Hugo Blanco
18/01/2009
Intervención de nuestro amigo Hugo Blanco, miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO, en el Festival de la digna rabia celebrado en Chiapas el pasado diciembre.
Ancha khuyasqay zapatista wayqepanaykuna, sonqoykuta makikichispi chaskiychis.
Qankuna, ñoqayku, llapa Abya Yalapi paqariq llaqtakuna huñusqan kanchis pesqa pachaj wata ñakariyninchispi. Kushkallataq kanchis ichaqa chulla saqmalla hina hatariyninchispi chay ñakariyninchista wikapananchispaq.
Mis muy queridos herman@s zapatistas, reciban en vuestras manos nuestro corazón.
Ustedes, nosotr@s y todos los pueblos originarios de Abya Yala (América) estamos unidos por el sufrimiento de cinco siglos de opresión. Pero también estamos unidos por nuestro levantamiento como un solo puño para aplastar esa opresión.
Saludo al pueblo mexicano y a los representantes de otros pueblos del mundo reunidos en el Festival de la Digna Rabia en representación de diversas luchas por la supervivencia del género humano. Cuando yo era joven luchábamos por una sociedad justa, en cambio ahora cuando me preguntan por qué siendo tan viejo sigo luchando, contesto que quiero mucho a los tataranietos de Bush y quisiera que existieran, porque con el calentamiento global producido por el capitalismo, si no acabamos con él, él acabará con la humanidad en menos de cien años.
Los pueblos indígenas del continente tenemos dos raíces culturales fundamentales: El colectivismo y el amor y respeto por la naturaleza.
Una de las expresiones del profundo colectivismo de nuestras culturas es que en quechua, en aymara, en guaraní y en lenguas mayas, existen dos palabras para decir nosotros, una de ellas para el yo colectivo y la otra que incluye al interlocutor.
En cuanto al amor por la naturaleza, señalemos que antes de la invasión nadie era dueño de la tierra, era la gente la que pertenecía a la tierra, no la tierra la que pertenecía a la gente, mapuche significa hombre de la tierra.
Los indígenas hemos sufrido los ataques del capitalismo desde mucho antes de que éste asumiera el poder político. Galeano señala que América descubrió el capitalismo en 1492.
El llamado descubrimiento se realizó en búsqueda de especias, no las encontraron, pero sí hallaron oro y plata. En el Perú comenzaron con el pedido de rescate de Atahuallpa, luego con el saqueo de templos y después con la explotación de las minas realizadas con un sistema peor que el esclavismo, puesto que metían en los socavones a adolescentes y adultos que no salían sino ya muertos, por eso muchos preferían suicidarse antes que ir a la mina y las madres mataban a sus hijos. Esa fue la causa de la rebelión de Tupac Amaru que estremeció el poder español. Por lo tanto esa revolución fue anticapitalista.
El capitalismo arrebató de sus tierras a millones de hermanos indígenas africanos para esclavizarlos en América. Ellos realizaron rebeliones ejemplares en Haití y otros países, en las selvas brasileñas revivíeron su organización colectivista en los llamados quilombos.
En Perú, México y otros países el capitalismo usó métodos de servilismo feudal para el cultivo de la tierra al servicio de su economía minera.
En el Perú republicano el wano de isla, excremento de aves marinas usado en tiempos precolombinos para fertilizar nuestro suelo, fue saqueado y enviado a Inglaterra. Para ello arrancaron nativos de China.
La explotación del caucho en la selva amazónica sirvió para esclavizar y masacrar a nuestros hermanos de esa zona. Algunos de esos pueblos tienen horror a la llamada civilización y viven en aislamiento voluntario.
Hagamos un poco de historia.
Al sistema de haciendas que en México fue liquidado por la revolución zapatista de 1910 y en la sierra boliviana por la revolución de 1952, en el Perú comenzamos a derrumbarla en 1962 en la provincia de La Convención, Cusco. El hacendado otorgaba en usufructo una pequeña parcela al campesino a cambio de que este trabajara sin pago para la hacienda. Organizamos sindicatos para hacer reclamaciones menores por la vía legal, algunos hacendados aceptaron discutir mientras que otros optaron por el encarcelamiento de dirigentes. A esa intransigencia contestamos con la huelga que consistió en dejar de trabajar en los cultivos de la hacienda pero continuar trabajando las parcelas otorgadas por los hacendados. Esta huelga se generalizó a 100 haciendas. En la hacienda Chaupimayo declaramos explícitamente que era la Reforma Agraria, en el resto continuaba llamándose huelga pero en la práctica era lo mismo. En varias haciendas volvimos a trabajar los cultivos del hacendado pero para beneficio del sindicato.
Los hacendados iracundos andaban armados disparando al aire amenazando matar a los indios ladrones, cuando los campesinos se quejaron a la policía, ella respondió que éramos ladrones y que el patrón tenía derecho a matarnos como a perros. En la asamblea general de delegados de la provincia acordamos organizar la autodefensa armada y fui nombrado por unanimidad para cumplir esa tarea. Recibí la visita del futuro guerrillero Luis De La Puente que me preguntó cuándo saldríamos al combate, le contesté que cuando lo determinara el campesinado en su conjunto; me dijo que eso era incorrecto, que era el partido quien debía determinar eso. Le contesté que respetaba su posición pero que discrepaba de ella. Fue por decisión del campesinado indígena que entramos en acción ante el recrudecimiento de la represión gubernamental. Luego de algunos choques en que murió gente de ambos lados nos dispersaron y luego capturaron. Tuve la suerte de ser capturado por un cuerpo policial rival del que se enfrentó con nosotros, por eso estoy vivo. De La Puente se levantó tres años después con su método del foco guerrillero dirigido por su partido, fue apresado y asesinado.
