Tomás Fernández Robaina: un gran puente

Jose Antonio Figueroa

30/05/2024

La muerte de Tomás Fernández Robaina -Tomasito-, ocurrida en la Habana, el 24 de mayo, nos hace caer en cuenta que la frase “ha dejado un vacío difícil de llenar” no es un simple lugar común. Su carácter de puente en el más amplio sentido de la palabra deja un vacío en las conexiones entre las comunidades intelectuales críticas de la diáspora y las de adentro de la isla; también queda un vacío en las obligatorias conexiones que tienen que existir entre los colectivos organizados de la isla y un Estado cada vez más alejado de las tradiciones críticas sobre las que fundamentó su creación. También deja la gran responsabilidad de seguir uniendo, conceptualizando y reforzando los vínculos entre las causas que unen los reclamos de las comunidades particulares y específicas que al interior de Cuba siguen sufriendo distintas formas de exclusión por sus inclinaciones sexuales, por la persistencia del racismo y de la desigualdad económica, con las acciones específicas que está obligado a implementar el estado si quiere materializar las aspiraciones de igualdad en las que se fundamenta el socialismo. Intelectuales y activistas puente como Tomás Fernández son cada vez más necesarios en un mundo y en un tiempo en el que el fascismo se empodera cada vez más de la política global, cuando la idea de democracia radical se aleja cada vez más de los proyectos políticos, cuando la guerra se expande y se consolidan en el mundo los sectores más reaccionarios y militaristas, impactando por igual a la sociedad cubana dentro y fuera de la isla.   

Nacido el 7 de marzo de 1941, su entrada a la juventud coincidió con la revolución cubana en 1959 y su vida se convertiría en un testimonio y en un posicionamiento ante los grandes y distintos desafíos que ha planteado la construcción de una sociedad y de un sistema político que se proclama socialista. La vida y obra de Tomasito estuvo marcada por los grandes desafíos que vivió un intelectual y militante al confrontarse a las visible grietas que plantea el denominado socialismo ante los problemas étnico raciales, de género y de clase del mundo contemporáneo. La forma como Tomasito enfrentó, padeció y reflexionó estos desafíos ha sido especialmente aleccionadora por su convicción revolucionaria y por su inquebrantable decisión de permanecer en la isla sin abandonar una posición crítica. Desde esta posición construyó un puente intelectual y político que comunicaba las luchas simbólicas, culturales y materiales, y daba a las problemáticas cubanas un carácter internacional mediante activos vínculos que mantuvo con la academia especialmente norteamericana; esta semilla también ha venido creando frutos en otros países latinoamericanos como Venezuela y México y especialmente en Ecuador, donde logró asentarse durante el período progresista de Rafael Correa un importante contingente de intelectuales cubanas y cubanos, con una gran cercanía y un gran conocimiento de la obra de Tomás Fernández Robaina.  

Como miembro activo de la Biblioteca Nacional José Martí, Tomasito, conoció y exploró los archivos y consolidó una trayectoria que tenía como horizonte sacar a luz las problemáticas que afectan especialmente a los sectores racializados y estigmatizados por sus preferencias sexuales, tanto en la historia de Cuba como en el contexto post-revolucionario. Su indagación permitió una producción intelectual que abarcó el campo del ensayo, la literatura, los estudios de género y la problemática racial. Tomasito produjo obras literarias, históricas y sociológicas en las que se superponen la ficción, la realidad, la subjetividad y la experiencia social.

De su vasta producción, Misa para un Ángel constituye una majestuosa obra que visibiliza de manera clara ese carácter de puente que fue Tomás Fernández Robaina al mismo tiempo que nos devela el vacío que produce su ausencia en un mundo que se descuaderna afectando profundamente a la misma revolución cubana. Misa para un Ángel publicada por primera vez en el 2010, es el cumplimiento de una promesa que se hizo el autor luego de la tumultuosa huida de Cuba hacia Miami en 1980 de su íntimo amigo, el escritor Reinaldo Arenas y de su trágica y temprana muerte, diez años después en Nueva York.

Arenas se suicidó en 1990 a consecuencia de los padecimientos del SIDA, luego de una prolífica producción literaria y de una activa vida homosexual tanto en Cuba como en los Estados Unidos. La evocación de la vida de Reinaldo Arenas la hace Tomás Fernández Robaina como su compañero de aventuras y también como víctima de la persecución que la revolución cubana había implementado durante el reforzamiento de un sistema que reprimía a las disidencias sexuales al tiempo que promovía un humanismo mediante consignas como la de la “construcción de un hombre nuevo”. Parte de la vida y aventuras de Reinaldo Arenas junto a Tomasito van desde los recorridos por los puntos de encuentro de la vida homosexual en la Habana y otras ciudades como Santiago, incluyendo además los testimonios sobre el papel de las trágicas Unidades Militares de Ayuda a la Producción, como cuarteles de experimentación y tortura, hasta el propio presidio que vivió Arenas en diversas ocasiones por su disidencia sexual y política.

