA, colaborador de la revista geopolítica LiMes y autor de varios libros sobre la Siria contemporánea y Oriente Medio.
Fuente:
il manifesto global, 21 de septiembre de 2024
Temática: 
Traducción:
Lucas Antón

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