Italia: Cuatro huelgas generales en cuatro años. Hace falta un balance

Toby Abse

05/12/2024

El 29 de noviembre, dos grandes confederaciones sindicales, la Confederazione Generale Italiana del Lavoro (CGIL) y la Unione Italiana del Lavoro (UIL) convocaron una huelga general contra el tercer presupuesto de Giorgia Meloni.

Esta fue la cuarta vez en tantos años que estas confederaciones convocan la huelga general contra las medidas fiscales que consideran anti-clase trabajadora y antisindicales. Las anteriores fueron contra el presupuesto de Mario Draghi en 2021, así como contra los de Meloni en 2022 y 2023. En este contexto, vale la pena señalar que el primero de estos presupuestos (el de Draghi) fue aprobado por los principales partidos del llamado "centro-izquierda": el Partito Democratico (PD) y el Movimento Cinque Stelle (M5S), los cuales participaron en el gobierno de Draghi y, por lo tanto, fueron responsables de esa ronda de austeridad, incluso si el ministro de finanzas era de otro partido.

Muy político

En cierto sentido, los comentarios este año de los políticos de derecha de que la huelga de 2024 es "política", dirigida contra un gobierno abiertamente de derecha extrema cuandolos sindicatos no habían protestado contra uno de "centro-izquierda" - son injustos. Sin embargo, en un sentido más amplio, la huelga fue, por supuesto, muy política, ya que se oponía a que los asalariados y los pensionistas fueran penalizados a favor de los banqueros, las corporaciones y los autónomos que evaden impuestos.1

Vale la pena señalar que, aunque ha habido crecientes restricciones sobre el derecho a la huelga en Italia, y la ley de "seguridad" de 2024, que entrará en vigor en breve, hace que los piquetes y otras tácticas sindicales militantes sean ilegales o en las fronteras de la legalidad, al menos la legislación laboral italiana aún no prohibe las huelgas generales, políticas o de solidaridad, como ocurre en Gran Bretaña desde hace décadas.

En caso de que los lectores se pregunten por qué no se unió a la CGIL y la UIL la Confederación Italiana Sindacati Lavoratori (CISL) - la segunda confederación sindical más grande, que en el período de la guerra fría estuvo asociada a la Democracia Cristiana (DC) y que en la década de 1970 fue más militante que la UIL, aunque menos que la CGIL-, la razón es que se ha convertido a todos los efectos en un "sindicato amarillo". En la práctica, coopera con el gobierno y los empleadores en la mayoría de las ocasiones,a pesar de que su secretario general, Luigi Sbarra, pronuncia los discursos más feroces en los mítines conjuntos del Primero de Mayo de las tres confederaciones cada año.

La huelga general de este año tuvo mucho más exito que la del año pasado, ya que los sindicatos convocaron a todos los trabajadores el mismo día. El año pasado, habían imaginado que si lo hacían en diferentes regiones en diferentes días, la cobertura mediática de sus reivindicaciones se extendería a lo largo de la semana. Sin embargo, cuando llamaron a una huelga de transporte nacional en toda Italia uno de esos días, se metieron en problemas legales, ya que el ministro de transporte, Matteo Salvini, probablemente el más anti-sindical de los ministros de Meloni, pudo mantener con éxito el argumento legal de que una huelga nacional de transporte no era compatible con la huelga general parcial que tenía lugar solo en algunas de las regiones de Italia.

Según los sindicatos, el 70% de la fuerza laboral participó en la huelga general del 29 de noviembre, aunque, no hace falta decirlo, el gobierno ha cuestionado esta cifra. Si bien la huelga tuvo más exito en algunos sectores que en otros - el ministro de educación afirmó que solo el 5,66% de los trabajadores escolares habían participado y, según el ministro de administración pública, el total para los empleados públicos fue de solo el 5,57% - fue lo suficientemente grave como para que Matteo Salvini, el viceprimer ministro, amenazara con intervenir contra 15 huelgas locales o de sector adicionales programadas para diciembre.

Apoyo masivo

El entusiasmo despertado por la huelga general entre las secciones más militantes de la fuerza laboral se puede ver en el hecho de que 500.000 personas participaron en los 43 mítines o manifestaciones que la CGIL y la UIL convocaron en toda Italia.

Tal cifra muestra que no se trató solo de que los funcionarios sindicales a tiempo completo y sus amigos y familias se movilizaran, sino un evento que atrajo a una capa mucho más amplia. La razón principal fue el descontento por la caída de los niveles salariales. En los 30 años entre 1990 y 2020, los salarios reales en Italia se estancaron, en marcado contraste con países como Francia, Alemania y España. En 2021-23 hubo una inflación del 17,3 %, pero solo un aumento promedio del 4,7 % en los salarios.

La participación en los mítines fue más alta en las "regiones rojas" tradicionales, como Emilia Romagna y Toscana. La manifestación boloñesa dirigida por el secretario general de la CGIL, Maurizio Landini, fue una de las más grandes, con 50.000 participantes, pero parece haber sido superada en tamaño por la florentina, donde los funcionarios del sindicato local anunciaron 70.000 participantes. La manifestación napolitana dirigida por el líder de la UIL, Pier Paolo Bombardieri, tuvo 30.000 manifestantes, mientras que la romana, donde no solo participó la secretaria general del PD, Elly Schlein, sino también el ex primer ministro de "centro izquierda" Massimo D'Alema, y fueron oradores, tuvo 10.000 manifestantes.

