Rafik Khalfaoui
07/12/2014
Hosni Mubarak (86 años) fue condenado por corrupción, pero sobre todo por la muerte de unos 850 manifestantes durante los 18 días de la revuelta popular que llevó a la caída de la dictadura en 2011. A pesar de haber sido solicitada la pena de muerte, fue finalmente condenado a cadena perpetua. Mubarak presentó un recurso ante el Tribunal de Casación, que ordenó un nuevo juicio.
El tan esperado veredicto, sobre todo por los heridos y las familias de los mártires, ha sido pronunciado. El tribunal de El Cairo acaba de absolverle el 29 de noviembre, de las dos principales acusaciones. Por ahora, Mubarak permanecerá en prisión a causa de una condena anterior, pero podría ser liberado como consecuencia de una reducción de la pena.
Sus hijos Alaa y Gamal Mubarak, acusado de malversación o de haber facilitado el desvío de más de 125 millones de libras egipcias (unos 14 millones de euros), también han sido absueltos. Las acusaciones que pesaban contra siete altos funcionarios de seguridad, entre ellos el ex ministro del Interior de Mubarak, Habib al-Adly, han sido retiradas.
Los canales de televisión han mostrado las escenas de júbilo de los partidarios de Mubarak, que comenzaron ya en la sala del tribunal.
Pero fuera, el enojo era enorme. Unos veredictos semejantes solo pueden inflamar aún más el sentido de injusticia y frustración de aquellos gracias a los cuales tuvo lugar la revolución de 2011. Varios cientos de personas se congregaron en El Cairo, cerca de la plaza Tahrir, para protestar por el veredicto. La manifestación fue dispersada rápidamente por la policía con gases lacrimógenos, balas de goma y de plomo, así como cañones de agua. El resultado fueron tres muertos, incluyendo un niño de 14 años de edad, varias decenas de heridos y detenidos. Se organizaron acciones de protesta estudiantiles en varias universidades (Alejandría, Mansoura, Zagazig ...) y dieron lugar a la intervención de la policía.
Una represión sin cuartel
El Mariscal Sissi, en el poder desde el 3 de julio de 2013, inauguró su reinado dispersando sanguinariamente las sentadas de los Hermanos Musulmanes en agosto de 2013, en lugares como Rabaa al-Nahda y Adawiya. Los juicios sumarios masivos que siguieron, acabaron sentenciando a muerte a 529 presuntos islamistas radicales el 24 de marzo de 2014.
A ello hay que añadirnuna lista muy larga:
* ataques brutales de la policía contra los trabajadores en huelga,
* represión feroz en las universidades, donde 299 estudiantes han muerto desde la llegada al poder de Sissi (1)
* cientos de arrestos y decenas de desapariciones,
* la condena el pasado 21 de mayo de 150 opositores, la mayoría estudiantes, con severas penas, que van desde los 2 años hasta la cadena perpetua en la cárcel por desafiar la ley que prohíbe las manifestaciones,
* condena a 3 años de prisión, acompañada de multa, el 12 de junio pasado, de manifestantes pacíficos que exigían la liberación de los presos y la abolición de la ley que prohíbe el derecho de manifestación (incluyendo Yara Sellam, Sanaa Seif, Mohamed Youssef, Mohamed Anouar ...).
Un paso más de la contrarrevolución
El nuevo gobierno es la continuación del régimen de Mubarak. La revolución de enero de 2011 no había derrocado de hecho al régimen, sólo había destituido a quién lo presidía y perseguido a algunos de sus hombres más fuertes. Pero gran parte del aparato del Estado se mantuvo intacto: Sissi era el jefe de la inteligencia militar de Mubarak y el actual primer ministro Ibrahim Mahlab fue un dirigente del Partido Nacional Democrático de Mubarak (PND).
La contrarrevolución cree claramente que ha llegado la hora de cerrar "el paréntesis democrático" inaugurado en 2011. Cuenta para ello con una serie de ventajas:
1. Cuenta con un fuerte apoyo financiero y diplomático del imperialismo - especialmente de Estados Unidos, así como de los países del Golfo, entre ellos Arabia Saudita.
