Oportunidades de las situaciones críticas: invierta en armamento

Daniel Raventós

27/03/2022

De una situación crítica aproveche la parte positiva porque hay oportunidades. Imperial estolidez con la que se aconseja encontrar las “partes buenas” (o positivas) de toda situación crítica. Con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, una situación crítica excepcional, la parte positiva es que invertir en armamento, en las industrias (sic) de material bélico, es muy rentable. Se puede ganar mucho dinero.

Hasta la fecha, Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman, Raytheon y General Dynamics, que son las cinco mayores empresas armamentísticas que cotizan en Wall Street, están de fiesta. Las cinco han tenido una revalorización media en los últimos diez años de más del 400%. Y desde la invasión de Ucrania miel sobre hojuelas. Desde entonces los gigantes del sector acumulan subidas en cotización por valor de más de 24.000 millones de euros. 

Y el horizonte es muy prometedor. Suenan tambores de guerra en la Unión Europea y en EEUU. Vuelven las uniones sagradas en la llamada defensa “nacional”. Suben las acciones de las empresas que se dedican a tan desinteresado producto para matar poblaciones y destruir ciudades. Las europeas del ramo están también de fiesta. La británica BAE Systems se encuentra en máximos históricos. A la alemana MTU Aero Engines, a la italiana Leonardo o a la francesa Thales también les va bien. A la alemana Rheinmetall AG decir que le va bien es poco. El gráfico muestra su evolución en bolsa desde marzo del año pasado. Si usted hubiera invertido 1.000 euros a principios del año actual ahora tendría 2.400. Si hubiera invertido un millón… En tres meses es una progresión espectacular. Con el anuncio del gobierno alemán de incrementar el gasto militar, más concretamente, una partida extra de 100.000 millones de euros para modernizar al ejército alemán y un incremento de la inversión anual en defensa de más del 2% del PIB, las acciones de Rheinmetall AG se han disparado.

 

Este 2% del PIB en la industria de la muerte ha provocado algún problemilla con algunos diputados de algún partido del gobierno alemán llamado progresista, pero todo hace pensar que se arreglará. El partido liberal, que forma parte también del gobierno, no tiene ningún problema con sus diputados en esta cuestión porque una cosa es que sean normalmente contrarios a la deuda pública cuando se trata de gastos sociales, por ejemplo, pero cuando se trata de invertir en armamento es una inversión por la libertad (resic). Una mequetréfica concepción de la libertad, la liberal, pero ahí está. Esta decisión del gobierno también ha levantado una decidida resistencia en un manifiesto que promete ser muy firmado y difundido, iniciado por algunos académicos, miembros de la Fundación Rosa Luxemburg y de Die Linke, entre otros. Interesante es la defensa que hace el manifiesto del Estado de bienestar y de la democracia, y la argumentación sobre el ataque que supone a ambos la decisión del gobierno alemán que dirige el socialdemócrata Scholz.

A la empresa armamentística española Indra tampoco le va mal en lo que llevamos de año. De un valor de 9,645 a principios de año al 10,28 en la última cotización del viernes 25 de marzo, no es mucho, pero las perspectivas son más que buenas. Los tambores de guerra ofrecen grandes oportunidades a las personas que saben ser positivas (reresic) en las situaciones más críticas. Oportunidades, efectivamente. Y situación más positiva que las perspectivas de fabricación armamentística en una guerra importante, no puede desearse por parte de las grandes empresas de la muerte.

Tambores de guerra. El portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados declaró el 15 de marzo sobre el aumento de los gastos militares: “Es un compromiso que no está en discusión y que el Gobierno va a cumplir para tener capacidad de respuesta ante desafíos como el de Ucrania”. Cosa que se traduce en un aumento del 2% del PIB para este fin: armas y lo que las envuelve. A la altura de lo que los gobiernos europeos están haciendo: tambores de guerra que se traduce en aumento del gasto para los ejércitos. El mismo portavoz del PSOE dijo que “España debe estar a la altura”. Si la “altura” se refería a la locura belicista tantas veces repetida en el siglo XX y XXI o a la racionalidad de la lucha por la paz, no hay duda de que, para Héctor Gómez, pues ese es el nombre del portavoz del PSOE, se refería a la primera. El portavoz del PSOE no se refería, pongo por ejemplo, a estar a la “altura” como lo exige el Manifiesto a favor de la objeción de conciencia y de la deserción en Rusia y en Ucrania: “que la Unión Europea y el Reino de España en particular acepten las peticiones de asilo de quienes desertan de la guerra o huyen del reclutamiento obligatorio, de acuerdo al derecho universal a la objeción de conciencia. Matar en una guerra no es un ‘deber cívico’”. No, la “altura” de Gómez es el 2% del PIB para armas.

