El New York Times contra el Papa: un caso de periodismo selectivo

David Rosen

25/04/2010

<img alt="" src="http://art-for-a-change.com/blog/wp-content/uploads/2010/03/heartfield_b... /><br />
<p>Desde mediados de febrero el&nbsp;<i>New York Times</i>&nbsp;ha encabezado una campaña sistemática de destapar abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica. El&nbsp;<i>Times&nbsp;</i>ha publicado al menos cuatro docenas de artículos en primera plana, crónicas y reportajes, así como editoriales y cartas al director sobre los abusos sexuales de niños y jóvenes a manos de prelados católicos en los EE.UU., Europa y otras partes del mundo. Como uno de los medios de comunicación de referencia en América, su atención a esta cuestión ha sido recogida por otros medios de comunicación, lo que ha conducido a noticias y reportajes a nivel local. La información del&nbsp;<i>Times</i>&nbsp;ha llevado también a las denuncias del Vaticano.&nbsp; &nbsp;&nbsp;&nbsp;</p>
<p>Sin embargo, leyendo la cobertura del&nbsp;<i>Times</i>, resulta chocante que otros abusos sexuales comparables no hayan recibido la misma atención sostenida, en profundidad y a menudo en primera plana y en la editorial del peródico. ¿Por qué los abusos sexuales a las mujeres soldado en el ejército estadounidense, a los jóvenes prisioneros en el sistema penitenciario de la nación, a&nbsp;<i>boy scouts</i>, a prostitutas adolescentes, a chicas que pertenecían a los mormones y a jóvenes de la comunidad jasídica de Brooklyn no han recibido la misma cobertura? Es más, estas cuestiones han recibido atención sólo ocasionalmente en las noticias. Pero, ¿por qué no han recibido un grado de atención comparable?&nbsp;&nbsp;</p>
<p>Como se evidencia para quien lo escoja como fuente de investigación, el&nbsp;<i>Times</i>, como cualquier otra empresa de la comunicación, articula una perspectiva que a menudo no es expresada. Su censurable política de apoyo a la invasión ilegal de Irak de la administración Bush, particularmente a través de la publicación de los informes falsos de Judith Miller, ilustra esa mascarada que es la toma de decisiones política que nunca se expresa y que conocemos como periodismo. Un caso más reciente es la animada cobertura de la campaña de la derecha contra ACORN y el falso&nbsp;<i>mea culpa</i>&nbsp;entonado por su editor, Clark Hoyt.&nbsp;[1]&nbsp;&nbsp;</p>
<p>Un lector del&nbsp;<i>Times&nbsp;</i>puede ciertamente apreciar los reportajes en profundidad sobre los abusos sexuales en la Iglesia: se trata de una práctica vergonzosa que debe ser expuesta sin paliativos. Sin embargo, debe cuestionarse la agenda o la intención oculta de esta campaña, especialmente a la luz del hecho de que no se ha prestado una atención similar a otros casos de abusos sexuales no menos apremiantes y que han tenido lugar a diario regularmente.&nbsp;&nbsp;</p>
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<p>Los primeros relatos en América sobre el mayor escándalo sexual que implicaba a sacerdotes católicos comenzaron a aparecer a mediados de los ochenta, pero no fueron motivo de atención de la nación hasta finales de los noventa. Y el&nbsp;<i>New York Times</i>&nbsp;no fue el primero en publicar la noticia.&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p>
<p>El abuso sexual de mujeres y niños y niñas de las parroquias a manos de sacerdotes católicos ha tenido lugar desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, con la creciente politización inmediatamente posterior a los sesenta, los abusos comenzaron a ser puestos bajo el escrutinio público. Según el periodista Carl Cannon, fue el escritor de Louisana Jason Berry el primero en presentar a la opinión pública los casos de los abusos sexuales a manos de sacerdotes y el encubrimiento por parte de la Iglesia. La cuestión empezó a despertar la atención del país cuando&nbsp;<i>El show de Phil Donahue</i>&nbsp;trató este tema el día de San Patricio de 1988.&nbsp;</p>
