Jose Manuel Fernández
20/04/2017En coincidencia con el día de la República española, la región de Aquitania vivió una semana de actividades en recuerdo de los 2.365 refugiados españoles que zarparon el 4 de agosto de 1939 con destino a Chile a bordo del carguero francés Winnipeg, fletado por el SERE y tutelado por Pablo Neruda en su calidad de Cónsul especial de Chile en París.
El epicentro de la celebración se situó en la ciudad de Pauillac y en Trompeloup, puerto fluvial del río Garona que registró las llegadas y salidas de un total de 85.059 refugiados españoles entre 1937 y 1939. Los primeros en llegar fueron los “niños de la guerra” asturianos, santanderinos y vascos. Y el último barco que partió fue el Winnipeg, con la Segunda Guerra Mundial en los talones.
El acto central consistió en la inauguración de un monumento de homenaje a Pablo Neruda y a los viajeros del Winnipeg en el muelle de Pauillac, frente al Ayuntamiento y a escasos metros del monumento a Lafayette, ilustre francés que partió de este puerto en 1777 para contribuir a la independencia de EE.UU.
La placa memorial, obra del escultor bordelés Régis Pedros, hijo de refugiados españoles, consiste en una panorámica del Winnipeg, la efigie de Neruda y un texto del poeta:
Todos fueron entrando al barco.
Mi poesía en su lucha había
logrado encontrarles patria.
Y me sentía orgulloso.
Yo sentía en los dedos las semillas de España,
que rescaté yo mismo y esparcí sobre el mar,
dirigidas a la paz de las praderas.
La idea partió de una iniciativa parlamentaria presentada en 2010 por Gaspar Llamazares en el Congreso de los Diputados. Cuatro asociaciones españolas y chilenas radicadas en Madrid (Memoria en Acción, Violeta Parra, Winnipeg y Derechos Humanos Francisco Aedo) se pusieron en contacto con la asociación Francia-Chile Aquitania y viajaron en 2015 a Pauillac, donde obtuvieron el apoyo entusiasta del alcalde Florent Fatin Escudero, hijo también de madre española.
La inauguración fue un acto muy concurrido. Varios cientos de personas vinieron de toda la Gironda y de España, que se unieron a los vecinos de Pauillac. Carmen Negrín, nieta de Juan Negrín –presidente del gobierno republicano y del Servicio de Evacuación de Republicanos Españoles (SERE)- pronunció un emotivo discurso junto a los representantes de la Embajada de Chile y del Ayuntamiento de la ciudad, seguido de la lectura de algunos poemas de Neruda relacionados con el Winnipeg, y en presencia de diputados y alcaldes franceses de la comarca, con las banderas entrelazadas de Francia, Chile y la tricolor republicana.
Durante la semana los organizadores pronunciaron sendas conferencias en los tres institutos de la ciudad, con asistencia total de unos 400 alumnos y profesores de español, que comentaron el documental de Dominique Gautier y Jean Ortiz “Winnipeg, el barco de la esperanza”. También se inauguró una exposición en la mediateca de Pauillac y se celebró una fiesta hispano-chilena en la Casa del del Turismo y del Vino, siendo esta región del Médoc la más conocida entre las productoras de los famosos vinos de Burdeos.
Miembros de las asociaciones promotoras, junto a Carmen Negrín
En 1939 Pablo Neruda recibió en París una carta de Rafael Alberti y de su compañera Delia del Carril relatando las desventuras de los refugiados republicanos en Francia. El poeta convenció al presidente de Chile, Pedro Aguirre, de que aceptara recibir a 2.000 refugiados españoles. En estrecho contacto con Juan Negrín, Neruda se instaló en un despacho del puerto y participó en la selección de los viajeros. Desde la orilla de una Europa que veía acercarse la Segunda Guerra Mundial, y a pocos meses de la ocupación nazi de Francia, el poeta agitó el pañuelo de la despedida, consciente de que ese viejo barco, propiedad de la Compagnie France Navigation (propiedad de la central sindical CGT), sería el último que zarpara hacia la libertad, cargado de ancianos, mujeres y niños. A bordo se organizaron dos hospitales atendidos por enfermeras y médicos franceses, se publicó una revista, se creó un coro vasco y se dieron conferencias durante la travesía.
El 3 de septiembre de 1939 el Winnipeg arribó a Valparaíso, donde les esperaba el joven Salvador Allende, ministro de Sanidad del gobierno del Frente Popular. Hoy día más de 20.000 descendientes de los refugiados del Winnipeg viven en Chile, en Francia y en España.
En 1942, el Winnipeg fue torpedeado por el submarino alemán U-433 y desapareció en las aguas del Atlántico. Pero en la memoria de españoles y chilenos sigue navegando como el inmortal Barco de la Esperanza.
Burdeos, 15 de abril de 2017