No está demás mencionar, sin embargo, que vistas en perspectiva más general las UMAP fueron sólo una de las expresiones de todo el proceso de articulación de la medicalización, la represión y la tortura que se consolidó durante todo el régimen de la guerra fría y del cual los Estados Unidos y el resto de América Latina hicieron un amplio uso a partir de los años cincuenta como nos lo revelan trabajos como la doctrina del Shock de Naomi Klein. También vale subrayar que la misma producción y difusión de la obra de Tomás Fernández no hace más que evidenciar la existencia de una robusta memoria crítica dentro de Cuba que ha sido capaz de enfrentar las disposiciones más rígidas emanadas de la represión dominante durante periódicos ciclos en el país. La visibilización de los traumas sociales que afectan a las poblaciones estigmatizadas sexualmente en la obra de Tomasito ha sido fundamental en el paulatino reconocimiento de estos sectores y seguirá sin duda ocupando un lugar protagónico en lo que podría esperarse sea una ampliación de sus derechos sociales, políticos y económicos en un contexto distinto al de las pluralidades y multiculturalidades neoliberales que imperan por fuera de Cuba.

Su obra también se inscribe en una tradición crítica que ha sido sostenida principalmente desde el arte como nos lo muestra la impresionante obra de Tomás Gutierréz Alea, entre lo más reconocido. Vale recordar también que una cara tremendamente visible de la cultura cubana como Pablo Milanés, quien tuvo un paso por las UMAP, declaró en distintas entrevistas que el régimen estaba en deuda de reconocer el trágico papel de que estas habían tenido en la historia del socialismo cubano.

El formato narrativo de Misa para un Ángel se devela también como un puente ya que es una doble conexión entre el propio Tomás Fernández y el espíritu, paradójicamente ateo, anti comunista y racionalista de su gran amigo Reinaldo Arenas, lo que hace que el libro no sea sólo una propuesta de conexión del aquí con el más allá, sino que trae a la escena cultural cubana a una figura marginalizada por la oficialidad. El formato de Misa Para un Ángel también establece una poderosa conexión entre creencias religiosas o místicas de fuerte raigambre popular como sucede con el espiritismo y lo que se podría llamar la crítica cultural.

Tomás establece un puente entre lo sagrado y lo secular: Misa para un Ángel muestra cómo una narrativa oscilante entre la ficción y el testimonio valida una vez más el papel profundamente subversivo y  crítico de un arte que, a la vez que presupone un irrompible vínculo con la realidad, exhibe las artificialidades discursivas y políticas en las que se fundamenta. Las sesiones espiritistas son accidentadas en su propia factura ya que el espíritu ateo, crítico e incrédulo de Arenas no encaja fácilmente con el misticismo de la ritualidad que lo convoca; sin embargo, ante las insistencias de su amigo, el espíritu de Arenas responde, superando sus propias convicciones y  dándonos a entender que el vínculo de la amistad y la complicidad pueden ser más fuertes que los vínculos que resultan de las convicciones compartidas y de la convivencia cotidiana en el marco de la nación. En un despliegue de franqueza que sólo lo permite la amistad el narrador insiste en las dudas sobre la huida de su amigo, y abren un espacio para las reflexiones propias que refuerzan sus convicciones y su decisión de quedarse. En la sesión de espiritismo se hacen visibles los puentes entre lo personal y lo político imprescindibles para seguir soñando en la democracia popular.

En una parte de Misa para un Ángel, Tomas Fernández revela, a través del narrador, los deseos que tenía de reencontrarse con Reinaldo en uno de sus viajes a Nueva York luego de que ésta había fallecido. En el texto nos muestra cómo lo logró al quedar fascinado de la representación que Javier Bárdem hizo de Reinaldo Arenas en la película Antes que Anochezca, estrenada en el año 2000. El narrador apropiándose de una idea de Gina Montaner, quien describió la actuación de Bardem como una reencarnación, transmite a los lectores la dimensión mágica del arte como posibilidad de reproducción de la vida. Pero antes de que caigamos en el melodrama, el narrador se distancia de la experiencia de ver a su amigo reencarnado y nos señala silencios y debilidades en la película que el podía ver por su cercanía a Reinaldo Arenas.   

Puente, conexión de lo cercano y lo lejano, visibilización política de la exclusión por género, clase y raza, cercanía pasional y distancia crítica, fusión del testimonio y la ficción, constituyen algunos de los legados de Tomás Fernández Robaina.  Su erudición bibliotecaria y su generosidad fueron fundamentales para mi estadía en la Habana en el segundo semestre del 2019. Las conversaciones que tuvimos en la Habana junto a Alexander Hall, fueron fundamentales para mi investigación sobre la masacre del Partido Independiente de Color. Entre las empresas que nos hereda está la responsabilidad de ampliar y continuar su legado. 

 

profesor de la Universidad Central del Ecuador, ha escrito y publicado sobre violencia, nacionalismo, racialización y etnicidad en contextos como Colombia, Ecuador, Cuba y Cataluña. Entre sus textos más destacados está el libro Realismo Mágico, vallenato y violencia política en el Caribe Colombiano (Icanh, Bogotá, 2009) y el artículo “Guerra privatizada, capitalismo lumpen y racismo en la frontera Ecuador-Colombia” (Urvio, Flacso-Quito, 2009).
Fuente:
Sin Permiso, 30/05/2024
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