<p>Para principios de los noventa el caso empezó&nbsp;a asumir mayores dimensiones cuando se pronunciaron condenas contra John Porter por abusar de 28 niños en Fall River, Massachusetts, y contra John Geoghan, que abusó de niños desde al menos 1972 y no fue apartado del sacerdocio hasta 1998. En el 2001, Kristen Lombardi, desde las páginas del&nbsp;<i>Boston Phoenix</i>&nbsp;vinculó a Geoghan directamente a la jerarquía católica local, acusando al cardenal de Boston Bernard Law de ser cómplice de encubrimiento. Geoghan fue finalmente acusado de abuso de menores y en el 2003 fue asesinado en prisión. Law cayó en desgracia, se retiró y se trasladó al Vaticano, donde fue recompensado con un alto cargo en la burocracia eclesiástica.&nbsp;&nbsp;</p>
<p>El Papa Benedicto XVI visitó&nbsp;Estados Unidos en la primavera de 2008: la primera visita de un Papa desde que estalló&nbsp;el escándalo de pedofilia en el seno de la Iglesia. Vino, en parte, para tranquilizar a los millones de católicos americanos que estaban gravemente molestos por el papel de la jerarquía eclesiástica en el encubrimiento. En una reunión bien publicitada de carácter privado, se reunió con las víctimas de abusos de dos agrupaciones, la Red de Supervivientes de Abusados por Sacerdotes (SNAP, por sus siglas originales) y la Voz de los Creyentes. Según Edward Lozzi, de SNAP, "la reunión con el Papa hubieron de forzarla las víctimas" y añade:&nbsp;</p>
<p>"El Papa Benedicto estaba muy inquieto reuniéndose con los cinco representantes de las víctimas que habían sido violadas por sacerdotes y cuyas vidas y las de sus familias habían cambiado para siempre. Se trató de una reunión privada, por supuesto. El Papa estaba visiblemente avergonzado y lo pasó verdaderamente mal durante todo el encuentro."&nbsp;</p>
<p>Lozzi concluye, de manera pesimista, "... en definitiva, aquella reunión de abril fue tan sólo una artimaña publicitaria del Papa Benedicto."&nbsp;</p>
<p>El Papa Benedicto, nacido Joseph Ratzinger, ha vivido casi toda su vida adulta tras los muros de la Iglesia. A los doce años entró en un seminario cerca de la ciudad alemana en la que creció, Traunstein. En 1945, después de ser desmovilizado del ejército alemán y tras un breve internamiento como prisionero de guerra, entró en el seminario de Freising y fue ordenado sacerdote en 1951. Se convirtió en arzobispo de Múnich y Freising en 1977 y, ascendiendo en la jerarquía de la Iglesia, llegó a convertirse en Prefecto dela Congregación de la Doctrina para la Fe en 1981. En 1988 el cardenal Ratzinger se convirtió en el vicedeán del Colegio Cardenalicio y fue elegido Papa en el 2005.&nbsp;&nbsp;</p>
<p>La Congregación de la Doctrina para la Fe fue tradicionalmente conocida como la Congregación del Santo Oficio o la Inquisición Romana y Universal. Se estableció formalmente en 1542 y, durante los últimos cuatro siglos y medio, ha velado por el cumplimiento de la doctrina oficial de la Iglesia. En el apogeo de la Iglesia, llevó a cabo juicios por herejía contra protestantes y reformistas católicos, incluido el de Galileo. Primero como cardenal y luego como Papa, Ratzinger ha mantenido un férreo control de la ortodoxia de la burocracia eclesiástica y marginado a otros muchos seguidores.&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p>
<p>En particular, ha revertido los cambios instituidos por el Concilio Vaticano II. Estas acciones incluyeron el regreso a la misa en latín, el levantamiento de las sanciones de excomunión contra cuatro obispos reaccionarios de la fraternidad sacerdotal de San Pío X, el comienzo de los trámites para la canonización de Pío XII (el mismo que abandonó a los judíos en la Segunda Guerra Mundial) y la marginación total de los sacerdotes latinoamericanos simpatizantes de la teología de la liberación, como ejemplifica el reciente nombramiento del conservador (y miembro del Opus Dei) arzobispo de San Antonio, el mexicano José Gómez, como arzobispo de Los Ángeles. Algunos en la Iglesia se preguntan si revertirá la acción más importante del Concilio Vaticano II e instaurará nuevamente la acusación de que los judíos fueron los responsables de la muerte de Jesús.&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p>
