Rolando Astarita
22/07/2023Tal vez el punto más controvertido de la teoría monetaria de Marx gira en torno al rol monetario del oro. La idea dominante, incluso entre los marxistas, es que la teoría de Marx habría sido válida cuando la libra esterlina, el dólar estadounidense y otras monedas eran oficialmente convertibles al oro, pero habría quedado desactualizada con la inconvertibilidad oficial (en el caso del dólar los billetes no fueron redimibles en oro desde enero de 1934).
En varias entradas anteriores (véase, por ejemplo, aquí, aquí, aquí) señalamos las principales críticas a este enfoque. Entre los argumentos, sostuvimos que, según la teoría de Marx, el dinero surge de la necesidad de expresar el valor de las mercancías a través de un equivalente que encarna valor (tiempo de trabajo social, objetivado). Por eso, según este enfoque, el valor del dinero no puede fundarse simplemente en el respaldo de los gobiernos, ni es mera creación estatal. Más aún, como señaló Marx con respecto a regímenes monetarios sin convertibilidad oficial (Prusia, Inglaterra durante períodos prolongados en el siglo XIX), la relación del billete con el oro se establecía a través del mercado (el valor del billete puede ser considerado la inversa del precio del oro).
Pero además, y esto es clave, es un dato de la realidad que el oro continúa siendo un activo de reserva de los bancos centrales de las principales potencias. A fines de 2022 representaba el 77% de las reservas oficiales de EEUU (8.133 toneladas de oro); el 73,5% de las de Alemania (3.366 toneladas); 68.3% de Italia y 63,2% de Francia. Son cifras no despreciables en términos de riqueza inmovilizada. Por ejemplo, las reservas oficiales de oro de EEUU, al precio (julio 2023) de la onza troy US$1.957 equivalen a unos US$ 560.000 millones (el valor libro registrado en la FED es mucho menor, US$ 42,22 la onza). ¿Para qué se mantiene atesorada esa masa de valor? Una teoría monetaria coherente debe poder explicar esta permanencia del oro en los sistemas monetarios.
Aumentos recientes de compras de oro de bancos centrales
A fin de actualizar nuestro argumento, destacamos que en los dos últimos años varios bancos centrales han aumentado significativamente las compras del metal amarillo. Según el World Gold Council, el año pasado los bancos centrales agregaron a sus reservas 1.136 toneladas; un aumento del 152% con relación al año anterior. Fue el 13° año consecutivo de compras netas; y fue la demanda anual más elevada desde que se llevan registros, 1950. La tendencia parece continuar este año. En el primer trimestre de 2023 los bancos centrales junto a otras instituciones oficiales incrementaron sus tenencias de oro en otras 228 toneladas; un aumento de 176% con respecto a 2022. También es sostenida la demanda de oro (monedas y barras de oro principalmente) con motivos de atesoramiento: en 2022 fueron 1.107 toneladas. Y si bien bajó la demanda de oro para ETF, las tenencias de oro de estos, a finales de 2022, totalizaban 3.473 toneladas (ETF, siglas en inglés de Exchange Traded Fund; es un activo que cotiza en la bolsa y está respaldado por un subyacente, en este caso oro).
Volviendo a las reservas de los bancos centrales, el mayor comprador en los últimos meses es el Banco Popular de China (BPC). Después de un período en que había disminuido sus compras, en noviembre de 2022 anunció la compra de 62 toneladas. Con ella las reservas oficiales de oro superaron por primera vez las 2.000 toneladas. Las compras continuaron en la primera mitad de 2023; hoy (principios de julio) el stock de oro del BPC alcanza las 2.330 toneladas.
