La República del pincel y la pluma. Fernando Garrido Tortosa (1821-1883)

Xavier Granell

17/10/2024

Podríamos considerar un tópico argumental la enumeración de elogios y alabanzas que acostumbran a introducir la trayectoria individual de alguna figura histórica, por regla general masculina, y la posterior instigación a reconstruir la memoria pública en torno, precisamente, de la personalidad en cuestión. Si bien este tópico a veces va acompañado de razón, las siguientes líneas, aun estando dedicadas a la biografía y la obra pública de Fernando Garrido Tortosa (1821-1883), tienen poco que ver con esta práctica. Hablaré básicamente de una trayectoria particular integrada dentro de un movimiento revolucionario que llamamos republicanismo. Destacaré, además, de qué manera trató de ganarse la vida esta figura republicana y algunos de los aspectos más distinguidos de su activismo radical.

Fernando Garrido nació en Cartagena en una familia de tradición liberal vinculada a la marinería. Se trasladó a Cádiz durante la segunda mitad de la década de 1830 y rápidamente se involucraría políticamente con los sectores socialistas seguidores de las ideas de Charles Fourier. Allí, y a diferencia de la primera generación de fourieristas, el joven Garrido mantendría contactos con las organizaciones locales democráticas que emergieron alrededor de 1840 con la colaboración en la prensa republicana de la época. También en Cádiz, Garrido se iniciaría en el arte de la pintura bajo las instrucciones de Luis Sevil. Familiarizado con la pintura de retratos, este oficio le acompañará hasta el final de sus días y será una de sus principales fuentes de ingresos. El oficio paterno será el principal legado –puede que el único– de Garrido hacia uno de sus hijos: Leandro Ramón. Nacido en Bayona fruto de la relación con la inglesa Elizabeth Allsop –quien provenía de una familia vinculada con el radicalismo inglés y la literatura romántica (su padre, Thomas Allsop, era conocido como el discípulo favorito de Samuel Taylor Coleridge)–, Leandro Ramón Garrido (1868-1909) se formó en Inglaterra, España y Francia. Interesado por las temáticas costumbristas, su obra pictórica destacó por la plasmación de escenas íntimas y las tonalidades sombrías (véase Woman in a KitchenThe Lady with the GlovesThe New Born y The Lure of Sirens).

A mediados de los años 1840, Fernando Garrido se trasladará a Madrid, donde entrará en contacto con socialistas destacados como Sixto Cámara, Federico C. Beltrán o Juan Sala. Con ellos, difundió las ideas socialistas a partir de diversos periódicos que serían constantemente censurados por el gobierno de Narváez. La militancia en la sociedad secreta democrática y socialista Los Hijos del Pueblo provocó la entrada en prisión de Garrido el año 1850. Después de once meses, fue liberado con la condición de salir del país. Exiliado en Londres, conocería a prohombres del radicalismo europeo como Giuseppe Mazzini, Albert Darasz, Arnold Ruge y Ledru-Rollin, con quienes formó parte del Comité Central Democrático Europeo que encabezaba el italiano. Se inició así una dinámica de exilio y activismo transnacional que acompañó al de Cartagena de por vida: Nápoles, Lisboa, Oporto, Bruselas, Londres o París serán algunos de los destinos donde residirá y, en algunos casos, se relacionará, trabajará y conspirará con republicanos y radicales de diferentes rincones (de Giuseppe Garibaldi a Louis Blanc y de Mijaíl Bakunin a Víctor Hugo).