La manifestación turinesa tuvo unos respetables 20.000 manifestantes,3 pero la cobertura de los principales medios de comunicación se centró en las acciones de unos pocos cientos de autonomistas que se separaron de la manifestación principal después de que el mitin hubiera terminado. Si bien la quema de imágenes de Meloni, Salvini y el ministro de defensa Guido Crossetto, y el intento de ocupar dos estaciones de ferrocarril 4 puede no haber sido el curso de acción más sabio (socavó la imagen pacífica que Landini y Bombardieri estaban tratando de proyectar), la indignación de los ministros del gobierno fue bastante sintética, especialmente porque estas jóvenes cabezas calientes se encontraron con lo que se ha convertido en el nivel estándar de brutalidad policial bajo la administración Meloni (particularmente hacia cualquiera que ondee una bandera palestina, como hicieron algunos de estos jóvenes "incautos").

Los pequeños sindicatos de base o los sindicalistas que han desafiado a la CGIL desde la izquierda en los últimos años optaron por participar en la huelga, con la excepción de la Unión Sindicale di Base (USB), que ha convocado su propia huelga general para el 13 de diciembre. Mientras que el hecho de que los sindicatos más pequeños fueran capaces de forjar algún grado de unidad entre ellos (y de formar una especie de frente unido con las federaciones convencionales) es bienvenido, su naturaleza pendenciera y fragmentada significa que en la mayoría de los lugares de trabajo los activistas sindicales serios pueden tener más impacto dentro de la CGIL.

Los sindicatos de base

Sin embargo, estos sindicatos de base pudieron celebrar 28 manifestaciones o mítines en lugares que varían de Milán a Palermo, incluso si la asistencia a ellos fue probablemente bastante baja. Dado que algunos de estos sindicatos marginales han desempeñado un papel importante en el intento de organizar a los trabajadores en el sector de la logística, en contra de empleadores como FedEx, pueden haber sido los primeros en tener la idea de la huelga en Black Friday, aunque, dada la cantidad de publicidad que este día recibe ahora en la televisión italiana, así como en la prensa y la publicidad en internet, es difícil de creer que Landini y Bombardieri no fueran conscientes de las implicaciones simbólicas de la huelga el 29 de noviembre.

En términos de relación entre el activismo sindical y la política electoral, vale la pena señalar que bajo el liderazgo de Elly Schlein, el PD se ha acercado mucho más a los sindicatos, especialmente a la CGIL. Durante el período en que Matteo Renzi dirigió el PD, la relación entre el partido y la confederación sindical, antes estrechamente asociada con los "comunistas oficiales", fue de hostilidad mutua, pero hasta cierto punto las relaciones han mejorado. Sin embargo, Enrico Letta, con su apego dogmático a la agenda de Draghi (es decir, austeridad contra la clase trabajadora), amplió la brecha una vez más.

Si bien el liderazgo de Schlein se ve constantemente socavado por los francotiradores del ala derecha del PD, que está fuertemente representada entre los parlamentarios del partido, parece popular entre la base, con sus repetidos llamamientos a un salario mínimo legal y demandas constantes de un mayor gasto en el servicio nacional de salud de Italia. El éxito del PD en mantener su mayoría en Emilia Romanga y recuperar Umbría de la derecha en las dos recientes elecciones regionales probablemente compensa su estrecha derrota en las elecciones regionales de Liguria unas semanas antes, donde se enfrentó a un candidato relativamente de izquierda.

Cualesquiera que sean las críticas que uno pueda hacer a Schlein, es difícil imaginar a cualquier líder laborista o socialdemócrata reciente, y mucho menos a Sir Keir Starmer, apoyando una huelga general y hablando en un mitin en su apoyo, como hizo Schlein el viernes pasado.

Notas:

  1. Los autónomos en los últimos años solo han pagado un "impuesto fijo" del 15% sobre los ingresos que se dignan a declarar, a menos que sus ganancias declaradas alcancen un nivel muy superior a los de la mayoría de los trabajadores. El último presupuesto de Meloni incluía un "Concordat", bajo el cual, si los autónomos acordaban una cifra fija para sus ganancias durante los próximos dos años por adelantado, las autoridades fiscales no harían más consultas, una invitación descarada a la evasión fiscal por parte de un grupo que apenas necesita ningún incentivo para subestimar sus ingresos. ↩︎

  2. El sindicato de mecánicos vinculado al CISL participó, junto con la FIOM de la CGIL y la filial de mecánicos de la UIL, en una huelga de un día en toda la industria a principios de este año. Sin embargo, antes de la crisis actual en la industria automovilística italiana en general, y en Stellantis (anteriormente Fiat) en particular, este sindicato de mecánicos de la CISL, así como el de la UIL, había marginado durante décadas a la más militante FIOM en las plantas de Fiat, en connivencia con la patronal. ↩︎

  3. El declive del principal empleador tradicional de Turín, Fiat, ahora Stellantis, significa, a pesar de la presencia de la otrora famosa fábrica de automóviles Mirafiori, ahora con una fuerza laboral muy reducida, con muchos trabajadores despedidos o trabajando a tiempo parcial, que la ciudad ya no es central para la lucha de clases en Italia. ↩︎

  4. Salvini había prohibido a los trabajadores ferroviarios hacer huelga, ya que habían participado en una huelga con relativo éxito de 24 horas la quincena anterior. ↩︎

  5. La USB parece ser el más fuerte de estos sindicatos de base en el área de Livorno. Por ejemplo, en la mañana del 2 de diciembre movilizó un piquete ante la oficina de correos principal de Livorno, y el periódico local ocasionalmente menciona sus actividades entre los estibadores de Livorno. ↩︎

Corresponsal en Italia del semanario británico Weekly Worker.
Fuente:
https://weeklyworker.co.uk/worker/1518/four-times-in-four-years/
Temática: 
Traducción:
Enrique García

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