Hollywood: ¿Un final feliz para la huelga de guionistas?

Kathleen Sharp

David Dayen

08/10/2023

¿Qué hemos aprendido de la huelga de guionistas de Hollywood?

Kathleen Sharp

Se suponía que este año iba a ser un fiestón de amor para el mundo del espectáculo. Disney, Warner Brothers y los promotores del cartelón de Hollywood, mundialmente famoso, habían planeado celebrar sus centenarios, con un agradecimiento especial a los "narradores que han despertado la alegría" del cine.

Había tantos actores, guionistas y otros trabajadores zumbando alrededor de los estudios de Burbank, Studio City y Culver City que prácticamente se podía oír el zumbido de una colmena cinematográfica y televisiva de 134.000 millones de dólares.

Para la primavera, sin embargo, el zumbido había desaparecido. Tras negociar durante dos meses con la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP - Alliance of Motion Picture and Television Producers) para conseguir mejores salarios, seguridad laboral y más personal, el Sindicato de Guionistas norteamericano (WGA, Writers Guild of America) se declaró en huelga en mayo.

Ahora, la huelga de guionistas ha terminado y los 11.500 miembros del WGA van a votar sobre el acuerdo. Dado que el sindicato obtuvo todo lo que pedía en mayo, la ratificación del acuerdo por tres años es una conclusión inevitable.

Repasemos las lecciones aprendidas por ambas partes en este acontecimiento histórico.

Los magnates deben sopesar el ambiente

A los directores ejecutivos de Hollywood les gusta pensar que saben sopesar el ambiente. Pero si llevan demasiado tiempo en el asiento del capitán, pueden acabar miopes y ver sólo lo que tienen frente a ellos y no 10 metros (o 10 años) por delante.

Si hubieran prestado atención, habrían sabido que se han producido en todo el país 275 huelgas en lo que va de año. Profesores, estudiantes, camareros, trabajadores agrícolas, enfermeras, botones, camareras de hotel, estibadores...la lista es interminable. Hasta las strippers de un Club de topless de Hollywood Norte se afiliaron a un sindicato en mayo, tras 15 meses de lucha.

El auge sindical se debe en parte a la pandemia. Demostró a los trabajadores lo indispensables que son para la economía, lo mal pagados que están por su trabajo y lo despectivamente que les tratan la mayoría de los empresarios. Tampoco ha ayudado el hecho de que algunas empresas les hayan subido los precios a sus clientes, culpando a la inflación. De hecho, la unidad de cable Comcast, propiedad de NBC Universal, ha triplicado sus tarifas mensuales en los últimos años, lo que ha llevado a los consumidores a cortar el cordón umbilical. Estas multinacionales parecen desconectadas de la mayoría de los estadounidenses.

Los guionistas deben permanecer unidos

En la última huelga de 2007, los productores ejecutivos (showrunners) mejor pagados presionaron a los guionistas peor pagados para que se conformaran con un acuerdo que era peor. No se conformaron, pero la división no auguró nada bueno para la solidaridad.

Este año, el WGA acordó permanecer unido. Este verano, cuando las temperaturas en Los Ángeles alcanzaban los 40ºC, los miembros del WGA organizaron piquetes casi todos los días. También se unieron a los piquetes de los trabajadores de los servicios, de los huelguistas de los hoteles, los actores, los profesores y todos los que luchaban por un trato justo.

Los de fuera dicen que Los Ángeles es una ciudad fracturada. Pero es una ciudad sindical con un notable nivel de apoyo intersindical en lugares de trabajo radicalmente diferentes. Al observar la camaradería entre los trabajadores, a los espectadores les resultó fácil animarlos a todos.

El desprecio y la falta de respeto no son estrategias laborales

A lo largo de los meses, los magnates les hablaban a los creadores de contenidos como si fueran adolescentes con problemas. El jefe de Disney, Bob Iger, reprendió a los guionistas por no mostrarse "realistas" mientras se encontraba en Sun Valley, ese lugar de retiro para la élite extremadamente poco práctico. David Zaslav, jefe de Warner Bros Discovery, presumió de ahorrarse 300 millones de dólares al no tener que pagar a los guionistas en huelga. Ted Sarandos, de Netflix, afirmó sin ambages que él era "un hombre de sindicato hasta la médula, y que comparte las penas (de los huelguistas)", aunque nadie le creyera.