<p>El Papa aparentemente continúa estando incómodo y avergonzado por el escándalo de la pedofilia, incapaz de comprender las consecuencias morales y legales del mismo. Aunque Benedicto hasta hace muy poco parecía tomarse muy seriamente las acusaciones de abusos sexuales contra la clerecía, últimamente se ha convertido en un fiel seguidor de las tradiciones de la Inquisición. Su tarea principal parece ser proteger a aquellos que se adhieren al dogma de la Iglesia incluso si han quebrantado las leyes seculares. Así, las indiscretas acciones de los leales sirvientes de la burocracia son silenciadas y los infractores enviados a otra parroquia, permitiendo que los violadores sigan sirviendo a la Iglesia. Tristemente, parece que ni el Papa ni sus leales subalternos comprenden (o les importa) el fracaso institucional que descansa en el corazón del escándalo: mientras que el Concilio Vaticano II buscó abrir la Iglesia a sus feligreses, Benedicto trata de limitar su responsabilidad a quienes aceptan la obediencia ciega.&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p>
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<p>Un vistazo a los resultados de búsqueda de Google de los artículos del&nbsp;<i>New York Times&nbsp;</i>sobre los abusos sexuales en la Iglesia Católica, así como de otros escándalos sexuales y temas relacionados con el sexo, proporciona una invalorable exposición del funcionamiento de la política editorial de esta cabecera. Como la mayoría de medios de comunicación, el&nbsp;<i>Times</i>&nbsp;dio una extensa cobertura a las aventuras de [el jugador de golf] Tiger Woods, [el político demócrata] John Edwards y [el gobernador de Nueva York por el Partido Demócrata] Eliot Spitzer, entre otros muchos escándalos sexuales que implicaban a celebridades y políticos.&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p>
<p>El&nbsp;<i>Times&nbsp;</i>también ha informado de otros temas relacionados con el sexo y pocos han recibido una importancia tan significativa. Como otros medios de comunicación, el<i>Times&nbsp;</i>cubrió prolijamente el escándalo de poligamia en Texas relacionado con la fundamentalista Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Desde febrero hasta junio de 2008 se ha publicado una veintena de artículos, crónicas y reportajes informativos en su mayoría, sobre este culto religioso y los desmañados esfuerzos de la ley texana para acabar con él. Pero desgraciadamente, desde que apareció la controversia, el&nbsp;<i>Times&nbsp;</i>no ha prestado ninguna atención a esta cuestión. [véase "The New Texas Two-Step: Polygamy &amp; State Regulation of Sexual Life",&nbsp;<i>CounterPunch</i>, 19-20 abril, 2008.]&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p>
<p>Resulta lamentable comprobar que su cobertura de la mayoría de noticias relacionadas con el sexo tiende a ser más bien episódica, excepto ocasionales crónicas informativas. Ejemplos de una cobertura así pueden encontrarse en la violación como arma militar en el Congo, en el abuso sexual de los&nbsp;<i>boy scouts</i>&nbsp;a manos de sus instructores, en el abuso sexual de los jóvenes encarcelados y en las políticas fracasadas contra los criminales sexuales. Estas historias están vinculadas en ocasiones a un acontecimiento horrible, la aparición de un estudio importante o de un procedimiento judicial en curso.&nbsp;</p>
<p>Un ejemplo iluminador de este tipo de información es el del aumento de casos de violación y abuso sexual al personal femenino del ejército de los EE.UU. El&nbsp;<i>Times</i>informó recientemente de la presentación del informe anual del Departamento de Defensa "Defense Task Force on Sexual Assault in the Military Services." (véase: "The Third Front: Sexual Assault in the U.S. Military",&nbsp;<i>CounterPunch</i>, 19-21 marzo de 2010). Aunque el&nbsp;<i>Times</i>&nbsp;se ha ocupado de esta cuestión varias veces a lo largo de la última década, su cobertura, como la de los mormones polígamos de Texas, nunca ha conducido a una investigación en profundidad del sexismo institucional que existe en el seno del ejército.&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p>
