Nuestra cultura

Hugo Blanco

29/07/2007

Texto de la ponencia de Hugo Blanco en el congreso de la "Latinamerican Studies Asociation" que se celebrará en setiembre en Montreal, Canadá. 

La riqueza de la biodiversidad andino-amazónica ha creado a lo largo de más de 10,000 años una cultura profundamente compenetrada con “Pachamama” (Madre Naturaleza), con gran conocimiento de la naturaleza y elevadamente agrícola. Es una de las 7 zonas del mundo que han originado la agricultura y aportado con mayor variedad de especies domesticadas. De esto deriva una cosmovisión diferente a la “occidental” que sitúa al creador como un espíritu inmaterial superior que creó al hombre a su imagen y semejanza y a la naturaleza al servicio de él. En la cosmovisión indígena la humanidad es hija y parte de la Madre Naturaleza y debe vivir en su seno en armonía con ella. Cada cerro tiene espíritu, cada río,  cada especie vegetal o animal los tienen.

La mentalidad colectivista indígena es tan fuerte que perdura sólidamente luego de 500 años de la invasión y de dictadura del individualismo.

“Ayllu” es el nombre quechua y aymara de la comunidad campesina ligada por fuertes lazos que tiene múltiples manifestaciones en el trabajo (“ayni”, “mink’a”, “faena”) (1)  y en todos los aspectos de la vida. La comunidad no se restringe a las personas, se extiende a estrecha relación comunal con las especies cultivadas, con las especies medicinales, con animales y plantas que indican al agricultor sobre las variaciones de los tiempos agrícolas (2), y en general con todas las especies animales y vegetales, con la lluvia, con la tierra.

El desarrollo de la agricultura y la ganadería que en otras latitudes condujo al esclavismo y al feudalismo, en “Abya Yala” (América), llevó a nuevas formas de colectivismo. En la zona andina condujo a un estado que abarcó territorios de actuales 6 países, el “Tawantinsuyo” (denominado “imperio” por la misma ignorancia de los invasores que les llevó a  denominar “oveja grande”a la llama).

Es cierto que las nuevas formas del colectivismo llevaron al surgimiento de castas privilegiadas y a guerras de conquista, pero en ninguna parte del continente la producción se basó en el trabajo esclavo ni en el sistema feudal.

A lo largo de más de 10 mil años nuestra cultura domesticó 182 especies de plantas, entre ellas alrededor  de 3,500 variedades de papa.

Nuestro pueblo conoce 4,500 plantas medicinales.

El Tawantinsuyo planificaba la agricultura por cuencas y microcuencas.

Se construyeron largos acueductos cuidando que no erosionaran la tierra.

Se hicieron terrazas en las laderas y “waru-waru” (3) en el altiplano.

Se usaba tecnología especial para las diferentes zonas.

En toda la extensión del territorio tawantinsuyano había almacenes (“qolqa”) para proveer de alimentos a la población en caso de que algún fenómeno climático perjudicara la agricultura.

Aunque había castas privilegiadas no existieron el hambre y la miseria. Los huérfanos, inválidos, ancianos, eran atendidos por la comunidad.

La invasión

La espina dorsal de esa organización social, de la infraestructura agrícola, de la planificación agrícola y de  la de reservas fue quebrada por la invasión.

Europa atravesaba por el tránsito del feudalismo al capitalismo. La invasión fue una acción capitalista, vinieron buscando especias creyendo que llegaban a la India, no las encontraron, pero hallaron oro y plata.

La minería, que existía, pero como una actividad marginal, se convirtió en el centro de la economía. Para explotar las minas usaron un sistema peor que el esclavismo. Al amo esclavista le interesa la buena salud de su esclavo como le interesa la buena salud de su burro. El dueño de la mina en el Perú recibía anualmente determinada cantidad de indígenas para “adoctrinarlos”. Independientemente de cuántos murieran, al año siguiente volvía a recibir la misma cantidad. Por lo tanto los jóvenes y adultos eran introducidos a la mina y no salían hasta después de muertos. Debido a esto había suicidios de indígenas jóvenes y madres que mataban a sus hijos para librarlos del tormento. Luego de la rebelión de Tupac Amaru disminuyó esa práctica.

El trabajo agrícola fue ejecutado por el sistema feudal. Las mejores tierras fueron arrebatadas por los europeos a las comunidades y se convirtieron en latifundios feudales transformando a los comuneros en siervos en sus propias tierras, que debían trabajar gratuitamente para el señor feudal a cambio de que se les permitiera cultivar para sí una pequeña parcela.

Hubo un enorme retroceso en la agricultura por muchas razones:

Por ignorancia y descuido fueron destrozados canales, terrazas y waru-warus.

Se suprimió hasta hoy la planificación por cuencas y microcuencas, se implantó el caos que continúa.

Con la importación de animales domésticos extraños a la zona se deterioró el medio ambiente, pues mientras que los auquénidos cortan el pasto con los dientes, las vacas caballos y ovejas lo sacan de raíz.

