Harold Meyerson
04/09/2021
Más vale que los republicanos eliminen a una barbaridad de votantes el año que viene, porque están empezando a encabronar a millones de personas hasta ahora indiferentes.
Muchas de las causas de la derecha estadounidense, al fin y al cabo, son esencialmente causas localizadas, que estimulan a sus bases, mientras que no incitan a la mayoría de los norteamericanos a una oposición militante. El Partido Republicano se basa cada vez más en esta asimetría: puede que sus votantes sean una minoría, pero si se preocupan mucho por los temas sobre los que los republicanos pueden hacer campaña, pueden llegar a superar a los demócratas en las urnas. Esa es la estrategia de su actual campaña de destitución contra el gobernador de California, Gavin Newson, pero tal parece ahora que el extremismo de los republicanos que buscan substituirlo ha creado una dinámica contraria favorable a Newsom. El hecho de que todos los republicanos más destacados (y no sólo el favorito de la extrema derecha, Larry Elder) digan que pondrán fin a la exigencia de mascarillas en los estados y se opongan a cualquier orden de vacunación ha atraído la atención, antes ausente, de demócratas e independientes.
Una dinámica similar puede poner en peligro las perspectivas de otros republicanos. La determinación del gobernador de Florida, Ron DeSantis, de prohibir que las escuelas y las empresas del sector privado impongan la exigencia de mascarillas hace que sus aspiraciones presidenciales sean decididamente descabelladas. En cuestiones de vida o muerte, el votante presumiblemente poco participativo está, en realidad, prestando atención. Lo que queda bien en Fox News puede ser ampliamente impopular, pero las preocupaciones específicas de los invitados y presentadores de Fox News no impulsan necesariamente a la izquierda y al centro a una furiosa oposición. Pero la cruzada de la derecha contra mascarillas y vacunas, a juzgar por la evidencia de todas las encuestas, seguramente tiene ese efecto.
Sospecho que lo mismo ocurrirá con las consecuencias electorales del semifallo de anoche del Tribunal Supremo para semirevocar Roe contra Wade [sentencia que autorizó el aborto en los EE.UU.]. La cuestión del aborto ha acostumbrado a ser ventajosa para la derecha porque llevaba a las urnas a los votantes contrarios al aborto y, en tanto los derechos fundamentales del aborto no se vieran amenazados, no obligaba realmente a la mayoría pro-abortista del país a acudir en masa a las urnas. Ahora, sin embargo, es la elección misma la que el Tribunal ha rechazado, y es probable que los demócratas acudan a las urnas para oponerse a ese revés histórico con muchos más votantes que si el Tribunal se hubiera limitado simplemente a retrasar la aplicación de la nueva ley de Tejas, que combina todos los males de la inquina antifeminista con todos los males de la privatización.
La derecha ha conseguido ya bastante poder como para desplazar decisivamente el rumbo de los Estados Unidos en cuestiones que ya no están tan localizadas, sino que representan una preocupación existencial para el pueblo norteamericano. Aunque los republicanos intenten aislarse del sentimiento general, van a tener que eliminar decenas de millones de votos para salirse con la suya.