La sanidad pública no debe asumir el coste de la enfermedad profesional

Jesús Uzkudun

27/09/2024

Cuando se habla de financiar las Instituciones de la Sanidad Pública autonómicas, para superar la crisis de atención sanitaría, son muchas las personas y fuerzas sociales las que olvidan la doble cotización realizada por las clases trabajadoras, así como la fuga de recursos sanitarios, a causa de la deficiente gestión en el tratamiento del coste de enfermedades que más tarde, son reconocidas por el INSS como enfermedad profesional. Opino que al estar aseguradas dichas enfermedades en la Contingencia Profesional, es decir, por las cotizaciones realizadas durante la vida laboral por Accidente de Trabajo y Enfermedad Profesional, los costes deben ir a cargo de la Mutua y no a cargo de la Sanidad Pública. Me conta, qué OSAKIDETZA trasladaba a las MUTUAS los gastos sanitarios y hospitalarios derivados de accidentes de trabajo traumáticos. Tengo más dudas, acerca del caso de accidentes de trabajo no traumáticos, estando convencido, salvo que lo demuestren, que, por ejemplo, los importantes gastos hospitalarios y sanitarios generados por el cáncer profesional, la Asbestosis y Silicosis, no se derivan a las Mutuas, entidades que gestionan las cotizaciones profesionales. Recuerdo hace 22 años, que ingrese en el Hospital, tras ser atropellado por un automóvil que no respetó el ceda el paso, a las 7:15 am, cuando acudía a mi actividad laboral. Rápidamente me preguntaron por la Mutua qué cubría mi prestación de accidente de trabajo y por el seguro de la moto, para imputarles los gastos hospitalarios. Me pareció perfecto, aunque me sorprendió la celeridad con la que actuaron, mayor que mi propia reacción, para declarar el siniestro como accidente de trabajo.

Aunque la mayoría de las enfermedades de origen laboral quedan ocultas como comunes, el año pasado se registraron 25.678 enfermedades profesionales en el Reino de España, la mayoría sin baja, entre ellas 94 canceres y 945 enfermedades respiratorias. En Euskadi, 3.343 enfermedades, incluidos 45 cánceres. Entre enero y agosto de 2024, son 18.206 enfermedades en el reino, con 2.163 enfermedades y 31 cánceres en Euskadi, cifras qué aumentan sin cesar, generando un problema social del cual la CEOE no quiere hablar, ocultándolas como absentismo. Pero estas cifras, solo representan la punta del iceberg, dado qué la mayoría de las enfermedades de origen laboral quedan ocultas, debido al incumplimiento del Real Decreto 1299/2006 por la mayoría de los profesionales sanitarios, que se resisten a “comunicar sospecha” tras el diagnostico de una enfermedad incluida en el Listado de Enfermedades Profesionales y de posible origen laboral, que generaría una investigación por el Instituto de Seguridad y Salud Laboral, en nuestro caso OSALAN, acerca del posible riesgo laboral y qué finalmente el INSS resuelve. También ayuda a la ocultación la actitud pasiva de la mayoría de sindicalistas, olvidando en su actividad la importancia de visualizar él daño y lograr las prestaciones de enfermedad profesional, incluida la reclamación por daños, al ser derivadas de las precarias condiciones de trabajo.

No es lógico, que un trabajador enfermo de cáncer pulmonar, pleura, fosas nasales, laringe, vejiga o próstata…, acuda a la Mutua para ser tratado con quimioterapia o para la intervención quirúrgica del tumor. Acude a OSAKIDETZA, OSASUNBIDEA u otras Instituciones Sanitarias Autonómicas de carácter público. Cuando digo trabajador/a incluyo a las personas jubiladas a las qué se les concede una Incapacidad Absoluta, total, incluidas las prestaciones de viudedad tras el fallecimiento a causa de un cáncer profesional o neumoconiosis (asbestosis, silicosis...). Una vez reconocida la prestación por el INSS y el origen de la enfermedad, ni OSAKIDETZA ni el resto de la Sanidad Pública deben asumir los costes hospitalarios y sanitarios generados por dicha enfermedad profesional. Si los gastos no se imputan a la Mutua correspondiente, deja al descubierto la deficiente gestión, o posible complicidad, con las Mutuas para desmantelar la Sanidad Pública. La persona enferma o fallecida cotizó durante su vida laboral a la contingencia profesional; por tanto, está asegurada en la contingencia profesional, asumiendo el coste de la prestación de incapacidad y gastos sanitarios generados.  

Algunas enfermedades profesionales, no generan especial gasto sanitario-epicondilitis, tendinitis, túnel carpiano-, pero otras requieren ingreso hospitalario o intervención quirúrgica. Los canceres de pulmón y otras enfermedades respiratorias generan considerables costes con sus ingresos hospitalarios. Un estudio realizado por OSALAN en 2008, cifró en 106.056.881 euros el sobrecoste que asumía OSAKIDETZA a causa de las enfermedades laborales. Se pueden discutir las cifras, pero sin duda representan unos valiosos recursos, que podrían mejorar las condiciones de trabajo de las personas empleadas en OSAKIDETZA y el conjunto de la Sanidad Pública.

Mónica García, Ministra de Sanidad, y Alberto Martínez, nuevo consejero de Salud del Gobierno Vasco, deben abordar con urgencia esta problemática, junto a las fuerzas sindicales o sociales, dado que supone la pérdida de importantes recursos económicos, uniendo ello a la exigencia de cumplimiento del R.D. 1299/2006 por parte de los profesionales sanitarios. Mejoraría la prevención de los riesgos en las empresas y de las enfermedades laborales y se dispondría de más recursos para la atención primaria. Es cierto qué con la enfermedad profesional no es posible actuar con la misma celeridad que con él accidente de trabajo, en tanto que requiere su reconocimiento previo por el INSS tras la investigación de los riesgos por la Inspección de Trabajo, OSALAN, y el informe del EVI. Una vez reconocido, sus costes hospitalarios deberían ser imputados automáticamente a la Mutua que gestione las cotizaciones por accidente de trabajo y enfermedades profesionales.

 

activista por la salud laboral y miembro de ASVIAMIE.
Fuente:
www.sinpermiso.info, 27 de septiembre 2024

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