Portugal: El PS deshoja la margarita gubernamental

Francisco Louça

Ricardo Cabral

17/10/2015

Nadie se ahogue en el Rubicón

Francisco Louçã

El partido Socialista (PS) discute qué hacer después de las elecciones, ante un cuadro en que la coalición de las derechas es minoritaria. Es un debate natural, frente a las incertidumbres, las restricciones y limitaciones que nadie debe ignorar. Natural y difícil, por lo tanto diverso, como era de esperar.

Hay tres actitudes que se destacan entre los observadores o ex-protagonistas (de los protagonistas escribiré en otro artículo a lo largo de la semana).

Está la renuncia: no quiero formar parte de eso, no cuenten conmigo. Es la actitud de Sérgio Sousa Pinto, y en eso es apoyado por el dirigente de la UGT, Carlos Silva, además del obvio Luís Amado, que aunque estaba en el gobierno Sócrates y ya defendía un acuerdo con el PSD,  tal como Francisco Assis siempre lo hizo.

Hay un ultimátum: nadie pasa la puerta sin jurar fidelidad. Es la actitud de Paulo Pedroso. Él escribe: “es cierto que la campaña electoral no dio al Bloco de Esquerda (BE) y al Partido Comunista Portugués (PCP) un claro mandato para renunciar a la renegociación unilateral de la deuda ni para comprometer estos partidos con metas políticas compatibles con la permanencia de Portugal en el Euro”. No tiene un “mandato claro”, pero deben renunciar a la renegociación “unilateral” de la deuda (curioso subterfugio, porque el autor nada aclara sobre si debe haber “otra” renegociación de la deuda y, entonces, de existir cómo sería). No sé si Pedroso cree que un gobierno serio tiene margen de maniobra financiera con una deuda pública al 130% (del PBI). Si es así, me parece ingenuo y nadie puede tomarlo a mal. Si no, podría contribuir a la solución.

Y está finalmente, la actitud más curiosa de todas: un acuerdo con la izquierda es la “receta para el desastre” y es “jugar con fuego”, pero vamos a eso, que es legal y constitucional, y ¡ay! de quien diga lo contrario, mucho más que “un entendimiento de gobierno con el PCP y el BE, en la hipótesis de que la derecha no tiene mayoría absoluta, estaba desde el inicio en la ecuación poselectoral del líder del PS”. Es la opinión de Vital Moreira y no pasaron dos días entre una posición y otra. En el medio, “el PS puede no casarse con extrema izquierda parlamentaria ni amancebarse con un gobierno de derecha. ¿Será necesario un dibujo para explicarlo? Sí, un  dibujo estaría bueno.  

Por lo tanto, esto está confuso. Un protagonista sale y pasa a observador porque no puede actuar. Otro observador se apoya en no hacer nada que moleste a Europa. Y el tercero dice que sí y que no, pero está disponible para hacernos un dibujo.

Si se pasa el Rubicón, que nadie se ahogue porque sería una molestia.

 

Miedo a Catarina y otros miedos diversos

Francisco Louçã

Se ha instalado por ahí un pánico sobre la posibilidad inesperada de un acuerdo entre la izquierda y el PS para el próximo gobierno. Cosa innecesaria, porque la coalición de derechas no ha logrado hasta ahora reunir las condiciones para gobernar, ni lo conseguirá sin el apoyo del PS y, por lo tanto, solo cabe buscar una alternativa en el parlamento

"El miedo a Catarina asusta a la bolsa" escribe el Correio da Manhã en su portada, y fue uno de los episodios de este montaje de choque y pavor que la derecha trató de crear, aunque el país, que observa todo esto un poco con ojos de sorpresa, se mantiene pacíficamente a la espera de una solución para el nuevo gobierno.