La motivación detrás de las compras de oro
Cada vez más analistas del mercado del oro y funcionarios de los bancos centrales reconocen que con sus compras de oro muchos bancos centrales procuran respaldar sus monedas en un activo que no es pasivo de otro gobierno o banco central. En particular, se trata de reducir la dependencia con respecto al dólar como moneda de reserva (se ha operado una desdolarización de reservas internacionales en los últimos años; volveremos sobre este tema en una próxima entrada). En particular, la disminución de la exposición al dólar estaría en el primer plano de las preocupaciones de China. Las sanciones de la OTAN a Rusia tras la invasión a Ucrania fueron una alerta. Con respaldo de sus aliados europeos EEUU congeló reservas oficiales rusas; excluyó a Rusia del sistema de comunicación SWIFT para las transacciones financieras internacionales; y le prohibió vender petróleo en dólares. Las compras de oro por parte de bancos centrales, y el de China en primer lugar, se explican en este contexto de tensiones geopolíticas crecientes. Recordemos que las reservas de China, valuadas en unos US$ 3,2 billones, están mayoritariamente en dólares y bonos del Tesoro de EEUU. Las compras de oro reducen la exposición a represalias financieras y monetarias; y fortalecen el respaldo de las monedas nacionales.
En una perspectiva histórica, se calcula que alrededor de 208.874 toneladas de oro han sido minadas a lo largo de la historia (WGC, febrero 2023), de las cuales aproximadamente dos tercios lo fueron entre 1950 y el presente. Siempre según el WGC, todo el oro extraído de la tierra entraría en un cubo de 22 metros de lado (en su Oro y moneda en la historia 1450-1920 Pierre Vilar dice que todo el oro disponible en Europa en 1500 podía ser contenido en un cubo de 2 metros de lado). Dato para los defensores de la teoría cuantitativa del dinero: la masa de moneda-oro nunca pudo compararse a la cantidad de mercancías multiplicada por sus precios (incluso cuando rigió el patrón oro).
Destacamos a su vez que se mantiene el rol del metal amarillo como reserva de valor: a fines de 2022 el oro en barras y monedas, incluido el que respaldaba ETFs, totalizaba 46.517 toneladas (22% del total). El stock de oro en forma de joyería alcanzaba las 95.547 toneladas (46%). Una parte de este oro se emplea en joyería barata, ya que el objetivo es el atesoramiento (por ejemplo, en India). A su vez, los bancos centrales reunían 35.715 toneladas (17%); “otros” stocks 31.096 toneladas (15%).
El oro como “existencia de la riqueza abstracta”
Los datos anteriores encajan mal con la conocida afirmación de Keynes de que el oro en su rol monetario sería “una bárbara reliquia”, en vías de extinción, o poco menos. Es que pasan los años y las décadas y los stocks de “la bárbara reliquia” se sostienen e incluso se incrementan, a la par que crece la riqueza burguesa. La teoría de Marx, en cambio, sugiere una explicación del fenómeno que parte de reconocer que el oro representa una relación social (El Capital, cap. 1, t. 1). De manera que su atesoramiento debe poder explicarse por la misma naturaleza del modo de producción capitalista. En este respecto, Marx rescata el elemento de verdad contenido en el ideal mercantilista de acumular oro y plata: es manifestación, dice, de “la vocación de la sociedad burguesa, hacer dinero”. Acumular oro es incrementar “la existencia de la riqueza abstracta” (Contribución a la crítica de la Economía Política). Es “abstracta” porque el valor de uso del oro pasa a ser expresión de su contrario, del valor, algo que es puramente social, por fuera del contenido material de la riqueza (cuestión teóricamente irresoluble para los que explican el valor del dinero-oro por su utilidad). Lo cual subyace a la aspiración de “formar el tesoro eterno, al que no devoran la polilla ni la herrumbre” (Contribución…).
En definitiva, todo indicaría que el oro sigue siendo “la forma siempre pronta, absolutamente social de la riqueza” (El Capital)., no solo para inversores privados, sino también para los Estados capitalistas y sus bancos centrales. De ahí también el fetiche del oro. La crítica marxista no debería pasar por alto estas cuestiones, que están en el seno de las contradicciones de la mercancía (y en consecuencia, del capital).