La renta de la supervivencia

Carme Porta

Sergi Raventós

26/03/2020

En estos momentos de gran parálisis económica y que provocará un descalabro en las economías de todo el planeta, vuelve a emerger con fuerza la propuesta de la Renta Básica Incondicional. Las razones son diversas, pero la razón principal es que es una medida que proporciona dinero a todo el mundo sin distinción de ningún tipo, sean cuales sean sus ingresos.

Cuando el presidente del gobierno dice que el coronavirus no entiende de colores políticos, ni de fronteras, ni de ideología, ni de clase…, hay una parte del mensaje que no se reconoce o no se quiere reconocer: las desigualdades sociales y las clases también son evidentes en la salud, y en la enfermedad. Es sabido, por ejemplo, que la esperanza de vida es diferente según donde se vive y en qué condiciones. Estas diferencias pueden llegar hasta nueve años de vida o más de un barrio de clase burguesa como Pedralbes en un barrio de clase obrera como Torre Baró, en Barcelona.

Sería bueno reconocer que la forma como afrontaremos esta pandemia no será igual para las personas confinadas en mansiones o casas con suficiente espacio, que para la gente que vive en pisos pequeños, masificados y poco iluminados; por no hablar de la gente sin hogar. Las desigualdades sociales, de género y de clase están muy presentes. No las escondamos.

Mucha gente tendrá que ir a trabajar porque no puede dejar de ingresar un dinero imprescindible y deberá jugarse la salud. Puestos de trabajo que son básicos pero están totalmente precarizados. Por ejemplo, las personas que reparten comidas a domicilio, trabajadores y trabajadoras de la limpieza o de supermercados, servicios básicos en esta crisis, deben trabajar pudiendo enfermar o, incluso, a trabajar enfermos. Quizás otras personas deberán quedarse en casa, perdiendo dinero por el tipo de trabajo que no les permite hacer teletrabajo. O aquellas personas obligadas a cerrar pequeños negocios de restauración y que no saben cuándo podrán volver a abrir.

Eso por no hablar de la situación en la que se encuentran, para combatir el coronavirus, los trabajadores y trabajadoras de la sanidad pública catalana o de los servicios sociales de emergencia que sufrieron los recortes importantes de Boi Ruiz y Andreu Mas-Colell y ahora no disponen ni de suficiente personal ni de recursos suficientes. Unos recortes que entre 2009 y 2013 supusieron unos 7.715 millones, según la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda.

Estamos hablando de la mayoría de la sociedad; personas que no tienen su existencia material garantizada y que no tienen ninguna seguridad económica ni ahorros para poder afrontar esta pandemia. En Catalunya hemos pasado en pocos días de 400.000 a 600.000 personas paradas. Algunos medios hablan de que el Reino de España volverá a superar los cuatro millones de personas en paro y las estimaciones de la OIT hablan ya de la posible pérdida de 25 millones de puestos de trabajos en Europa. Y en esta situación, las mujeres, el 51% de la población, se encuentran en niveles más altos de desempleo, una brecha salarial del 21,9% de media en todo el estado y con jornadas y puestos de trabajo más precarios.

En estos momentos de gran parálisis económica y que provocará un descalabro en las economías de todo el planeta, vuelve a emerger con fuerza la propuesta de la Renta Básica Incondicional. Las razones son diversas, pero la razón principal es que es una medida que proporciona dinero a todo el mundo sin distinción de ningún tipo, sean cuales sean sus ingresos. Y podría ser muy eficaz, especialmente en esta pandemia.

La Renta Básica es una medida de carácter universal que da una seguridad económica básica. La propuesta es que el importe sea igual o superior al umbral de la pobreza. Es una propuesta que no estigmatiza como lo hacen las ayudas acondicionados y, al mismo tiempo, salva el escollo de los controles burocráticos y requisitos de comprobación que tienen la mayoría de estas ayudas que, por otra parte, se han revelado insuficientes y poco eficaces, como ha quedado patente con la Renta Garantizada de Ciudadanía que cubre sólo un 10% de las familias que tienen derecho.

La Renta Básica Incondicional pone sobre la mesa el derecho a garantizar su existencia económica. Este planteamiento choca con un sistema centrado en el beneficio económico de unos cuantos y conlleva cambios sociales y económicos de largo alcance.

El futuro próximo no es muy esperanzador y será una etapa muy dura para muchas personas. Hay que hacer hincapié una vez más en que sólo un 1% de la población mundial acumula el 82% de la riqueza global. Ha quedado demostrado que hay dinero suficiente para dar respuesta a esta emergencia sanitaria, social y económica que se suma a la situación ya complicada de pobreza de más de una quinta parte de la población catalana. Es hora de una Renta Básica universal e incondicional.

es madre, feminista, independentista y periodista en diversos medios. Miembro de la Red Renta Básica. Trabaja en una entidad del Tercer sector
es Doctor en Sociología y Trabajador Social de una Fundación de salud mental en Barcelona. Es miembro de la Junta de la Red Renta Básica. Trabaja en una entidad del Tercer sector
Fuente:
https://catalunyaplural.cat/es/la-renta-de-la-supervivencia/
Temática: 

Subscripción por correo electrónico
a nuestras novedades semanales:

El responsable de tratamiento de tus datos es Asociación SinPermiso y la finalidad del tratamiento es hacerte llegar nuestras novedades. Puedes ejercer tus derechos en materia de protección de datos contactando con nosotros*. Para más información consulta nuestra política al respecto (*ver pie de página).