Con la Revolución de 1868, Fernando Garrido pasaría a formar parte del recientemente fundado Partido Republicano Democrático Federal, además de participar en las protestas contra el reclutamiento militar obligatorio (las quintas) que se estaban produciendo en el contexto de la primera guerra de independencia cubana (1868-1878) y ser elegido diputado en dos ocasiones. Durante la experiencia de la primera República democrática (1873-1874), las tareas del pintor y activista republicano cambiaron. Fue designado funcionario colonial en Islas Filipinas, concretamente intendente general de Hacienda. En el archipiélago del pacífico residiría hasta el golpe de Estado del General Pavía en enero de 1874 y la instauración de una República autoritaria. El exilio, el pincel y las conspiraciones volverían a definir la vida de Garrido durante la segunda mitad de la década de 1870, donde pasaría de Portugal a Francia y se incorporaría a las redes insurreccionales formadas por exiliados republicanos españoles en París. Su retorno a la península se producirá el año 1879. Hasta su muerte en Córdoba en 1883, se mantendrá inmerso en los debates federales y abogando por la unión republicana.

Un rasgo definitorio del activismo de Fernando Garrido al largo de toda su vida fue la propaganda a partir de la escritura. La producción y circulación de textos desde donde difundir el ideario republicano era una práctica habitual y recurrente entre los grupos radicales. De hecho, la libertad de prensa fue una de las reivindicaciones centrales de los sectores democráticos, a la vez que las sedes de los periódicos eran espacios de reunión y encuentro. Pero en el caso de Garrido fue, también, una forma de ganarse la vida. Escribió hojas volantes, artículos de prensa, catecismos, cartas privadas y públicas, obras de teatro, novelas, cuentos, notas biográficas y libros de historia, muchos libros de historia. Además, su producción histórica y la cantidad de información que fue capaz de recopilar en sus publicaciones sobre asociacionismo, formación de cooperativas, reacciones populares en contextos bélicos o la propia narrativa histórica de los movimientos republicanos, han situado esta ingente obra como una fuente de gran interés para los historiadores contemporáneos. Para publicar tanto durante tanto tiempo, Garrido necesitó vínculos editoriales estables, como el que le brindó el editor barcelonés Salvador Manero. Bajo el sello editorial Manero publicarían miembros de las filas republicanas como Ceferí Tresserra, Roque Barcia o el propio Garrido, pero también parte de la literatura escrita en catalán entre las décadas de 1860 y 1880. La relación entre Salvador Manero y Fernando Garrido parece que no se limitó al compromiso político compartido y a los acuerdos contractuales: Carmen Garrido, una de las hijas de Fernando garrido, se casó con el editor.

Así, ya sea a través de la pluma o de la movilización política, Garrido clamó por la soberanía popular y contra la monarquía (absoluta o constitucional); por la libertad de pensamiento y contra las persecuciones religiosas; por las cooperativas de producción, distribución y consumo y contra la tiranía del capital; por la república federal española, ibérica y europea como la mejor manera de articular diferencias; por los derechos naturales heredados de la Revolución Francesa como fundamento innegociable de todo orden democrático y contra la sospecha, desconfianza y represión constante del individuo por parte del Estado liberal; por la redistribución de la tierra y contra las desamortizaciones liberales, y por el asociacionismo obrero y democrático de los artesanos radicalizados y contra la economía política capitalista. Huelga decir, a modo de conclusión, que la democracia, el socialismo y la aspiración a construir una república federal no eran ideas abstractas de mentes brillantes, sino prácticas que han definido nuestra contemporaneidad a partir del asociacionismo cotidiano de hombres y mujeres comunes.

Doctorando en historia contemporánea por el European University Institute de Florencia donde desarrolla una tesis titulada "Empire in Revolution. Republican Politics in Global Spain (1868-1878)". Su publicación más reciente es "Democracia transnacional. Federalismo, lenguajes raciales y prácticas asociativas en el republicanismo meridional europeo (c. 1850-1870)", Rubrica Contemporánea, 2024.
Fuente:
Memoria del futuro, 10/10/24 https://memoriadelfuturo.eu/la-republica-del-pincel-y-la-pluma-fernando-garrido-tortosa-1821-1883/

Subscripción por correo electrónico
a nuestras novedades semanales:

El responsable de tratamiento de tus datos es Asociación SinPermiso y la finalidad del tratamiento es hacerte llegar nuestras novedades. Puedes ejercer tus derechos en materia de protección de datos contactando con nosotros*. Para más información consulta nuestra política al respecto (*ver pie de página).