Republicanismo y socialismo en Pi i Margall: Acerca del libro de Gerardo Pisarello

Miguel Salas

30/11/2024

El 150 aniversario de la proclamación de la I República (1873) animó la publicación de diversos libros y reseñas periodísticas que reactualizaron la primera experiencia republicana en España. Una historia bastante desconocida, incluso entre las izquierdas, que a menudo se ha presentado como un fracaso por ella misma para ocultar que la I República acabó por un golpe de Estado militar. Con motivo del aniversario, Gerardo Pisarello, diputado de Comuns en el Grupo Parlamentario Plurinacional de Sumar en el Congreso, publicó La república inesperada (Txalaparta. 2023) y siguiendo esa estela ha publicado ahora una aproximación biográfica sobre Francisco Pi i Margall con el título de Una utopía republicana. (La oveja roja. 2024)

En la tradición republicana Pi i Margall (1824-1901) es uno de sus representantes más significados. Nacido y formado en Barcelona, vivió en Madrid durante la mayor parte de su vida madura y recorrió casi toda España en su actividad política y propagandística. Fue presidente de la I República, concejal en el Ayuntamiento de Madrid y diputado en diferentes legislaturas. Fue fundador del Partido Republicano Federal en el que siempre representó su ala izquierda, la más consecuente en la lucha contra la monarquía, en la defensa de una España federal y en dar al republicanismo un fuerte contenido social. Con una formación autodidacta estuvo influido por las teorías del revolucionario francés Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) y aunque no hay constancia de que leyera a los fundadores del marxismo, Engels consideró que “Pi era, de todos los republicanos oficiales, el único socialista, el único que comprendía la necesidad de que la República se apoyara en los obreros”.

El autor nos ofrece un recorrido por la vida de Pi i Margall, su acción política, su evolución y su pensamiento. Solo mencionando sus principales libros se aprecia la importancia de sus preocupaciones políticas. Escribió La reacción y la revolución, cuyo hilo expositivo puede resumirse en estas palabras de su introducción: “Tomo la pluma para demostrar que la revolución es la paz, la reacción la guerra […] Nuestra revolución no es puramente política; es social”. En Las nacionalidades, la primera aproximación al estudio de la configuración plurinacional del Estado español, o La lucha de nuestros días, una serie de diálogos al estilo platónico en el que aborda diferentes problemas de la época, monarquía, religión, federalismo o la mejora de las condiciones de vida de las clases trabajadoras. Además, habría que añadir su inmensa tarea propagandista en periódicos y conferencias que lo sitúan como un revolucionario precursor, no solo en la lucha contra la monarquía sino también en la defensa de la Comuna de París de 1871, su apuesta clara por la independencia de las colonias, en una época en que era prácticamente un tabú incluso entre otros sectores republicanos o denunciando la opresión de la mujer.      

La escritora albanesa Lea Ypi relata en su novela Libre: el desafío de crecer en el fin de la historia que su abuela repetía a menudo: “Cuando nos resulta difícil ver con claridad el futuro hay que pensar qué podemos aprender del pasado”. Mucho de eso hay en el libro de Pisarello. A través de sus páginas se tiene la sensación si no la certeza de que presentando la obra de Pi i Margall el autor está pensando en problemas de completa actualidad.  

En primer lugar, cómo la intransigente lucha contra la monarquía fue el hilo conductor de toda la vida política de Pi i Margall, también contra los supuestos republicanos de la época que no les costó mucho aceptar y adaptarse a la Primera Restauración borbónica (1874-1923). No hay que reflexionar mucho para compararlo con muchas de las actuales izquierdas, las que abandonaron la lucha por la república durante la Transición y que siguen sin tenerla en su horizonte. Incluso cuando se dicen republicanas sólo se acuerdan los días de aniversario y siguen aparcando que ese objetivo forme parte de sus proyectos políticos.    

Tras el final de la I República se abrió un largo periodo de dominio de las fuerzas monárquicas lo que exigía la necesidad de encontrar los medios y alianzas posibles para seguir la lucha por la república. Escribe Pisarello: “estaba convencido (Pi i Margall) de que federalistas y nacionalistas podían ser aliados, al menos temporalmente, en la batalla frente al régimen monárquico, centralista y excluyente de la Restauración” ¿No encuentra el lector que una alianza de ese tipo sería hoy muy útil para enfrentarse a las derechas y al actual régimen monárquico?

El federalismo de Pi i Margall estaba basado en un acuerdo de libre adhesión entre las partes, en realidad solo de esa manera se puede entender un federalismo democrático. “Una república unitaria no era una verdadera república. Era ‘una monarquía con gorro frigio’”, escribe Pisarello evocando a Pi i Margall. Pero el federalismo bien entendido significa también reconocer el derecho de autodeterminación, por lo tanto, el derecho de separación si el pueblo así lo decide. Resulta ridículo que alguien se pretenda federalista mientras se defiende la monarquía “unitaria” borbónica o quien habla de federalismo y se opuso al proceso de emancipación catalán. No podría ser más actual Pi i Margall cuando evoca que “La creación de una federación de pueblos y personas iguales, libres, fraternos, exigía la destrucción de formas de poder político, económico, eclesiástico, militar, fuertemente arraigadas y dispuestas a todo para mantener sus privilegios”. 

En las semanas en que fue presidente de la I República, Pi i Margall intentó impulsar toda una serie de medidas como expresión del cambio republicano: separación de la Iglesia y el Estado, enseñanza laica y gratuita, abolir la esclavitud, reforma agraria, limitación del trabajo infantil, ampliación del derecho de asociación obrera y reducción de la jornada de trabajo. Ni pudo ni le dejaron. Años después él mismo se justificaría por no haber sabido aprovechar el momento revolucionario ni haber logrado una colaboración con el cantonalismo (el levantamiento popular en muchas ciudades del arco mediterráneo) Por eso Pisarello puede escribir que para Pi i Margall “La lucha por la federación plurinacional y la defensa de un programa socialista se implicaban mutuamente”. ¿Acaso no debería ser ese el debate para la recomposición de las izquierdas y la base para una alternativa social y política?

Como las ideas no viven sin organización las reflexiones de Pi i Margall confluyen con las de Pisarello cuando expresa: “El republicanismo federal necesitaba, para ser exitoso, una organización propia de ámbito estatal. Esta organización debía tener una estructura descentralizada, pero de alcance estatal. […] un proyecto republicano federal solo podía abrirse camino si era un proyecto socialista, capaz de otorgar un papel prioritario a las clases populares y trabajadoras”.

Mirar al pasado para pensar sobre el futuro es el valor de esta biografía. Al final del libro el autor presenta una interesante perspectiva sobre la influencia de Pi i Margall en el movimiento obrero y de izquierdas, desde el anarquismo hasta el POUM, que valdría la pena recuperar. Como mínimo para grabar en la conciencia y la acción palabras suyas como estas: “Es principalmente el sentimiento de mi propia dignidad lo que me hace odiosa la monarquía”.

 

*Otros artículos en Sin Permiso sobre Pi i Margall

https://www.sinpermiso.info/textos/francisco-pi-y-margall-anticlerical-socialista-federalista-humano-en-una-palabra-republicano

https://www.sinpermiso.info/textos/triloga-federal-tres-cartas-de-un-federalista-cataln

https://www.sinpermiso.info/textos/el-porvenir-de-la-primera-republica

 

Sindicalista. Es miembro del comité de redacción de Sin Permiso.
Fuente:
www.sinpermiso.info, 30 de noviembre 2024
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