La superstición de los invasores contra nuestros cultivos: Como nuestra mentalidad agrícola les rendía culto, eran perseguidos por los “exterminadores de idolatrías”. Eso sucedió con la papa que además llevaba el nombre del “Santo Padre”, por lo que se le cambió a “patata” como se la llama en España y que es el que ha pasado al inglés y otros idiomas. También la kiwicha o amaranto estuvo maldita. La coca, el “supertónico del reino vegetal” como la llamó el célebre médico Hipólito Unanue, contra la cual aún hoy en día se mantiene supersticioso y excesivamente nocivo prejuicio en los sectores “cultos”.

Los almacenes de alimentos distribuidos en todo el territorio para las épocas de hambruna producidas por irregularidades climáticas fueron saqueados por los invasores.

Con todo ese comportamiento, más mortal que sus masacres y la viruela que nos trajeron, se instituyeron el hambre y la miseria como aportes culturales europeos.

Rebeliones y República

Nuestro pueblo se rebeló desde un inicio contra los invasores, fueron numerosas las insurrecciones, comenzando por Tupac Amaru I, un gobernante puesto por los españoles para utilizarlo, lo mismo que Manco Inca. Los más notorios rebeldes posteriores fueron Juan Santos Atawallpa y Tupac Amaru II, cuya insurrección se extendió a Bolivia y se mantuvo aún después de su asesinato luego de crueles torturas.

Luego se realizó la llamada “Revolución de la Independencia” que para la población indígena no significó un cambio notable. Se premió a generales de la “Independencia” con “haciendas” (que era el nuevo nombre de los latifundios feudales) con todo e “indios”.

Las rebeliones continuaron.

El sistema de hacienda consistía fundamentalmente en el trabajo gratuito del “colono” (siervo) para la hacienda. Había otros aspectos del servilismo:

Debía entregar parte de sus animales que se alimentaban de pastos naturales al amo. Hacía largos viajes conduciendo las cargas de los productos de la hacienda en acémilas durante varios días durmiendo a la intemperie. El patrón le maltrataba física y moralmente, tenía el derecho de prisión, el derecho de violar a las mujeres. Los niños de los siervos no iban a la escuela por falta de tiempo pues debían trabajar, por falta de escuelas y por prohibición del patrón.

El sistema feudal de haciendas duró hasta la segunda mitad del siglo pasado.

Fue debilitado por el ingreso del capitalismo al campo en muchas formas:

La introducción de la gran minería que absorbía la mano de obra de las haciendas.

La instalación de latifundios tecnificados que expulsaban a los colonos y usaban proletariado agrícola.

La introducción de cultivos de exportación de precio elevado que requería de mayor tiempo de trabajo presionando al hacendado a exigir más tiempo de trabajo a sus colonos y a expulsarlos para arrebatar sus plantaciones, mientras que los colonos también requerían más tiempo y se resistían al robo de sus plantaciones.

Nosotros nos organizamos para luchar contra los nuevos atropellos y ante la intransigencia de los hacendados la lucha se convirtió en combate por la posesión de la tierra.

Nuestra acción defensiva no sólo nos confrontaba con los hacendados sino también  con el gobierno que defendía el sistema feudal.

Nos negamos a trabajar para los latifundistas en más de 100 haciendas, pero continuábamos trabajando nuestras parcelas, lo que en la práctica fue una reforma agraria. Fuimos reprimidos en forma armada por el gobierno, nos defendimos también con las armas. El gobierno militar de entonces aplastó la autodefensa armada pero se dio cuenta de que iba a ser imposible reimplantar el servilismo feudal, optó por emitir una ley de reforma agraria sólo para esa zona, legalizando la posesión de la tierra por el campesinado, pero el campesinado indígena de otras zonas del país se rebeló tomando las haciendas, lo que fue violentamente reprimido pero no pudo ser eficazmente contenido, de modo que otro gobierno reformista militar se vio obligado a decretar la reforma agraria a nivel nacional.

Así sucedió que el debilitamiento del sistema feudal iniciado por el capitalismo fue aprovechado por nosotros para tomar la tierra. En esa misma época fue aplastado el movimiento campesino brasileño, ahí triunfó el capitalismo cuyas víctimas luchan ahora valientemente en el “Movimiento de los Trabajadores sin Tierra”.

Por esa razón el Perú es, a excepción probablemente de Cuba, el país del continente donde hay mayor cantidad de propietarios de la tierra, tanto comuneros como pequeños parceleros. 

Hay campesinos de la época de la lucha por la tierra que sienten el cambio cualitativo, dicen “ahora ya somos libres”, consideran que roto el sistema de servidumbre feudal han roto el yugo que les tenía sujetos.

A partir de esa ruptura trabajaron por la educación construyendo escuelas y pagando maestr@s, luego lucharon para que l@s maestr@s fueran pagad@s por el estado. Construyeron postas sanitarias y combatieron para lograr que el estado pagara los servicios de salud.