De forma anónima, los jefes habían utilizado a los sindicatos para lanzar amenazas de alargar la huelga hasta que los guionistas acabaran por perder sus viviendas. Se quejaron de la falta de civismo de los escritores e intentaron intimidarles para que aceptaran un mal acuerdo. Al final, fueron los dirigentes los que quedaron mal parados.

Este no es el sindicato de tu papi

La Alianza de Productores de Cine y Televisión está dirigida por Carol Lombardini, que procede de la vieja escuela de las negociaciones laborales. A sus 68 años, esta mujer puede pecar de mano dura y carece de la rapidez, continuidad y agilidad necesarias para estar a la altura de los hábiles escribas. Está casada con un abogado de empresa que se ha pasado la carrera defendiendo compañías en conflictos laborales con los empleados y que también ha trabajado para los estudios.

Al comienzo de las negociaciones, Lombardini lanzaba unas migajas de lo que pedía el WGA. Cuando el sindicato intentaba negociar una porción entera, las negociaciones se detenían durante varias semanas, hasta que llegaba la siguiente. Es cierto que esta mujer es responsable de otros 58 acuerdos sindicales en Hollywood. Pero por un sueldo anual de 3 millones de dólares como es el suyo, ya podría haberlo hecho mejor con el WGA.

Cuando las cosas se ponen tóxicas, contrata a un encantador de serpientes

A finales de agosto, las relaciones entre empresarios y sindicatos se habían agriado tanto que una encuesta de Gallup mostraba que los estadounidenses favorecían al WGA frente a la AMPTP un 72% a 19%.

Entra entonces en escena Molly Levinson, una carísima gestora de crisis. Su trabajo consistía en "replantear el panorama general" de los jefes de los estudios, a los que se ha tachado de ser avariciosos y arrogantes, así como de andar desubicados. Anteriormente, Levinson se ocupado de "resetear" la imagen de una depredadora empresa de préstamos a estudiantes como es Better Future Forward y de Elizabeth Holmes, la estafadora de Theranos.

Levinson le dijo a los magnates que llegaran a un acuerdo. Y eso fue lo que hicieron. En septiembre, la AMPTP le otorgó a la WGA más o menos lo que le había concedido en junio dado al Sindicato de Directores norteamericano [Directors Guild of America]. Tras cinco meses de paralización de la industria, la temeraria apuesta de la AMPTP le ha costado a la economía de California unos 5.000 millones de dólares, a la de Nueva York otros 1.600 millones y quién sabe cuánto más a la de otros estados.

Pero al menos ahora podemos celebrar el centenario de la magia del cine.

 

The Guardian, 4 de octubre de 2023


 

Lo que han ganado los guionistas

David Dayen

El acuerdo del Sindicato de Guionistas norteamericano (WGA, Writers Guild of America) intenta recuperar los elementos del sistema tradicional que hacían sostenible la escritura de espectáculos. En su mayor parte lo consigue, con una salvedad.

El final de la huelga de cinco meses del Sindicato de Guionistas de los Estados Unidos ha sido lo más importante que ha ocurrido en Hollywood en mucho tiempo, pero se ha pasado por alto otro acontecimiento importante. Amazon ha anunciado que empezará a emitir anuncios en las series y películas de Prime Video, de los que los espectadores pueden escapar subscribiéndose a un nivel más caro "sin anuncios".

Con la medida de Amazon, prácticamente todos los servicios de streaming tienen ahora al menos un nivel con publicidad, de NetflixMax, pasando por Hulu, Peacock o Disney+. No es más que una de las formas en que el modelo de streaming, que ha hecho perder enormes cantidades de dinero prácticamente a todas las empresas que lo han intentado, está volviendo lenta pero inexorablemente a la televisión tradicional. Las compañías por cable también están substituyendo el paquete de televisión, en el que vendían un conjunto de canales a un precio único, por un paquete de streaming, en el que las redes de streaming están vinculadas a un precio único.

Parece realista esperar que, dentro de unos años, los clientes de televisión tengan una factura de streaming en lugar de una factura de cable, que costará más o menos lo mismo por ver los mismos programas plagados de los mismos anuncios. Tiene sentido para los consumidores, abrumados por las diferentes tarifas de las distintas cadenas de streaming. Y tiene sentido para las cadenas combinar los ingresos por "transporte", que antes procedían de las compañías de cable que distribuían sus canales, con los ingresos por publicidad.

