Marruecos: las víctimas del terremoto lamentan la apatía del poder

Rachida El Azzouzi

15/09/2023

"¡Ayúdenos! No tenemos nada más, lo hemos perdido todo". Las llamadas de ayuda se han multiplicado en las redes sociales y en los medios de comunicación de todo el mundo desde el terremoto que golpeó el suroeste de Marruecos el viernes 8 de septiembre y arrasó pueblos enteros.

Muchas víctimas, que a veces todavía no han visto el rostro de un socorrista, de un soldado, de un cargo electo, dan testimonio de su angustia e impotencia desde esa noche de terror, en la provincia de Al-Haouz, en la región de Marrakech-Safi, y en la de Taroudant, en la región de Agadir.

Aislados del mundo, sobreviven en las estribaciones del Atlas en total pobreza, sin agua, comida y electricidad, y se agotan para despejar los escombros con las manos desnudas, días enteros, con la esperanza de salvar vidas pero también de encontrar a los muertos para enterrarlos con dignidad.

Mientras que el balance de víctimas sigue aumentando (casi 3.000 muertos hasta la fecha y casi el doble de heridos), se inicia una carrera contra el tiempo para proporcionar primeros auxilios, recursos vitales, agua, comida, tiendas de campaña, mantas. Muchos no ocultan su ira hacia el Estado marroquí, que aceptó el domingo 10 de septiembre la ayuda humanitaria de solo cuatro países: España, Reino Unido, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos.

Como esta mujer que cuenta en lágrimas, en un video publicado en X (antes Twitter), haber perdido a diez miembros de su familia y haber visto a su hermano herido morir ante sus ojos por falta de ayuda; o ese hombre que observa, también llorando, los cadáveres de los suyos que se descomponen bajo el calor porque la burocracia le niega el derecho a enterrarlos en condiciones decentes hasta que haya proporcionado un certificado de defunción.

Ciertamente, en estas regiones montañosas y sin salida al mar, subdesarrolladas,  abandonadas desde hace décadas por el poder central, los deslizamientos de tierra han hecho inaccesibles algunos pueblos, complicando la tarea de los socorristas, impidiendoles que circulen. Hay que encontrar caravanas, caminar a pie, usar un burro... “No importa la nacionalidad del socorrista, no se le puede teletransportar. No se puede actuar ni en helicóptero”, confía un voluntario sobre el terreno. Pero muchos pueblos accesibles sufren la misma situación, según bastantes testimonios.

La socióloga franco-marroquí Mariame Tighanimine ha perdido a diez de los miembros de su familia, que vivían en una comunidad de aldeas de cien habitantes, en las alturas del Haut-Atlas, en la región de Taroudant. “No hemos visto ni el ejército ni la ayuda, aunque nuestros pueblos son accesibles. La carretera ha quedado dañada pero es transitable, hay pistas. Podemos movilizarlos”, dice a Mediapart.

Aquí como en cada una de las zonas afectadas, que en tiempos normales ya sufren un estado disfuncional, si no inexistente, no se cuenta con él sino con el sistema D, con la solidaridad de los marroquíes, con los niños que se fueron al éxodo, a la ciudad o al extranjero, en Europa, con la esperanza de una vida mejor, y que regresan, desamparados, con alimentos, hacen llamamientos a realizar donaciones por internet.

La temida lluvia

“No tenemos electricidad, el agua y la comida empiezan a faltar, pero lo que más nos asusta no es lo inmediato, por difícil que sea, sino las próximas semanas, los meses. Hay que encontrar tiendas de campaña, sacos de dormir, testifica Mariame Tighanimine, una parte de cuya familia ha vivido en Francia durante varias generaciones. Las casas tradicionales de adobe se han derrumbado, las casas modernas se han mantenido pero son frágiles, tienen grietas y no se recomienda volver a ellas, ya que podrían colapsar".

Según la presidenta de UNICEF Francia, en el micrófono de France Info, “aproximadamente 300.000 personas están sin hogar y duermen en la calle, bajo mantas, incluidos 100.000 niños”.

La preocupación no deja de crecer. La población teme la lluvia anunciada de miércoles a viernes en algunas partes del reino. En estas zonas especialmente en estrés hídrico, golpeadas por la sequía, la lluvia era, antes del terremoto, muy esperada.

La inquietud también agita a muchos marroquíes: ¿dónde están las personas que encarnan al Estado, el rey Mohammed VI, el jefe de gobierno, los ministros?

Casi cuatro días después del terremoto, el martes 12 de septiembre, a última hora de la tarde, Mohammed VI realizó su primera visita a las víctimas en un hospital de la ciudad de Marrakech, según la agencia oficial MAP especificando que “se interesó por el estado de salud de los heridos”, antes de donar sangre, ese gesto de solidaridad que los marroquíes se han apresurado a hacer desde que tuvo lugar la tragedia, el viernes 8 de septiembre.

Pero el soberano, cuya última aparición fue a finales de julio, en la fiesta que celebraba su ascensión al trono en 1999, todavía no se ha expresado públicamente. Cuando la tierra tembló, el que es apodado “el rey a pesar de sí mismo” y cuyos problemas de salud (tiene sarcoidosis, una enfermedad del sistema inmunológico) ya no son un secreto, estaba desde el 1 de septiembre en París (donde posee una mansión cerca de la Torre Eiffel con un valor estimado de más de 80 millones de euros) en visita privada.

Tras 24 horas de silencio, apareció el sábado 9 de septiembre presidiendo, en chilaba y fez de fieltro rojo, una reunión de crisis en el palacio real de Rabat, junto a su hijo, de 20 años, el príncipe heredero Moulay el-Hassan, sin el cual ya no aparece en público. Su única aparición mediática ha sido reproducida continuamente desde entonces en los canales públicos del reino como imágenes sin sonido de unos segundos.

En cuanto al jefe del gobierno, Aziz Akhannouch, solo ha escrito un tuit, el sábado 10 de septiembre, donde presenta sus condolencias “a las familias de las víctimas” y saluda los “esfuerzos considerables realizados por las autoridades públicas [...] en cumplimiento de las altas instrucciones reales de Su Majestad”.

En febrero de 2004, durante el terremoto en la región de Al Hoceima, en el norte de Marruecos, que causó más de 600 muertos, el rey visitó a los afectados seis días después.

Periodista, es la corresponsal de Mediapart para el Magreb.
Fuente:
https://www.mediapart.fr/journal/international/120923/seisme-au-maroc-les-victimes-deplorent-l-apathie-du-pouvoir?utm
Temática: 
Traducción:
Enrique García

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