24.000.000.000 euros, mil arriba mil abajo, eso es el 2% del PIB, y se trata de una cifra considerable. Esto representará más de 500 euros por habitante. Muy superior a la actual cifra que estaría situada en torno a los 15.700 millones, unos 332 euros por habitante. Aunque estas cifras están por debajo de lo real. Una cosa es el gasto de los presupuestos dedicados a la llamada “defensa” y otra lo que sumaría si contabilizamos lo que se destina al Instituto Social de las Fuerzas Armadas (ISFAS), el Instituto de Vivienda, Infraestructuras y Equipamiento de Defensa, y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) Esteban Terradas, entre otros destinatarios de gasto militar que no cuenta en los presupuestos.

¿Qué tenemos por delante? El PSOE es un partido de orden monárquico, de sumisión a los dictados militaristas del imperio, de acatamiento de los diseños institucionales construidos en beneficio de los dominadores, que gobierna el Estado que es el séptimo mayor exportador mundial de armas. Eso es conocido y no se trata de inventar la rueda repitiendo evidencias triviales. Pero quizás valga la pena recordar su ideario militar. En su último programa electoral podemos leer como proyecto: “la creación de un ejército europeo” (pág. 275). También: “Fomentar la ubicación de unidades militares en zonas que sufren problemas de despoblación, con el acuerdo y en colaboración de las autoridades locales y autonómicas, y dejando a salvo los intereses de la defensa nacional” (pág. 163). Y aunque parezca broma, también se dice: “Promoveremos un código de conducta europeo para las exportaciones de armas y equipos militares, así como la creación de listas de países vetados para este tipo de comercio, de obligado cumplimiento, y con mecanismos compensatorios para mutualizar, a nivel de la UE, el perjuicio que puedan causar estas medidas en el tejido industrial y en el empleo” (pág. 276). Es suficiente.

De momento, el reino de España sigue exportando material militar a Arabia Saudí, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Israel… campeones mundiales de los derechos humanos como es de sobra conocido.

Alguien con buen criterio podría alegar que los programas electorales son para ser pisoteados por parte de los propios autores. En temas militares, como podemos apreciar cada día que pasa, los programas electorales no solamente no se abandonan, sino que se extreman, en otros temas no, es cierto. Por destacado ejemplo de los temas electorales que no se extreman, sino que se pisotean, podemos leer en el mismo programa del mismo partido del mismo año (2019) que:

“Promoveremos la solución del conflicto de Sáhara Occidental a través del cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas, que garantizan el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Para ello, trabajaremos para alcanzar una solución del conflicto que sea justa, definitiva, mutuamente aceptable y respetuosa con el principio de autodeterminación del pueblo saharaui, así como para fomentar la supervisión de los derechos humanos en la región, favoreciendo el diálogo entre Marruecos y el Frente Polisario, con la participación de Mauritania y Argelia, socios claves de España, que el enviado de la ONU para el Sáhara Occidental está propiciando”.

Ha pasado poco más de dos años. Y ya se sabe lo que opina ahora este partido gubernamental sobre el derecho de autodeterminación de los saharauis. Los partidos del orden y de la sumisión al que realmente manda tienen esta característica: radicalizan su parte del programa más sumiso al orden y se patean lo que valdría la pena mantener. Tampoco se trata de escandalizarse. Es algo repetido. ¿Se acuerdan de la OTAN y el PSOE y su “de entrada, no”? Pues eso. 

Así que, en resumen, si quieren aprovechar la oportunidad que ofrece la crisis del momento: inviertan lo que puedan en la producción de la muerte armamentística. Sean positivos. Ganarán dinero, es muy rentable. Al menos a corto plazo, porque ya saben que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.

Es editor de Sin Permiso. Doctor en Ciencias Económicas, profesor titular de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona. Su último libro es "La renta básica: ¿Por qué y para qué?" (Catarata, 2021).
Fuente:
www.sinpermiso.info, 27-3-2022

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