Los guionistas estaban en huelga porque los verdaderos creadores de entretenimiento estaban a punto de convertirse en los únicos que iban a salir perdiendo en esta transición. Tal como escribí cuando empezó la huelga en mayo, en la última década la escritura de programas de entretenimiento se ha convertido en un modelo de economía de trabajo por encargo, lo que hace casi imposible ganarse la vida. Esto se debe a la aparición del vídeo en streaming como "nuevo" canal de distribución, sin las restricciones de acuerdos contractuales de emisión y cable.

El WGA inició la huelga para luchar contra esa tendencia, y el contrato que han concluido lo consigue en gran medida. Según las estimaciones del Sindicato, los guionistas ganarán 233 millones de dólares más al año que con el acuerdo anterior, casi el triple de la oferta inicial de la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP - Alliance of Motion Picture and Television Producers). Y lo que es más importante, empieza a añadir el tipo de protecciones y reparto de ingresos que han convertido en algo tan exitoso para sus creadores el negocio del entretenimiento a lo largo de decenas de años. Pero hay una advertencia importante que debe destacarse: que los guionistas reciban una compensación justa depende de la calidad de los datos de audiencia del streaming.

El acuerdo –se puede leer aquí completo, o en este resumen más breve, o en esta comparación de las posturas del WGA y la AMPTP, que muestra dónde quedó el compromiso final- ataca todas las facetas que hacen que el streaming sea insostenible para los guionistas: el achicamiento de las salas de guionistas, la compresión de las temporadas, la pérdida de oportunidades de promoción profesional, la reducción de la escala salarial y la amenaza de que la inteligencia artificial desplace a los guionistas del proceso creativo. Y lo hace introduciendo en el streaming normas heredadas de la televisión en abierto.

Ahora hay unos mínimos de personal y duración para todos los programas filmados, incluidos unos mínimos y garantías para las series de humor o de variedades en streaming, que antes no estaban contemplados. Esto, más que nada, garantiza que los guionistas que trabajen en un programa no tengan que preocuparse inmediatamente de encontrar su próximo trabajillo e ir enganchándolo para ganarse la vida. Los guionistas recibirán honorarios aparte por los guiones de programas de streaming de alto presupuesto, y hay garantías de que los guionistas tendrán empleo en los programas de streaming a través de la producción, dándoles la experiencia necesaria para convertirse en productores ejecutivos (showrunners) más adelante.

Los grandes modelos lingüísticos de IA tienen prohibido por contrato escribir o reescribir guiones, o utilizarse como material de partida. Los guionistas pueden optar por utilizar ellos mismos IA, pero las empresas no pueden obligarles a hacerlo. El Gremio mantuvo además "el derecho a afirmar que la explotación del material de los guionistas para adiestrar a la IA está prohibida por [el acuerdo de negociación] u otra ley". Ha quedado neutralizado el temor a que los primeros borradores se hicieran a través de ChatGPT y luego se entregaran a un guionista a cambio de tarifas de reescritura más bajas. Es posible que éste sea uno de los primeros convenios colectivos que establecen mercados para IA en relación con los trabajadores.

La otra gran pieza del contrato estriba en un nuevo [pago] residual de streaming basado en la audiencia, que es lo más difícil de reflejar de la televisión de difusión y por cable. En el caso de las películas y los programas emitidos en abierto, algunos residuales suponen un pago fijo por su reutilización en otro medio, y otros están vinculados a un porcentaje de los ingresos procedentes de esa redistribución. Sin embargo, los programas pueden seguir emitiéndose en streaming a perpetuidad, y los servicios de streaming se basan en suscripciones, por lo que los ingresos no están vinculados a ningún programa concreto. Por eso es poco probable que los programas originalmente de streaming se autoricen para otros streamers o medios, y es imposible precisar el porcentaje de ingresos.

En la actualidad, la remuneración residual de las retransmisiones en streaming se paga anualmente basándose en tarifas fijas: esto les permite evitar los residuales. Además, son ínfimos en comparación con los de las cadenas o los programas por cable.

El residual basado en la audiencia es un intento de evitar todo esto, pero es muy técnico y tiene muchos matices. El residual se reserva a las series y películas en streaming que "vea el 20 %o o más de los abonados nacionales del servicio en los primeros 90 días de su estreno, o en los primeros 90 días de cualquier año de exhibición posterior". Hay residuales independientes para el exterior basados en streaming en el extranjero.

El primer problema es la cifra del 20 %. "Parece un listón muy alto, sobre todo para las pequeñas empresas de streaming", afirma el autor anónimo del blog Entertainment Strategy Guy, uno de los mejores agregadores y analistas de audiencia de streaming. "Basándome en mi instinto y revisando los datos semanalmente, la mayoría de los programas no cumplirán los requisitos".