De hecho, esta estrategia de fanfarria - las tasas de interés se van a disparar, el mercado de valores se hundirá - ya había sido utilizada, y con que eficacia, cuando Paulo Portas dimitió irrevocablemente, como recuerdan los titulares del periódico que se reproduce al comienzo. Entonces fue Passos quien bombardeó a Portas, pero ahora están los dos juntos buscando como condicionar las difíciles negociaciones que tienen lugar entre los otros partidos. Pero lo que la primera vez fue una puesta en escena convincente, ahora parece una telenovela.

La oposición de la derecha, por tanto no es el factor determinante en la decisión de la política. Ni siquiera, en mi opinión, la posición del presidente Cavaco Silva, quien designará a Passos y que tendrá que resignarse a continuación a nominar a Costa si a la derecha le faltan los votos necesarios para aprobar el programa de gobierno. No menos importante son los dos candidatos presidenciales, que todos quieren ignorar.

Más relevante es la posición europea, porque condiciona al PS más que cualquier otra. Si Sigmar Gabriel dice a Costa que no puede, Costa no lo hace. Lo qué Hollande o Renzi o Sánchez dicen o piensan tampoco cuenta, pero los alemanes si y Sigmar Gabriel no habla sin permiso de Merkel. Sin embargo, el gobierno alemán ha aprovechado para presentar a Portugal como un "buen alumno", un gobierno amable y solícito, temeroso de los poderes y cuidadoso con sus palabras. Una crisis estropea la imagen. Veremos a continuación, en pocos días, de qué lado inclina la balanza Merkel, si autoriza a Costas o alimenta la estrategia de la tensión que Passos y Portas están ensayando para que se tengan que convocar elecciones en unos meses.

Por lo tanto, las presiones nacionales y europeos se cruzan en el mismo lugar del centro, en el PS. Y ahí es donde todo se decide. Costa ha mostrado querer un acuerdo con la izquierda pero, dice a Público, sólo hoy el PS responderá en las conversaciones técnicas a las propuestas del Bloco y del PCP. La discusión será difícil, ya se ha perdido algo de tiempo.

La cuestión decisiva, desde mi punto de vista, es la siguiente: si el PS sólo quiere tratar del primer presupuesto, incluso incluyendo, como se había prometido, un alivio sustancial de la austeridad, una recuperación de los salarios del sector público y del salario mínimo nacional, la protección de la seguridad social, el abandono del despido flexible y una estrategia contra las concesiones y las privatizaciones, entonces sería una señal de que el PS también quiere o espera una crisis política después de un breve intervalo.

Si, sin embargo, el PS quiere preparar los siguientes presupuestos y un gobierno fuerte, a continuación, teniendo en cuenta la proximidad de una crisis financiera y, a partir de ahora, la certeza de un estancamiento europeo, son necesarias medidas políticas de fondo para proteger a Portugal y no regresar al ciclo de la austeridad. Se debe garantizar la sostenibilidad de la deuda, medidas fiscales coherentes en el medio plazo y fuertes incentivos para la inversión. Sin esto, no hay gobierno que dure dos años.

Ricardo Paes Mamede definió bien estas opciones, y sólo puedo subrayar su argumentación. Posponer los problemas no resuelve nada y, si un cambio importante en la política económica no cambia las condiciones de producción y distribución, Portugal siempre vivirá en situación de pobreza.

Por lo tanto, el PS tendrá que tomar una decisión. ¿Puede una parte del PS apoyar a Passos y Portas en el parlamento? Puede. ¿Puede António Costa ceder a la presión del gobierno alemán y abstenerse ante el gobierno de las derechas? Puede, siempre fue así aunque no debiera serlo. Por el contrario, ¿puede el PS rechazar la continuación de la austeridad y discutir con la izquierda condiciones sólidas y sostenibles? Puede. Siempre corriendo riesgos, el PS no tendrá más remedio que elegir.

Este es el momento de una política de nervios de acero y de voces claras, sin subterfugios y particularidades, sin juegos partidistas y, por cierto, sin juegos fraccionales en el seno de los partidos. Todas las propuestas para el país encima de la mesa. Por lo general se suele llamar a esto democracia y es bueno que tenga en cuenta a todo el mundo, porque ya basta lo que basta.