<p>La cobertura del&nbsp;<i>Times</i>&nbsp;de los abusos sexuales en otros grupos religiosos resulta aún más reveladora si cabe. En marzo de 2010, el rabino Baruch Lebovits, un judío jasídico de Brooklyn, fue declarado culpable de ocho de diez casos de abusos sexuales a menores durante el 2004 y el 2005. Lebovits, propietario de una agencia de viajes en Borough Park, se enfrentaba a siete años de prisión. La noticia no apareció en el&nbsp;<i>New York Times</i>, aunque sí lo hizo en el&nbsp;<i>New York Daily News.&nbsp;</i>&nbsp;</p>
<p>El&nbsp;<i>Times</i>&nbsp;no ha ofrecido por desgracia demasiada cobertura a estos escándalos de abusos sexuales que han aparecido como setas y que implican a judíos jasídicos de Brooklyn. Los jasídicos son una secta judía ultraortodoxa, como los satmars, vizhnitz y bobovs. En octubre de 2009, como otros medios de comunicación y de prensa de Nueva York, cubrió la conferencia de prensa del fiscal del distrito de Brooklyn Charles Hynes. Éste repitió en una nota de prensa que a lo largo del año precedente 26 judíos ortodoxos, "profesores de yeshivá [<i>centro de estudio de la Torá y el Talmud</i>, N.T.], rabinos, consejeros educativos, comerciantes y familiares de los niños" fueron arrestados y ocho de ellos condenados. Dieciocho todavía aguardan juicio. (<i>New York Times</i>, 13 de octubre de 2009). Desgraciadamente, los casos que implicaban a los rabinos Avrohom Reichman y Yehuda Kolko, y a los 26 arrestados originalmente por el fiscal Hynes, no han aparecido en sus páginas.&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p>
<p>El&nbsp;<i>Times&nbsp;</i>puede erigirse en acusador en algunos casos. Durante el verano y el otoño del 2008 publicó una serie de artículos sobre el espantoso trato dispensado a las prostitutas adolescentes por la policía de Nueva York y el sistema judicial y la necesidad de aprobar una ley para la protección de estos jóvenes explotados, entonces pendiente de aprobación en el Senado. También publicó un editorial apoyando al gobernador David Paterson para la firma de la ley (véase "Teen Prostitution in America: Looking for Safe Harbor",&nbsp;<i>CounterPunch</i>, 2-3 de agosto de 2008).&nbsp;&nbsp;</p>
<p>El&nbsp;<i>New York Times</i>&nbsp;se ha empleado a fondo con abundantes fuentes de investigación y espacio de página no menos abundante a exponer los pecados de la Iglesia Católica y su esclerótico liderazgo a la hora de encubrir este escándalo, que es endémico en la Iglesia, de pedofilia. Esta información ha sido valiosa y uno espera que haya más. Pero uno debe también preguntarse por qué esta muestra de periodismo de investigación selectivo se ha reducido a un sólo tema pecaminoso. ¿Por qué no ha prestado una atención similar a otros ejemplos de abusos de menores, mujeres y otras personas desamparadas igualmente problemáticos para sus respectivas comunidades religiosas y civiles, muchas de las cuales viven en el propio patio trasero del&nbsp;<i>Times</i>?</p>
<p><b>NOTA T.:</b><b> [1]</b>&nbsp;ACORN (Association of Community Organizations for Reform Now, Asociación de Organizaciones Comunitarias para la Reforma Ahora) es una red de pequeñas organizaciones comunitarias que defiende la mejora de las condiciones de vida de los barrios pobres y el acceso a la vivienda, la educación, la sanidad y un salario digno para las familias pobres. Cuenta con más de 40.000 miembros y secciones en 12.000 barrios, además de representación en otros países además de los EE.UU.</p>
<p><b>David Rosen</b> es autor de&nbsp;<i>Sex Scandals America: Politics &amp; the Riaul of Public Shaming&nbsp;</i>(Key, 2009).&nbsp;</p>
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Fuente:
Counterpunch, 18 abril 2010

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