Según el acuerdo, el "visionado nacional" se determina dividiendo el número total de horas de emisión nacional por el total de horas disponibles en una serie o programa de larga duración, redondeado a la décima parte de la hora más cercana (en realidad, esto podría beneficiar a las series y películas más cortas, lo que, dado el repentino aumento de la duración de tanta programación, también podría ser un alivio para los espectadores). Estos datos, que en general no se han divulgado hoy, se los suministrarán confidencialmente al Sindicato los estudios, que también controlan los datos de los abonados. Sólo un máximo de seis personas del WGA podrá ver los datos, aunque un tercero seleccionado conjuntamente podría auditarlos, a expensas del Sindicato.

Aquí se ve el problema: Una parte controla todos los números que son la base del residual pagado a la otra parte. Cualquier autor de libros (culpable de los cargos) conoce la diversión contable que se produce cuando reciben declaraciones de regalías incomprensibles que siempre parecen cincelar sus pagos. "Durante años, Netflix ha proporcionado a algunos showrunners/talentos/productores datos individuales sobre el rendimiento de sus series, y a menudo confundía a los talentos más que ayudarles", explica Entertainment Strategy Guy, cuyos datos proceden todos de fuentes de terceras partes.

Netflix y Disney+ publican algunos datos auditados, pero normalmente a escala mundial, mientras que el nuevo residual es sólo nacional. Así que no sería tan difícil afirmar que los guionistas se perdieron los residuales, dada esa falta de transparencia. "Creo que los datos que se hagan públicos no coincidirán con los que se comuniquen a la WGA, lo que dificultará las comparaciones", explica Entertainment Strategy Guy.

La AMPTP no quería incluir en absoluto un residual basado en la audiencia, por lo que conseguirlo sigue siendo una gran victoria para la WGA. Los miembros del comité negociador han dicho que los detalles reflejan un compromiso. Pero también va a requerir una vigilancia significativa y tal vez la exigencia de un proceso de clasificación público e independiente para el streaming (Nielsen y otras empresas hacen estimaciones de audiencia para el streaming, pero obviamente los streamers disponen de los datos más granulares).

Abrir esa caja negra, tal como afirmó el escritor Howard Rodman, tiene beneficios que van más allá de los residuales. Le proporciona al sector retroalimentación sobre lo que funciona y cómo proceder. Nunca merece la pena escribir para satisfacer por completo al público, pero el vacío de información hace imposible comprender los gustos de la audiencia. Y lo que es más importante, hace imposible saber cómo compartir la prosperidad de las Apple y Amazon del mundo que se han afianzadoo en el streaming.

Si el acuerdo de la WGA funciona, habrá establecido prácticamente todos los elementos del sistema tradicional: empleo y tarifas mínimas garantizadas, pago por éxito basado en el mérito y garantías de que los humanos crearán entretenimiento para los seres humanos. Los actores, que también estaban en huelga, querrán probablemente al menos un acuerdo similar; está previsto que las conversaciones se reanuden el lunes por primera vez en dos meses.

Más que nada, el acuerdo del WGA demuestra que son posibles las transiciones justas. No hay mucha diferencia entre los escritores que luchan por su parte de los beneficios del streaming y los trabajadores del sector del automóvil que luchan por su parte de los beneficios de los vehículos eléctricos. No hay que tenerle miedo a la automatización, la inteligencia artificial y otras tecnologías que ahorran mano de obra, siempre y cuando todos participen de su valor. La huelga de la WGA es una hoja de ruta para conseguirlo.

 

The American Prospect, 29 de septiembre de 2023

 

periodista de investigación y autora de varios libros sobre Hollywood, la industria farmacéutica y los escándalos financieros, medicamentos, trabajó como reportera para Los Angeles Times y The Boston Globe. Es colaboradora de The New York Times, Vanity Fair, Vogue, Elle o Fortune.
es director ejecutivo de la revista The American Prospect. Ha colaborado con medios como The Intercept, The New Republic, HuffPost, The Washington Post, Los Angeles Times, etc. Su primer libro, “Chain of Title: How Three Ordinary Americans Uncovered Wall Street’s Great Foreclosure Fraud”, que consiguió el Premio Studs e Ida Terkel Prize, lo publicó The New Press en 2016.
Fuente:
The Guardian, 4 de octubre de 2023 y The American Prospect, 29 de septiembre de 2023
Temática: 
Traducción:
Lucas Antón

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