Hugo Blanco
04/03/2007
El mes pasado fui invitado por una heroica comunidad a la conmemoración de una masacre de campesinos que lucharon por la tierra y con su sangre lograron que ésta pase a manos de quien la trabaja. Fue emocionante la escenificación de la masacre.
Recordé la frase que estaba clavada en el cerebro de Mariátegui: El problema del indio es el problema de la tierra.
Eso fue terriblemente cierto. Ahora ya dejó de serlo.
Antes de la invasión
A lo largo y ancho del continente Abya Yala (América), antes de la invasión europea no existió la propiedad individual de la tierra, la habitaban colectividades.
A diferencia de Europa, el desarrollo de la agricultura y la ganadería no impulsó el surgimiento del esclavismo sino transformó el colectivismo primitivo en otras formas de colectivismo. Surgieron capas privilegiadas, pueblos privilegiados, pudiera ser que algún tipo de esclavismo en la servidumbre doméstica, pero la base de la producción no fue el esclavismo como en Grecia o Roma, sino la organización colectiva con distintas denominaciones en las múltiples culturas (ayllu en quechua, calpulli en nahuatl).
Latifundio importado
Con la invasión europea se implantó la servidumbre semifeudal: El dueño de la tierra usurpada a las comunidades indígenas concedía el uso de pequeñas parcelas a los siervos, quienes tenían que pagar por dicha concesión con días de trabajo en las mejores tierras de propiedad del latifundista en provecho de éste.
Sin embargo este no era sino el aspecto central de la servidumbre. El indígena debía pagar con cabezas de ganado por apacentar en los pastos naturales pertenecientes a la hacienda. El ganado del hacendado era cuidado por indígenas que como pago recibían el derecho de pastoreo de unas pocas cabezas de ganado. Propios eran campesinos enviados intempestivamente a ir a pie con lluvia y viento durante días, conduciendo las cargas de los productos de la hacienda a las ciudades y de éstas productos urbanos para la hacienda. El pongueaje y la semanería eran el servicio doméstico que debían prestar los campesinos y las campesinas en la casa del patrón.
Había muchas otras obligaciones de acuerdo a la imaginación del amo. Él era el juez, tenía calabozos, violaba cuando quería, maltrataba físicamente cuando le daba la gana (El hacendado Bartolomé Paz hizo marcar con hierro candente la nalga de un indígena), se cometieron impunes asesinatos, etc.
En el Perú la revolución de la independencia cortó los lazos del dominio político directo de Europa, pero se mantuvo la dependencia económica en función de los intereses extranjeros, europeo primero y posteriormente yanqui. También continuó el latifundio con el implícito aplastamiento de la población indígena y africana descendiente de los esclavos.
Ese latifundio opresor y todo el servilismo que llevaba consigo comenzó a desplomarse con el insurgimiento del movimiento de La Convención de los años 60. No en vano los indígenas del país que vivieron esa época, aún hoy, a pesar de la opresión que todavía sufren en muchos aspectos, exclaman ¡Ahora ya somos libres!.
Fin de la hacienda
Los altos precios que tenían los productos exportables de la zona semitropical del Cusco incentivaron al gamonalismo serrano a usurpar la tierra de las comunidades amazónicas, como éstas no aceptaban ser sometidas al servilismo entraron campesinos de la sierra que sí estaban habituados a él.
El sistema de opresión fue del mismo tipo que en la sierra, ejercido en forma más fuerte pues en la zona no estaba presente la ley que débilmente servía de algún amparo en la sierra.
El campesinado inmigrante sufría por el clima, las enfermedades y la alimentación a los que no estaba acostumbrado. Murieron grandes cantidades por el paludismo. El trabajo era fuerte pues había que desbrozar la selva y luego hacer plantaciones que a diferencia de los productos serranos no eran cosechables ese mismo año (cacao, café, coca, té, árboles frutales).
La voracidad de los hacendados hacía que exigieran más días de trabajo por mes. La necesidad de los campesinos que veían la esperanza de obtener algo de dinero con esos productos y que para cultivarlos necesitaban tiempo, hacía que ellos quisieran trabajar menos días para la hacienda.
Mientras que en la sierra la explotación de siglos se hizo costumbre entre explotadores y explotados, en la ceja de selva las novedades fueron puestas en tela de juicio.
Se organizaron sindicatos impulsados por la Federación de Trabajadores del Cusco para pedir rebaja de las obligaciones del campesino al patrón, se tomaron abogados, se presentaron pliegos de reclamos.
Se dio un tira y afloje entre hacendados y campesinos, se suscribieron algunos pactos en los que los hacendados cedieron un poco.
Sin embargo no todos los hacendados estaban dispuestos a las tratativas, los más feroces decían: ¿A quién se le ocurre la locura de que yo voy a discutir con mis indios la forma en que tienen que servirme? ¡Voy a botar y meter a la cárcel a los cabecillas!. Y así lo hacían pues tenían en sus bolsillos al Poder Judicial, al poder político, a la Policía y a la prensa.
