German Bender
24/11/2024Las elecciones presidenciales norteamericanas no han sido para Elon Musk la única cita de alto riesgo en perspectiva. Hace más de un año que los trabajadores suecos se declararon en huelga contra Tesla, su gigante del automóvil eléctrico. El sindicato sueco IF Metall ha exigido mejores salarios, prestaciones y condiciones para los mecánicos de los talleres de reparación de Tesla en todo el país, pero lo que fundamentalmente está en juego es el modelo de negociación colectiva del mercado laboral sueco, que Musk se niega a reconocer.
Es la primera y única huelga contra Tesla en todo el mundo. Y se ha convertido en la huelga más prolongada en Suecia desde hace un siglo. En abril, tras seis meses de conflicto, declaró Musk: «En realidad, creo que la tormenta ha pasado ya en ese frente, creo que las cosas van razonablemente bien en Suecia». Ni era cierto eso entonces, ni lo es ahora.
El año pasado se produjo una oleada de huelgas de solidaridad de otros sindicatos para bloquear el envío de coches Tesla a los puertos suecos, detener la limpieza de las instalaciones de Tesla, retener los envíos postales, incluidas las nuevas matrículas, a todas las oficinas de Tesla e impedir que las estaciones de carga de Tesla se conectaran a la red eléctrica. Tesla ha perdido repetidamente batallas legales contra estas huelgas de solidaridad, y recientemente se vio obligada a pagar 6,5 millones de coronas suecas (468.000 libras) en costas legales al servicio postal sueco, PostNord.
Participan doce sindicatos suecos y tres nórdicos, entre ellos el noruego Fellesforbundet y el danés 3F Transport. Mientras tanto, Tesla ha traído rompehuelgas del Reino Unido, Francia, Italia, España, Finlandia, Dinamarca y muchos otros países europeos para cubrir a los 52 trabajadores en huelga, casi la mitad de los mecánicos de Tesla en el país.
Aunque es legal según la legislación sueca, el uso de rompehuelgas es anatema tanto para los sindicatos como para los empresarios de los países nórdicos, donde las reglas y normas no escritas son esenciales para su modelo de protección de los trabajadores, que se basa en convenios colectivos entre empresa y empleados negociados a través de un sindicato. En Suecia, casi el 90% de la mano de obra está cubierta por convenios colectivos en todos los sectores. En lo que respecta a Tesla, esto parece preocupar poco a su director general, notoriamente antisindical.
Sin embargo, la batalla tiene implicaciones mucho más allá de este rincón más septentrional de Europa. El sindicato United Auto Workers quiere organizarse en las fábricas de Tesla en los Estados Unidos y el poderoso sindicato alemán IG Metall trata de hacer lo mismo en Grünheide, donde se encuentra la única fábrica europea de Tesla. Tal como ha declarado Johan Järvklo, secretario internacional de IF Metall: «Se trata realmente de una lucha mundial y Suecia está actualmente en primera línea».
Desde el punto de vista sindical, permitir que Tesla se salga con la suya sin firmar un convenio podría animar a otros empresarios de Suecia y Europa a hacer lo propio. Y desde el punto de vista de Tesla, existe la preocupación de que decir sí a la negociación colectiva en Suecia pueda ser utilizado como palanca por los sindicatos de otros países donde Tesla tiene fábricas y muchos más empleados. En Suecia, Tesla sólo tiene concesionarios, oficinas, talleres de reparación y estaciones de carga.
Aunque pueda ser comprensible la aprensión de Tesla, se deriva de una comprensión limitada de los sistemas europeos de relaciones laborales. Afiliarse a un sindicato es un derecho fundamental de todos los trabajadores suecos, y casi la mitad de los mecánicos de la empresa en Suecia están sindicados. Esto significa que, por ley, Tesla tiene que negociar con el sindicato muchas cuestiones, aunque no se haya firmado ningún convenio colectivo. IF Metall presentó recientemente una demanda contra Tesla por no informar ni negociar con los miembros del sindicato los cambios en el lugar de trabajo, de acuerdo con la legislación laboral sueca.
Además, en algunas partes de Europa, los convenios colectivos con una empresa de un sector o región se extienden por ley a la mayoría de las demás empresas de ese sector o región. Es el caso de Austria, España, Países Bajos, Finlandia y Francia, donde las empresas deben cumplir los convenios colectivos ampliados, los hayan firmado o no.
Y resulta que Tesla ya tiene convenios colectivos en Europa. Aunque representantes de la empresa declarasen el año pasado que Tesla «no tiene ningún convenio colectivo en ninguna parte del mundo», mi investigación ha descubierto tres convenios locales entre Tesla Francia y el mayor sindicato de Francia, la CFDT (están registrados en Légifrance, la página digital oficial del gobierno francés para la publicación de documentos legales como los convenios colectivos). Creo que este nuevo hallazgo podría ayudar a resolver el estancamiento sueco y evitar conflictos en otros países.
¿Por qué? Bueno, como Tesla ya tiene que cumplir convenios colectivos sectoriales en muchos países, y hasta tiene convenios locales en Francia, no sentaría precedente alguno si hiciera lo mismo en Suecia. Así que debería empezar a ver a los sindicatos como un socio con el que negociar, en lugar de verlos como un enemigo.
Hasta la misma política global de Tesla en materia de derechos humanos afirma que «de conformidad con la legislación local, Tesla respeta el derecho de los trabajadores a formar y afiliarse a sindicatos de su propia elección... o a formar y afiliarse a otros órganos representativos de los empleados... para negociar colectivamente». Si la empresa se atuviera al espíritu de esta política, lo más seguro es que fuera perfectamente capaz de adaptarse a los reglamentos y normas de los distintos países y evitar que esta huelga innecesaria en Suecia se prolongara más allá de su segundo año.
Tal como afirmó Esther Lynch, secretaria general de la Confederación Europea de Sindicatos: «Musk puede inventarse sus propias reglas cuando llegue a Marte, pero si quieres hacer negocios en Europa tienes que moverte de acuerdo con las reglas de Europa y eso significa respetar nuestra tradición de negociación colectiva».