Los ayuntamientos deben comprometerse en contra de los combustibles fósiles

Naomi Klein

Bill McKibben

Nicolas Haeringer

05/04/2015

Todas las personas sensibles a la cuestión del cambio climático se han alegrado al saber que la semana pasada el Ayuntamiento de París se ha pronunciado a favor de la desinversión en empresas del sector de los combustibles fósiles.

En el curso de la misma semana, vientos nunca vistos destruían vidas en el archipiélago de Vanuatu, mientras que los registros de temperatura demostraban que el invierno que acaba de terminar en el Hemisferio Norte ha sido el más cálido de la Historia.

En ese mismo momento, la ciudad de Paris se veía golpeada por una contaminación atmosférica insoportable, consecuencia directa de las emisiones de gases de efecto invernadero. En ese contexto, esa valerosa elección parecía como un oportuno rayo de sol. 

Bomba climática

El ciclón que golpeó el sur del Pacífico, al igual que las temperaturas elevadas de este invierno en el Hemisferio Norte, o incluso la contaminación atmosférica que sufre París de modo regular, son otras tantas pruebas suplementarias de que debemos dejar los combustibles fósiles en el subsuelo. No debemos emitir más de 565 gigatoneladas de CO2 de aquí a 2050 si queremos conservar  la esperanza de mantener el calentamiento global por debajo de los 2 °C.

Ahora bien, las reservas fósiles, que se están explotando en la actualidad o que están a punto de serlo, representan cerca de 3.000 gigatoneladas de emisiones potenciales. Las empresas del sector de combustibles fósiles se asientan, por tanto, sobre una auténtica bomba climática. Sin embargo, bancos, instituciones o hasta comunidades locales siguen invirtiendo su dinero en este sector; en otras palabras, se enriquecen destruyendo el clima. Poseen acciones y obligaciones emitidas por las doscientas mayores empresas del sector carbonífero, gasístico y petrolero.

La moción, presentado por el grupo ecologista de París y adoptada por el Consejo Municipal el lunes, 16 de marzo, supone, desde este punto de vista, una etapa crucial hacia un futuro liberado de combustibles fósiles. Resulta, pues, absolutamente esencial que la administración de la ciudad de París siga las sabias recomendaciones que formula esta aspiración: que se asegure de que los fondos asignados que la ciudad emplea no se inviertan en ningún momento en combustibles fósiles y se rechacen sus dádivas ; que vigile para que el organismo a cargo de la jubilación por capitalización de los concejales de París desinvierta en este sector.

La ciudad de París se prepara para acoger la próxima conferencia de la ONU sobre cambio climático [COP21, del 30 de noviembre al 11 de diciembre]. Es, por tanto, responsabilidad suya dar ejemplo e ir aun más allá. París podría desempeñar así un papel de primer orden en la acción de las comunidades locales sobre el clima y apelar a otras ciudades francesas a que se sumen al movimiento por la desinversión. Estas ciudades podrían pedir conjuntamente a los organismos que gestionan la jubilación complementaria de sus empleados  que rescindan sus inversiones en el sector de los combustibles fósiles.

Desinvertir en combustibles fósiles

Esta dinámica orientada a una Francia liberada de los combustibles fósiles constituiría  une contribución decisiva cuando el mundo entero se prepara para reunirse en París a fin de participar en negociaciones determinantes para el futuro de nuestro planeta. París debería emplear además su notoriedad para convencer a otras capitales en lo relativo a  la desinversión. La reunión de alcaldes del conjunto de capitales europeas representa a este respecto una oportunidad única para promover la idea de la importancia de la desinversión como respuesta a la crisis climática.

La alcaldesa de París podría actuar para que, tras la capital francesa, ciudades como Berlín o Londres se sumen a San Francisco o Seattle, pioneras en el movimiento de desinversión, así como la Universidad de Stanford o la de Glasgow, como el Consejo Ecuménico Mundial o incluso la Fundación Rockefeller. En conjunto, más de doscientas instituciones han puesto fin a sus inversiones en este sector por un importe total de 50.00 millones de dólares [46.000 millones de euros].

Que Paris haya comprendido que puede dirigirse hacia el futuro sin poner en peligro el clima de nuestro planeta supone un hito importante en nuestras campañas por un futuro viable. ¡Así lo saludamos y os pedimos que se mantenga la presión! El próximo diciembre, Paris será el centro de atención del mundo entero. Decenas miles de ciudadanos se encontrarán allí para exigir políticas ambiciosas sobre el clima. No podemos dejar pasar esta oportunidad única.

Naomi Klein es periodista, ensayista y autora de Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima; Bill McKibben es periodista, ensayista y fundador del movimiento 350.org ; Nicolas Haeringer es responsable de campañas de 350.org.

 

Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón

 

Fuente:
Le Monde, 30 de marzo de 2015

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