La multiplicación de sindicatos fortaleció al campesinado que con movilizaciones logró impedir los desalojos legales y sacar a los compañeros de la cárcel. Pero donde no había discusión de los pliegos los campesinos iniciaron huelgas exigiendo pactos. Las huelgas consistían en no trabajar para los hacendados y en ese tiempo trabajar mejor su parcela, de modo que el campesinado no sufría la huelga como los obreros o los empleados, sino disfrutaba de ella. A los 9 meses de huelga, en 1962, en la asamblea del sindicato de Chaupimayo decidimos por unanimidad que ya que el patrón no quería discutir, dejaríamos ese reclamo, que ese día terminaba la huelga y se convertía en Reforma Agraria, que ya nunca se volvería a trabajar para el patrón pues él no había venido con la tierra al hombro.
Las huelgas se extendieron por más de 100 haciendas, lo cual aunque no en forma explícita como en Chaupimayo, sino en forma implícita, significó la Reforma Agraria en los valles de La Convención y Lares hecha por el propio campesinado.
Los hacendados andaban armados y amenazaban a los campesinos, cuando éstos se quejaban a la policía ella les contestaba ¡Qué quieren indios sinvergüenzas, le están robando las tierras al patrón y él tiene derecho a matarles como a perros!. En vista de eso el campesinado tuvo que organizar grupos de autodefensa y me eligió para formarlos. Luego el gobierno de los hacendados ordenó la represión, me persiguieron, prohibieron las asambleas de la Federación y comenzaron agresiones al campesinado, entre ellas el abaleamiento de un niño de 11 años por un hacendado. Una asamblea de 4 sindicatos me ordenó que al frente de un grupo armado fuera a pedir cuentas al hacendado. En el camino no pudimos evitar un choque armado con la policía donde cayó un policía, posteriormente en otro choque cayeron 2. La policía masacró campesinos desarmados. Luego de unos meses nuestro grupo fue dispersado y sus miembros capturados.
Sin embargo la resistencia armada alarmó a los militares que estaban en el gobierno, ellos pensaron: Si estos indios han resistido en forma armada el comienzo de la represión, la zona ha de arder cuando pretendamos obligarles a que vuelvan a trabajar para los hacendados, lo que ya no hacen durante varios meses. Mejor reconocemos legalmente lo que han hecho los indios y así pacificamos la zona .
Y así salió la ley de Reforma Agraria para La Convención y Lares el año 1962.
Fue cierto que esto calmó la zona, pero encendió al resto del país, pues los campesinos de otras zonas decían ¿Porque no hemos agarrado las armas no nos dan la tierra? .
Se iniciaron tomas de tierras en la sierra incluyendo el departamento de Lima. El presidente de los hacendados, Belaúnde, contestaba con masacres como la de Solterapampa que mencioné al inicio, los militares quedaron preocupados de que la entidad obsoleta de la hacienda semifeudal provoque la extensión del movimiento, con la experiencia que tuvieron en La Convención decidieron tomar el poder y extender a todo el país lo que hicieron en aquella zona. En 1968 Velasco Alvarado tomó el poder y extendió la Reforma Agraria a nivel nacional. La falta de respeto por la comunidad indígena disgustó a los campesinos, pero quedó sepultada la institución del latifundio semifeudal importada de Europa.
Ahora
Así el eje del problema indígena dejó de ser el problema de la tierra. Subsistió la opresión, pero en diversos otros aspectos que eran derivaciones del problema de la tierra.
La lucha indígena continuó y continúa combatiendo todas las formas de opresión y logrando avances:
Educación: La población indígena en la época del latifundio no tenía derecho a educarse a pesar de lo que la ley dijera. En plena lucha contra el latifundio comenzó la implementación de escuelas con maestras(os) pagadas(os) por el campesinado colectivamente en locales construidos por la población. (El hacendado Romainville secuestró a una maestra y se la llevó de cocinera. El hacendado Marques hizo destruir la escuela en momentos en que los alumnos estaban adentro, los niños huyeron espantados). Luego del triunfo sobre el latifundio vino la lucha que obtuvo que las escuelas fueran pagadas por el estado y se implementó la educación secundaria. Ahora hay profesionales hijos de campesinos indígenas.
Salud: También en este aspecto el campesinado indígena implementó postas sanitarias con sus propios recursos y después logró que el estado las sostenga.
Los analfabetos no tenían derecho al voto, ahora lo tienen.
Municipios: En la época del gamonalismo era inimaginable un alcalde campesino indígena. Ahora hay muchos municipios gobernados por ellos, unos más democráticos que otros.
Hay indígenas en el parlamento.
Orden público y justicia: En muchos lugares hay una parcial sustitución del poder judicial y la policía corruptos por el campesinado organizado.
Hay lucha permanente contra las autoridades corruptas.
Probablemente la lucha más importante hoy día es contra la contaminación minera.
El neoliberalismo ataca los productos campesinos con precios bajos.
Hay resurgimiento del latifundismo, ya no en forma semifeudal, sino capitalista, con asalariados.
La lucha se extiende a todos los aspectos de la opresión indígena: la organización social, la lengua, la medicina, la música, las costumbres, los alimentos nativos, la coca, etc.
La Historia vista con perspectiva de décadas nos muestra que, roto el sistema de servidumbre semifeudal denunciado por Mariátegui, se abrieron las compuertas para la lucha indígena en todos los campos.- Marzo 2007
Hugo Blanco es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO
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