 

PaF: "El que siembra vientos recoge tempestades"

Ricardo Cabral

No se esperaba que el PS tuviese el valor de hacer lo que está haciendo actualmente con habilidad: tratar de construir paso a paso una alianza de izquierda para gobernar buscando el consenso y el apoyo necesario entre los partidos, los socios europeos, la opinión pública europea, los diputados y militantes del PS.

Como se sabe, esta estrategia de António Costa no hubiera sido posible si el PCP y el Bloco, no hubiesen hecho una apertura sin precedentes, dejando caer algunos de los puntos clave de sus programas electorales que les hubieran impedido llegar a cualquier acuerdo con el PS para el gobierno del país.

La estrategia de António Costa es ambiciosa pero arriesgada: puede ser (y está siendo) "torpedeada" por algunos actores políticos nacionales y europeos, como cuenta Francisco Louçã en el análisis anterior. Es, en este sentido, una estrategia no convencional y sorprendente.

Personalmente esperaba el despliegue de una estrategia convencional que llevaría al PS (incapaz de cualquier diálogo a la izquierda) a una lenta agonía: facilitar, apoyar o aliarse en una coalición con el PaF,  vinculándose a las políticas que implementase la derecha. Cuando fallasen "convencionalmente", no estarían solos y podrían argumentar que fracasaron todos juntos y, por tanto, parafraseando a Keynes, no se les podría culpar. Pero sería un destino trágico al que la dirección del PS condenaba al país y al propio PS. Recuerda, por cierto, a lo qué pasó con los dos principales partidos de la monarquía constitucional, que desaparecieron del mapa político tras su nefasta gestión del país. Y, por supuesto, lo qué pasó con el PASOK y Nueva Democracia en Grecia.

Espero que el fado anunciado no sea, por una vez, el destino del país y que este soplo de aire fresco levante suficiente arena como para poner en peligro el funcionamiento del engranaje tal y como funcionó hasta ahora. Y que obligue a un cambio de dirección.

Téngase en cuenta, sin embargo, que el escenario de un gobierno dirigido por el PS con una alianza de izquierdas no es territorio explorado y que de inmediato se enfrentaría con enormes dificultades en su programa económico.

Costa dijo al Financial Times que está negociando en dos frentes de buena fe: izquierda y derecha. Pero que "prefiere un gobierno del PS" (y el Financial Times añade: con el apoyo de una amplia coalición de izquierdas).

Passos Coelho se niega ahora a negociar con el PS, en una estrategia de victimización, al parecer porque la coalición PAF es la segunda prioridad del PS a la hora de la negociación.

Una cosa, sin embargo, es cierto. ¡Muy pocos esperaban semejantes dos semanas en la política portuguesa!

Corresponderá al presidente de la República - ya después de acabado el recuento de los resultados de las elecciones - escuchar (por fin) a los líderes de los partidos representados en el Parlamento y si el PS, el PCP y el Bloco indican, como se espera, que van a rechazar el programa de gobierno de la coalición PaF:

- O nomina a Passos Coelho con la esperanza de que una minoría de al menos nueve diputados miembros o aliados rompan la disciplina del PS y se alíen en la práctica con el PaF - un movimiento de ajedrez muy arriesgado, porque creará más inestabilidad política en un momento en que la transición política debería ser lo más suave posible y en el que el nuevo gobierno debe preparar rápidamente el Presupuesto del Estado para 2016, siempre con la amenaza de quiebra al acecho ...

- O nomina a António Costa como el vigésimo Primer Ministro Constitucional del Gobierno con el apoyo de la izquierda parlamentaria.

¿A la vigésima vez va la vencida?

 

es un economista portugués de reputación académica internacional y, hasta hace poco, el principal dirigente del Bloco de Esquerda
ingeniero eléctrico y economista
Fuente:
http://blogues.publico.pt/tudomenoseconomia
Traducción:
Carlos Abel Suárez
G. Buster

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