Patrick Cockburn
30/09/2017
El aplastante voto por la independencia kurda en el referéndum en el norte de Iraq está revitalizando el nacionalismo kurdo y la reivindicación de un Estado kurdo separado.
“¡Adiós, Iraq! ¡Adiós Iraq!”, cantaban los manifestantes en Irbil, capital del Gobierno Regional de Kurdistán (KRG), mientras bailaban en las calles después de que los colegios electorales cerrasen.
El impacto del referéndum no se limita a Iraq, sino que está produciendo explosiones de nacionalismo entusiasta en Irán, donde miles de kurdos iraníes se manifestaron por las calles de sus ciudades para mostrar su apoyo a la votación. Muchos llevaban máscaras para esconder sus rostros de las fuerzas de seguridad iraníes que vigilaban las manifestaciones.
La enfadada y amenazante respuesta al referéndum por parte de los líderes gubernamentales de los estados que rodean el Kurdistán iraquí subraya lo difícil que será para cualquiera de los 30 millones de kurdos de la región ganar la independencia. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, advirtió que puede cerrar el oleoducto que lleva el crudo del KRG al Mediterráneo, exigiendo que la dirección kurda iraquí “abandone esta aventura con final oscuro”. El ministro de Defensa en Bagdad anunció maniobras militares conjuntas a gran escala con el Ejército turco.
Estas amenazas necesitan no ser tomadas muy en serio por el momento. El Sr. Erdogan lanza habitualmente advertencias apocalípticas dirigidas contra sus enemigos, pero generalmente es más cauto en cuanto a actuar contra ellos. Las fuerzas armadas iraquíes obtuvieron una gran victoria capturando Mosul al ISIS en julio de este año, pero porque fueron capaces de sumar la masiva potencia de fuego de la coalición liderada por EEUU. Bagdad no tendría la misma ventaja si fuese a la guerra contra los kurdos.
Pero la condena del referéndum kurdo por parte de todo el mundo, desde Washington a Teherán, muestra el grado en el que los kurdos en Iraq están aislados y sin aliados, si optan por la independencia. Solo Israel les ha dado apoyo total, algo que difícilmente les hará ganar amigos en la región. Las críticas en Bagdad acusan a menudo a los kurdos de querer establecer “un segundo Israel” en el mundo árabe.
En realidad, la relación de fuerzas entre los kurdos iraquíes y sus muchos enemigos no ha cambiado demasiado a largo plazo y permanece fuertemente descompensada contra ellos. El péndulo giró en su dirección en 2014, cuando el ISIS derrotó al Ejército iraquí en Mosul y los EEUU intervinieron para dar apoyo aéreo a los peshmerga kurdos, cuando ellos a su vez fueron atacados por el ISIS.
Tres años después, el ISIS está cerca de la derrota final y su autoproclamado califato está siendo hecho trizas. Los kurdos en Iraq y Siria, que aportan la mayor parte de las fuerzas terrestres para combatir al ISIS, ya no son necesarios para la comunidad internacional. Amenazadoramente, los gobiernos iraquí y sirio han conseguido sendas victorias militares contra el ISIS y quizá ahora puedan dedicar su atención a combatir a los kurdos.
Este es un punto serio de vulnerabilidad para los kurdos iraquíes. Tomaron ventaja de la derrota de las fuerzas armadas iraquíes frente al ISIS en 2014 para expandir su propio territorio. Según referencias, incrementaron la zona que controlaban en un 40 por ciento, la mayor parte en zonas donde se mezclan árabes, kurdos y poblaciones minoritarias. Una vez el ISIS es eliminado los “territorios en disputa” están destinados a provocar fricciones y un posible conflicto armado.
Una guerra sin cuartel entre el Gobierno central de Bagdad y los kurdos iraquíes no parece probable porque ambos lados tienen aliados extranjeros que probablemente prevengan que los combates acaben fuera de control.
¿Cometió un error el presidente Masoud Barzani al convocar el referéndum, como muchos poderes extranjeros afirman ahora? La respuesta a esto depende de si alguna de las amenazas que ahora se lanzan contra los kurdos se convierte en algo más que palabras. Si permanecen en la retórica, aunque beligerantes en el tono, el Sr. Barzani puede reivindicar que ha tenido éxito en situar de nuevo las aspiraciones nacionales de los kurdos en la agenda internacional, incluso aunque al reconocimiento como Estado kurdo le quede aún un largo camino por recorrer.