El gobierno militar luego de haber disuelto nuestra resistencia armada no se atrevió a obligar a los campesinos a volver a trabajar para los patrones, legalizó sólo en esa provincia la Reforma Agraria hecha por nosotros. Los campesinos del resto del país desarrollaron tomas de tierra que fueron respondidas por el gobierno civil siguiente con masacres. Los militares temiendo la insurrección hicieron un golpe de estado y generalizaron la Reforma Agraria.
Detengámonos para hablar de la diferencia entre la acción armada realizada por un grupo revolucionario o por decisión democrática colectiva de la población.
Es la que existió entre el partido de De La Puente y nuestro movimiento; la que existe en México entre el Ejército Popular Revolucionario y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional; la que existe en Colombia entre las FARC y el movimiento indígena que está en ascenso; la que actualmente hay en el Perú entre Sendero Luminoso y el MRTA y el movimiento indígena en ascenso. Se puede alegar que los movimientos indígenas actuales no están armados, en primer lugar consideramos que el enemigo les enseñará que deben hacerlo como lo está demostrando en Bolivia, en segundo lugar pueda ser que algunos estén comenzando a armarse, pero consideran que todavía no llegó el momento de usar las armas.
En Cuba y en Nicaragua no se podía ni respirar, por eso la gente apoyó al foco. Ahora hay margen para la organización popular inclusive en Colombia.
Dicen que Sendero Luminoso es producto de la cultura andina, pero Superman y Tarzán no pertenecen a la cultura andina sino a la cultura yanqui, la nuestra es una cultura colectivista, es el colectivo el que decide, no un grupo iluminado. La guerra interna de 20 años en el Perú no trajo la liberación, costó la vida a 70,000 peruanos, la mayoría indígenas y el aplastamiento de las organizaciones populares. Desde ahí es que viene reorganizándose la lucha popular.
El neoliberalismo ataca la naturaleza con el calentamiento global, el monocultivo, los transgénicos, el terminator que es una semilla que no germina, los agroquímicos, el envenenamiento de agua y tierra que producen la minería y la extracción de hidrocarburos.
Ataca el colectivismo solidario ensalzando el super-individualismo egoísta y destruyendo las comunidades indígenas.
A esto llama progreso. Es el progreso hacia la extinción de la humanidad.
Contra ese ataque se levantan la población indígena peruana y el resto de los oprimidos. No hay partido ni caudillo, ni organización nacional que dirija esas luchas, cada una se dirige a sí misma con sus propios métodos. Comienzan a contactarse entre sí, es un proceso lento pero avanza.
Hay triunfos locales: El municipio de Limatambo fue gobernado por las comunidades indígenas. Tambogrande expulsó a la minera canadiense Manhatan. En Piura se realizó un plebiscito que acordó Mina no, Vida sí. En Moquegua la población apresó a policías y un general. En la selva amazónica los nativos vencieron al gobierno, con palos y flechas lucharon por la humanidad defendiendo el pulmón del mundo.
En el periódico Lucha Indígena no damos línea, recogemos las experiencias de luchas e impulsamos el contacto entre ellas.
Vemos que la población indígena de otros países también se levanta contra los ataques del neoliberalismo al colectivismo y a la naturaleza. Eso lo vemos en Ecuador, Bolivia, Paraguay, Colombia, Chile.
La existencia del zapatismo es muy importante especialmente para la población indígena del continente porque durante 15 años está mostrando que es posible la existencia de un autogobierno indígena. Por eso en la contratapa del último número de Lucha Indígena hemos publicado el llamamiento zapatista a este Festival Mundial de la Digna Rabia.
(Hice entrega de un ejemplar al representante del EZLN)
Continuaremos haciendo conocer en el Perú todas las luchas, especialmente indígenas, de otros países y todos los logros del zapatismo.
Hay una gran diferencia entre los habitantes del campo y de la ciudad.
Los indígenas y otros campesinos ven con mucha angustia que los arroyos desaparecen, que los ríos se adelgazan, que los nevados se derriten, la muerte del agua es la muerte para ellos.
Los habitantes de las ciudades se enteran de las cosas importantes que suceden en el mundo a través de la televisión y los periódicos que son dirigidos por quienes están calentando el globo que dicen muy poco al respecto. Además están rodeados de supermercados y no ven aproximarse a la muerte. Se darán cuenta del calentamiento cuando tengan que comer cemento, cobre, oro.
Reitero: Nuestra lucha actual no es sólo por una sociedad más justa sino por la supervivencia del género humano. La única solución al calentamiento global es que no sean las empresas multinacionales sino la sociedad en su conjunto quien determine si se abre una fábrica o se explota una mina.
Hugo Blanco es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO.