Richard Greeman
04/11/2016El miércoles 26 de octubre, el conocido historiador y activista de derechos humanos marroquí Maâti Monjib y cinco de sus colegas fueron arrastrados hasta el Tribunal Supremo de Rabat para responder a los cargos de "ataques a la seguridad nacional" y "recibir fondos del extranjeros." Se enfrentan a un máximo de cinco años en prisión por sus actividades como periodistas de investigación, defensores de derechos humanos y miembros del Movimiento 20 de Febrero, la versión marroquí de la "primavera árabe" de 2011.
Dos días más tarde, estallaron manifestaciones contra el gobierno en todo Marruecos después de que los medios sociales difundieran la historia de Mousine Fikri, un vendedor de pescado que murió aplastada dentro de un camión de basura, mientras trataba de impedir la destrucción de un cargamento de pescado que le había confiscado la policía. El Movimiento 20 de Febrero, que todos suponían desaparecido, saltó de nuevo a la vida y dirigió la organización de las protestas, que se extendieron a 40 ciudades.
Estos dos acontecimientos - el juicio contra Monjib y las manifestaciones en todo el país – no están desconectados. Monjib y sus coimputados -periodistas, activistas de los medios, y luchadores por los derechos humanos-, ya eran una espina clavada para el régimen, incluso antes de las manifestaciones de 2011. Desde entonces ellos y sus compañeros han luchado valientemente por la libertad de prensa, al mismo tiempo que desarrollaban una infraestructura interactiva para informar en Internet y la interacción que hace posible movilizaciones en tiempo real sobre el terreno como las que han tenido lugar esta semana. Sus esfuerzos no han sido en vano, a pesar de años de hostigamiento, incluyendo campañas de difamación en los medios de comunicación oficiales, arrestos con acusaciones morales falsas y el actual juicio por traición. Como ilustran los titulares de hoy, los medios de comunicación social, siguen siendo una herramienta potente en manos de los oprimidos, y el régimen autoritario del rey Mohammed VI tiene "buenas" razones para perseguir a activistas de los medios como Monjib y sus amigos.
Un largo tira y afloja
El dominio de los medios de comunicación social, aparentemente ha nivelado el terreno de juego en la larga lucha por la democracia y los derechos humanos en Marruecos. Sobre el terreno, ayuda a coordinar las movilizaciones de masas que desafian al régimen en las calles, exigiendo el fin de la corrupción, la brutalidad y la injusticia que resumen el grito (y hash tag) de Hoga ! (opresión). Mohammed VI, fuera del país en una visita oficial, no ha vuelto a tomar las riendas de la situación de emergencia. En cualquier caso, las autoridades no se atreven a reprimir por la fuerza las manifestaciones y sentadas en víspera de la próxima conferencia de Cambio Climático (COP) en la ciudad de Marrakech, en la que se juega la reputación internacional de la Monarquía como una isla progresiva de estabilidad en el mundo árabe. El momento no podría ser peor para Mohammed VI.
El tira y afloja por abajo se corresponde con una guerra de propaganda en el aire en la que, por una vez, ambas partes están bien armadas. El régimen controla todos los medios de comunicación oficiales "verticales" y puede interpretar la verdad como quiera. El movimiento popular réplica en Internet, a través de sus redes sociales horizontales y periodistas-blogueros de investigación. Así ha ocurrido con la historia de la muerte de Mousine Fikri en los medios de comunicación rivales.
El régimen está intentando satisfacer las exigencias de justicia sin hacer justicia. El fiscal real en la ciudad de Alhucemas ha procesado con toda parafernalia a once funcionarios. Consiguió ser citado por el New York Times . Pero mejor no mirar demasiado cerca. Para calmar la furia popular, los once policías y los inspectores de pesca han sido detenidos, pero acusados de "falsedad documental" (de hecho, por haber manipulado el informe del incidente). Serán liberados cuando las cosas se calmen. Sin embargo, el fiscal no está investigando quién dio la orden de encender la trituradora de la parte trasera del camión de la basura vacío. (El pescado aún no había sido cargado). De acuerdo con la revista independiente en internet Le Desk , esta operación requiere la cooperación de dos trabajadores: el conductor para encender la electricidad en la cabina y su ayudante para bajar la palanca situada en la parte trasera del camión, desde donde presumiblemente se podía ver a Fiki y sus amigos. Los testigos citados han declarado que escucharon a alguien dar la orden: "triturarlo".
Las autoridades están clasificando la muerte de Fiki como un accidente. En las redes sociales, se le llama un "crimen de estado". Pocos creen que el régimen mantendrá su promesa de "investigar" la muerte de Fiki: después de cinco años el Ministerio del Interior todavía no ha encontrado al responsable de la muerte de 15 manifestantes el 20 de febrero de 2011 - la fecha que dio nombre al movimiento popular. El régimen, a través de sus sitios web oficiales y de sus aliados, también ha inundado la web con desinformación diseñada para confundir y desacreditar lo que dicen los manifestantes y los medios independientes. Pero esas versiones increíbles solo convencen a los súbditos ya convencidos de las virtudes reales.
Antecedentes de esta lucha
El levantamiento democrático en Marruecos (también conocido como "Revolución 2.0" o "la revolución de los medios sociales") no fue derrotado en la primavera de 2011, aunque llegó a un punto muerto en su lucha con el Majzen (o estado profundo) que gobierna supremo tras la fachada de una monarquía pro-occidental progresista, sobre la base de un Islam moderado bien controlado (el rey es también “Comendador de los fieles”). En julio de 2011, Mohammed VI logró desviar las reivindicaciones del movimiento democrático hacía una vía electoral, proponiendo una nueva constitución más "liberal" en un referéndum de urgencia.
Esta Constitución de "compromiso" obtuvo un poco creíble 98,7% de los votos, y nunca ha entrado en vigor, au contraire . A medida que la primavera democrática se desvaneció en la memoria, el Majzen, sediento de venganza, comenzó a apretar los tornillos a los activistas del Movimiento 20 Febrero y de derechos humanos y, sobre todo, a los periodistas de investigación independientes, que denuncian la corrupción y la opresión. Por ejemplo, mi buen amigo Ali Anouzla, un periodista independiente que en 2011 fue el primero en hacer pública la noticia de las revueltas en Túnez y Egipto a los marroquíes, fue encarcelado en 2013 por incitar al terrorismo (de hecho, por denunciar la corrupción de la Monarquía)
Mientras tanto, de 2009 a 2016, el Centro de Estudios y Comunicación de Rabat, formó a cientos de jóvenes periodistas y activistas de derechos humanos en la utilización de las herramientas electrónicas del periodismo ciudadano, en particular, de la aplicación conocida como StoryMaker (mencionada en la acusación contra Maâti Monjib y sus estudiantes). El Centro fue fundado por Monjib (Profesor de Historia de la Universidad de Rabat) y lleva el nombre del tolerante filósofo medieval árabe-andalusí Ibn Rochd (Averroes).
Represión
A medida que aumentó la represión en 2015, el gobierno obligó al Centro a cerrar. Monjib, un académico internacionalmente conocido que asiste con frecuencia a conferencias internacionales, fue detenido en el aeropuerto de Casablanca y se le prohibió salir de Marruecos. Sólo después de 20 días de huelga de hambre pública el gobierno levantó la prohibición. Pero a continuación el fiscal hizo una serie de acusaciones sin fundamento que culminaron en el Tribunal Superior de Rabat de "ataques contra la seguridad del Estado" y "malversación de fondos", pero el juicio una vez más se aplazó la semana pasada, tal vez porque no hay pruebas.
Otra razón por la que el régimen está tratando de desacreditar a Monjib es la edición de su libro titulado Islamistas frente a laicos: diálogos y confrontaciones que recoge los debates entre representantes de dos partidos islámicos independientes con dirigentes socialistas y personalidades laicas. Este fue el primer diálogo público entre ambos sectores, que hasta entonces han resuelto con demasiada frecuencia sus diferencias con sangre, y fue recogido por Al Jazeera y otros medios de comunicación serios. Estas reuniones continuaron y dieron como resultado el acercamiento de las dos partes en un movimiento pro-democrático común, como recientemente se ha logrado en Túnez. El Majzen, cuya política es "divide y vencerás", con razón considera este acercamiento una amenaza a su hegemonía.
Como resultado de estas actividades, Monjib ha sufrido una sostenida campaña de calumnias destinada a destruir su reputación como erudito, activista de derechos humanos y hombre de paz. Sitios web pro-gubernamentales siguen arrojando contra el todo tipo de calumnias sobre su intachable vida personal y financiera. El mismo Monjib había analizado estas técnicas en un artículo publicado antes de que él mismo se convirtiese en una de las víctima. En primer lugar, los activistas son atacadas en medios cercanos a los servicios secretos con el fin de desacreditarlos y preparar a la opinión pública para lo que viene a continuación. Se distinguen tres tipos de calumnias: sexuales para los islamistas, drogas para los activistas jóvenes y corrupción para las personalidades de la izquierda. A continuación son públicamente acusados de "alta traición", "espionaje", "posesión de drogas", "evasión de impuestos", "negocios ilegales", etc., a menudo cambiando las acusaciones y manteniéndoles sometidos a los tribunales.
Se ha creado en Francia un comité de defensa (con el apoyo de Noam Chomsky) y son muy necesarias fondos y apoyo. Por favor háganlo en solidaritemonjib@gmail.com .
Teoría y práctica
Entre los graduados más prometedores del Centro Ibn Rochd se cuentan dos de los jóvenes acusados con Monjib ante el Tribunal Superior de Rabat: Samad Iach y Hicham Mansouri. El año pasado, el frágil y estudioso Mansouri fue detenido, condenado y enviado a prisión con la falsa acusación de vivir de la prostitución. Iach y Mansouri se encuentran ahora en el exilio en París, donde están trabajando como periodistas y estudiando comunicación en la Universidad. En el borrador de su tesis, Mansouri demuestra cómo los debates en internet sobre democracia y revolución precedieron las revueltas de 2011 y muestra cómo "las personas con un interés común en la democracia construyeron redes sólidas y organizaron acciones políticas". Y concluye: "armados con sus teléfonos inteligentes conectados a Internet, miles de jóvenes activistas y ciudadanos-periodistas han tenido éxito a la hora de burlar la censura y suministrar información en tiempo real, fomentando al mismo tiempo compartir contenidos, comentarios e interacciones entre los ciudadanos-usuarios". Esto es claramente una mala noticia para los déspotas corruptos en todas partes, Marruecos incluido.
De acuerdo con Forbes , Mohammed VI es el hombre más rico del Norte de África y el quinto más rico del continente. El Rey controla y obtiene beneficios en todas las esferas de la economía nacional, por ejemplo, los fosfatos, la exportación más rentable de Marruecos, así como la industria pesquera. Su Majestad ha impuesto un sistema electoral que hace que sea imposible que cualquier partido puede obtener la mayoría absoluta, y la nueva Constitución, elaborada por una comisión cuyos miembros fueron nombrados por el Rey, deja todo el poder en sus manos. A diferencia de su padre, Hassan II, que durante su largo reinado (1961-1999) fue famoso por su uso de secuestros, torturas y largos encarcelamientos, Mohammed VI, un autócrata moderno “progresista”, que prefiere nuevos métodos de represión, como los utilizados por la "progresiva" y pro-occidental dictadura de Aliev en el poscomunista Azerbaiyán, considerado uno de los peores violadores de derechos humanos en el mundo. [ 1 ] Mohammed VI tiene excelentes razones para querer vengarse del profesor Monjib y sus amigos, aunque este entre la espada y la pared. Manténganse al tanto.
Aunque el mundo parece algunos días un lugar horrible, el tira y afloja en Marruecos inspira esperanza ... y urge solidaridad. Por favor, densela.
Notas: