Michele Giorgio
14/05/2023Khader Adnan no era "líder de la Yijad Islámica", como han dicho y escrito tantos. En lo que se había convertido era en un símbolo de "sumud" (resistencia) para su organización y para todos los palestinos. Y lo que es más importante, Adnan era uno de los 1.000 palestinos -de un total de unos 5.000 presos políticos- encarcelados en Israel que no han sido sometidos a juicio alguno y a los que no se permite conocer el motivo oficial de su detención.
Khader Adnan, de 45 años, natural de Arrabe (Yenín) y padre de nueve hijos, murió la noche del lunes al martes en la prisión de Nitzan (Ramle) tras una larga huelga de hambre de 87 días.
Tras su muerte, muchos palestinos tuvieron palabras de elogio para con él, llamándole héroe, mártir, luchador. Pero Adnan pasará a la historia por su lucha contra la "detención administrativa" practicada por Israel, que el 5 de febrero había vuelto a meterlo entre rejas sin juicio.
Adnan pasó los últimos años de su vida luchando contra esta forma potencialmente indefinida de "detención preventiva", legado del Mandato Británico en Palestina (1917-48) que Israel sigue empleando casi exclusivamente contra los palestinos bajo ocupación militar. Lo hizo utilizando el único medio de protesta posible, la huelga de hambre, en cinco ocasiones distintas: durante 25 días en 2004, 67 en 2012, 54 en 2014 y 25 en 2021. El martes se convirtió en el primer preso político palestino desde 1992 que muere por huelga de hambre en Israel. Fuentes palestinas informaron de que otros seis presos habían muerto en circunstancias similares en 1970, a principios de la década de 1980 y en 1992.
Para justificar la detención de Adnan, las autoridades israelíes insisten en que pertenecía a la Yijad Islámica, y los medios de comunicación israelíes añaden que el detenido había expresado públicamente su apoyo a la lucha armada. Pero Khader Adnan no fue objeto de procesamiento por causa alguna, ni esta vez ni las anteriores. No se presentaron cargos concretos contra él, ya que se trata de una forma de detención que tiene como objetivo principal "retirar de la circulación" a un palestino considerado incómodo o peligroso, durante meses, en algunos casos años, sin que los servicios de inteligencia presenten ninguna prueba de sus supuestos "delitos".
A lo largo de décadas, activistas, juristas, personalidades, centros internacionales y locales de derechos humanos se han pronunciado contra esta práctica, que los británicos, primero, y luego los israelíes han empleado contra los palestinos –ha habido muy pocos casos de ciudadanos israelíes sometidos a detención administrativa-, pero sin resultado.
La salud de Adnan se había deteriorado rápidamente en las últimas semanas. Su familia había advertido que se estaba muriendo y que corría riesgo de sufrir un ataque al corazón debido a sus anteriores huelgas de hambre, que lo habían puesto varias veces al borde de la muerte. Se acusa a las autoridades israelíes de negarse a trasladarlo a un hospital en abril, tras deteriorarse su estado, pese a que necesitaba tratamiento médico inmediato. Afirmaron que el detenido "se negó a someterse a pruebas médicas y a recibir tratamiento médico". El tribunal militar de Salem había prorrogado sumariamente dos veces la orden de detención administrativa de Adnan y le había denegado la libertad bajo fianza el 23 de abril. El 1 de mayo, el juez de apelación del tribunal militar aplazó su decisión otros diez días.
Tras su muerte, el Consejo Palestino de Organizaciones de Derechos Humanos (PHROC) acusó a las autoridades de "asesinato lento" y "asesinato premeditado" de Khader Adnan. Su esposa, Randa Musa, también atacó a sectores palestinos no especificadas que "no hicieron nada concreto para detener la lenta muerte" de su esposo, palabras dirigidas con toda probabilidad a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que no actuó para conseguir la liberación de Adnan. Por su parte, el primer ministro de la ANP, Muhammad Shtayyeh, acusó a las autoridades israelíes de "asesinato deliberado", y el Ministerio de Asuntos Exteriores pidió una investigación internacional sobre las circunstancias de la muerte del preso.
La Yijad Islámica advirtió que la muerte de Adnan no quedaría impune. Se celebraron manifestaciones y concentraciones de protesta en Cisjordania y Gaza, donde se convocó una huelga general.
En las horas siguientes a la muerte del detenido se produjo una lenta pero acelerada escalada militar. Los ataques con cohetes desde Gaza a Israel por parte de la Yijad, Hamás y otros grupos resultaron esporádicos al principio, y luego se hicieron más sostenidos. Hacia la noche del martes se habían lanzado 22 cohetes, algunos de los cuales cayeron en Sderot y otros núcleos de población, sin causar víctimas. Israel atacó Gaza con su artillería y su aviación, y luego anunció a través de sus dirigentes que su respuesta se recrudecería con el paso de las horas.
Se ha ido imponiendo cada vez más el redoble de la guerra, y apenas se mencionó ya la cuestión de la detención administrativa, condenada por el Derecho internacional como violación de los derechos humanos.