2- En Egipto, los componentes de la contrarrevolución contra el soldado son más que en la revolución de enero de 2011.
3- Después de sufrir desde 2011 la represión del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y de la Hermandad Musulmana, y ahora del Presidente-Mariscal Sissi, el entusiasmo revolucionario inicial se ha desvanecido en amplios sectores de la población decepcionada y sin perspectivas. Lo mismo ocurre en toda la región.
4- La absolución de Mubarak y su familia es la culminación de la estrategia adoptada por la contrarrevolución desde que asumió el control del país el ejército y la declaración del estado de excepción (vuelta al estado policial, leyes que prohíben el derecho de manifestación, milicias ...). Nada sorprendente en este proceso político-judicial, ya que estamos en presencia de una dictadura militar que de golpe en golpe de fuerza pretende someter a toda la sociedad y sofocar cualquier foco de protesta.
5 La contrarrevolución ha estabilizado su poder dotándose de mecanismos de seguridad, legales e institucionales, hasta tal punto que puede permitirse ciertas medidas peligrosas, aunque prefiere no enfrentarse a nuevas movilizaciones.
Al igual que en el régimen de Mubarak, la justicia egipcia, cuyas estructuras y personal no han cambiado a favor del proceso revolucionario, sigue desempeñando su papel de un órgano sometido e integrado en el poder político sobre el que se apoya la dictadura para someter e intimidar a sus oponentes. Es una justicia al servicio de la dictadura, que condena severamente a los opositores y absuelve a los asesinos.
La absolución de Mubarak y su familia constituye por tanto un duro golpe contra la revolución egipcia. Después de haber derrocado a los Hermanos Musulmanes del poder, de haber encarcelado y desmantelado su organización, el régimen de Sissi quiere vengarse de los revolucionarios que hicieron la revolución de enero de 2011. Busca recuperar los símbolos de la represión y el despotismo como Mubarak y otros. Asimismo, pretende marginar lo que queda de la revolución hasta el perímetro más lejano y reducir la oposición a un papel puramente defensivo.
Las áreas de debilidad del poder
Los militares en el poder desde el 3 de julio 2013 tienen aún que demostrar que en realidad tienen la capacidad de poner en práctica su proyecto político.
¿Qué hará el régimen del Presidente-Mariscal Sissi contra los miles de manifestantes dispersados hoy pero que volverán mañana?
¿Cuáles son sus propuestas frente a la recuperada combatividad de varios sectores obreros, como las huelgas en la siderurgia de Helwan? (2).
¿Qué respuestas dará a las movilizaciones estudiantiles que comienzan a estructurarse y organizarse tras el nacimiento el 18 de octubre de la Coalición de los Estudiantes de Egipto (3)?
¿Qué hará frente a las numerosas campañas políticas iniciadas por los militantes de la izquierda revolucionaria y los activistas de derechos humanos y sociales?
Los militares no tienen ni la intención ni la voluntad de responder a las expectativas y reivindicaciones de la gente en relación con los salarios, la vivienda, el desempleo, la lucha contra la inflación.
La huida hacia delante represiva de Sissi sólo servirá para reavivar el fuego de la resistencia que, alentada por la crisis, retomará la ofensiva.
Notas:
1. En cuanto a la represión en la Universidad, ver (en árabe) http://wikithawra.wordpress.com/2014/05/04/sisi-mansour-group-students/
2. Véase el artículo de Jacques Chastaing http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article33693
3. La "Coalición de estudiantes egipcios" incluye partidos como el Partido Democrático de Egipto, Al-Dustour (liberal), el Movimiento de los Socialistas Revolucionarios (trotskista), la Corriente Popular (nasserista), el Partido Egipto-Libertad, el movimiento 6 de abril (que jugó un papel destacado en la revolución de 2011), el Grupo Resistencia, Egipto Fuerte (disidentes islamistas de la Hermandad).
Rafik Khalfaoui es un analista político y militante de la izquierda alternativa árabe
Traducción para www.sinpermiso.info: Enrique García