Carme Porta
Sergi Raventós
22/11/2020Hace cuatro años, en abril de 2016, se hizo una encuesta sobre la Renta Básica Universal a 10.000 ciudadanos de la Unión Europea. Se llevó a cabo en 28 países y en 21 idiomas diferentes. El resultado de dicha encuesta fue el siguiente: un 64% se mostró a favor, el 24% en contra y un 12% se abstuvo. España fue el país que se mostró más a favor de la Renta Básica con un 71%.
El pasado mes de marzo, en plena pandemia de Covid19, se realizó la encuesta “Europe' s Stories”, hecha en Europa y en el Reino Unido por un equipo de la Universidad de Oxford. La Renta Básica obtuvo un apoyo de más del 70% entre todos los grupos de edad en Europa y un 68% en el Reino Unido.
El apoyo creciente a esta propuesta en toda Europa y en todo el mundo es innegable. Las razones pueden ser más o menos discutibles, pero se hace evidente que el aumento de la pobreza y el fracaso de la mayoría de subsidios condicionados algo tienen que ver.
Los países con más pobreza de la UE son Rumania, con una tasa de pobreza del 23,8%, Letonia, Bulgaria, Estonia y el en quinto lugar, España, con una tasa del 20,7%. En cuanto a pobreza infantil, el Reino de España ocupa el tercer lugar con un 27,1% sólo detrás de Rumanía y Bulgaria. Por lo que respecta al paro, España ocupa el segundo lugar con un 16,5% después de Grecia, con un 16,8%. Con estos indicadores nefastos se hace absolutamente necesario avanzar hacia una medida que pueda garantizar unos ingresos a todos sin ninguna condición previa.
En este contexto, no es de extrañar que el pasado mes de septiembre comenzara una iniciativa europea para conseguir una Renta Básica Universal. En un año hay que recoger un millón de firmas que avalen esta propuesta, que se recogerán en, al menos, a siete países miembros de la UE. En este mes y medio de campaña, ya se llevan recogidas más de 70.000 firmas. Alemania es el estado que lidera la recogida europea con más de 21.000 firmas de las 67.680 que tiene como objetivo mínimo, seguida por el reino de España que supera las 11.000, lo que equivale al 27% de las 41.595 mínimas, dos países que aportan una buena proporción y llevan un notable ritmo de recogida de firmas. Eslovenia es el único país de la UE que en estos momentos ya ha superado el 100% de su objetivo propio de firmas. También hay algunos países que, todo hay que decirlo, aún no se han puesto muy en serio con la campaña.
Tampoco debe ser casual que cuatro de los países que llevan más firmas recogidas, sean Grecia, Bulgaria, Estonia y el reino de España. Tendrán a buen seguro mucho que ver los indicadores de pobreza y desempleo que hemos apuntado antes, lo que hace muy necesario y cada vez más urgente conseguir una renta universal e incondicional.
En el caso concreto del reino de España, aunque no es el único caso europeo, el fracaso de las rentas condicionadas como el Ingreso Mínimo Vital o la misma Renta Garantizada Ciudadana en Catalunya, que habían creado grandes expectativas, ha ido mostrando de forma cada vez más amplia esta necesidad de una Renta Básica incondicional, así como su urgencia, entre determinados sectores populares y algunos movimientos sociales.
Es necesario un cambio del sistema de ayudas y rentas, que no esté sujeto sólo a la inseguridad económica que está sufriendo buena parte de la ciudadanía por las consecuencias devastadoras de la pandemia de Covid19 y de las políticas sociales llevadas por la mayoría de gobiernos de la UE.
El actual contexto nos hace reflexionar sobre las grandes limitaciones que tiene el sistema de ayudas acondicionadas. Cientos, miles de ayudas parciales, en algunos casos temporales, insuficientes, siempre sometidas a la previa demostración de necesidades, al riesgo de pobreza, a determinados ingresos, a demostrar que se pertenece a un grupo vulnerable o de exclusión determinado…y muchos papeles y documentos que se deben solicitar y presentar y que estigmatizan de forma clara a un gran segmento de población.
Una Renta Básica Universal e incondicional acabaría con este estigma y dotaría de libertad para negociar la propia vida y las condiciones de acceso al mercado laboral. Un mercado, por cierto, que no genera empleo para toda la población y que se ha precarizado mucho desde la crisis del 2008.
Una Renta Básica Universal en Europa es una propuesta con sentido, más allá de la pandemia, para poner fin a la precariedad y la pobreza, dando garantías materiales para el ejercicio de la libertad.
(Este artículo con algunas modificaciones se publicó en catalán el 18 de noviembre en XarxaNet, portal de recursos de entidades sociales y voluntariado.)