Consiguieron tener voto y elegir alcaldes de su seno. Luchan contra la contaminación minera. Luchan para ser ellos colectivamente quienes asuman las funciones policiales y judiciales en lugar de policías y jueces corruptos. Luchan contra todo tipo de autoridades corruptas. Y por muchas otras cosas.

Sienten que con la ruptura del servilismo feudal se les desataron las alas para continuar su lucha.

Las luchas actuales

La mayor parte de las luchas actuales del campesinado indígena son contra el asesinato de “Pacha Mama”, la Madre Naturaleza, la depredación desarrollada por las grandes compañías, fundamentalmente mineras, pero también petroleras y gasíferas. Así como los gobiernos peruanos antes eran sirvientes de los señores feudales, ahora lo son de las grandes compañías  multinacionales, contra la población peruana y contra la naturaleza.

Otra razón de las luchas es por las condiciones de la forma de vida, cada día hay más desocupación y crece el deterioro del nivel de vida; en el campo esto se da por los precios excesivamente bajos de los productos agrícolas. Parte de esto es la lucha contra el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos que hundirá más nuestra agricultura en beneficio de las grandes empresas imperiales subsidiadas..

El movimiento indígena junto con el resto de la población peruana combate contra la corrupción de las autoridades y por tener representantes suyos en los gobiernos locales: como no hay un sistema de auténtico control democrático, son frecuentes las traiciones que el pueblo sufre.

Nuestros aliados

El movimiento indígena no está solo, aunque es el sector más vigoroso y perseverante, no es el único, junto a él lucha el resto del pueblo.

Merecen especial mención los intelectuales, indígenas o no, llamados indigenistas. Desde el comienzo de la opresión a los pueblos originarios de nuestro continente, ha habido personas que lucharon contra ella, y en defensa de nuestra cultura.

Es conocida la acción del padre Bartolomé de Las Casas.

En el Perú fueron notables políticos como González Prada y Mariátegui, Escritores como Clorinda Matto, Ciro Alegría, José María Arguedas. Pintores como José Sabogal. Músicos como Alomía Robles, Baltasar  Zegarra, Roberto Ojeda , Leandro Alviña, etc.

El sentido de nuestra lucha

Defendemos nuestra cultura en sus diversos aspectos: Cosmovisión, organización social, nuestros rituales y saberes agrícolas, medicina, música, lenguaje, y muchos otros aspectos.

No pretendemos que nuestra cultura es superior a las otras, luchamos para que no se considere inferior. Queremos que se nos respete como a iguales.

Hemos sido educados en la armonización de igualdad en la diversidad. El Perú es un país megadiverso, tanto geográfica como demográficamente hablando. Contamos con 82% de las 103 zonas de vida natural que existen en el mundo y con habitantes que hablamos 45 diferentes lenguas. La gran celebración incaica del Dios Sol no era excluyente, había un desfile de los diferentes pueblos con sus diversos dioses, no existía la noción del “Dios único”. Estamos por la igualdad de lo diverso, en contra del igualitarismo.

Por una parte respetamos las diversas individualidades y particularidades. Por otra estamos en contra del individualismo, nuestra cultura es solidaria.

No buscamos volver al pasado. Sabemos que debemos aprovechar los avances de la cultura humana en general.

Eso no está en contradicción con que pretendamos volver a nuestras raíces, nuestro pasado estará vívidamente presente en nuestro futuro:

Amamos y cuidamos a “Pachamama”. Anhelamos fervientemente que la base de la economía vuelva a ser el aprovechamiento de nuestra rica biodiversidad a través de la agricultura y la medicina natural, con todos los adelantos modernos que no sean nocivos.

Buscamos que nuestra organización social no esté basada en el profundo individualismo antisocial traído por los invasores. Pretendemos fortalecer y recuperar a todos los niveles la vigorosa fraternidad colectivista solidaria del “ayllu”, también aprovechando los conocimientos universales que no sean nocivos.

Soñamos con que los 500 de aplastamiento sean sólo una pesadilla pasajera en los 10 mil años de construcción de nuestra rica cultura.

NOTAS:  (1) Estos términos de una lengua colectivista son intraducibles a una individualista: “Ayni”es la prestación mutua de trabajo, que hace que el trabajo para beneficio individual sea colectivo. “Faena” es el trabajo colectivo para provecho colectivo. “Mink’a” es la solicitud de un servicio que se acompaña con profusas y cariñosas súplicas. (2) Hay “señas” que indican al campesino indígena acerca de cómo será el clima o cómo será la producción de determinado cultivo: La abundante o pobre floración de determinada planta silvestre, la coloración de las culebras, la altura a la que anida un ave, el mayor o menor brillo de una constelación, etc.  (3) Waru-waru es la alternancia de fajas de terreno elevadas y zanjas; se cultiva en las fajas elevadas. Sus funciones son: En los años lluviosos se evita la inundación. En los años secos el agua depositada en las zanjas se utiliza para el riego. El calor solar absorbido en el día por el agua de las zanjas, contrarresta el frío nocturno de la helada.

Hugo Blanco es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO.

Fuente:
www.sinpermiso.info, 29 julio 2007

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