VVAA
17/06/2020A principios de junio se hizo público este manifiesto a favor de una Renta Básica, publicado originalmente en catalán.
El manifiesto parte de un grupo de profesionales del ámbito de los servicios sociales y socioeducativos. Gentes crecidas y curtidas en un sistema de servicios sociales que habrán visto las mil y una penurias que pasan cada día las personas que suplican las diferentes ayudas. Unas prestaciones siempre condicionadas a muchos requisitos y que son un laberinto burocrático que generan grandes dificultades de acceso. Ayudas para pobres, de emergencia social, de becas de comedor para infancia, ayudas para personas con discapacidades, para mujeres maltratadas, para gente que no ha cotizado, para mayores de avanzada edad… siempre teniendo que demostrar que se padece o se sufre alguna condición para poder percibir alguna prestación que nunca llega a un umbral digno de existencia.
Es por todo ello y mucho más que se explica en el manifiesto que desde este ámbito social tan maltratado y casi siempre ninguneado algunas personas han hecho un manifiesto valiente, exigiendo una Renta Básica incondicional y universal que como dice el manifiesto “significa garantizar la vida, no es poca cosa”.
Una iniciativa que se suma a otras más que ya se han dado en los últimos meses como el manifiesto de la gente que trabaja en la cultura y se presentó hace unos meses en catalán y que ya se ha traducido al portugués, inglés, francés, gallego, euskera y al italiano y lo han firmado más de 4.500 personas.
Esperemos que proliferen estas iniciativas y seamos cada vez más en esta lucha por la Renta Básica incondicional. El manifiesto y las adhesiones se encuentran en http://rendabasicaara.org/ SP
Manifiesto por una Renta Básica Universal
Las personas que firmamos este manifiesto tenemos la convicción de que la Renta Básica Universal, una asignación monetaria incondicional, es una política imprescindible y necesaria para garantizar el derecho a una vida material digna para las personas. De igual manera, apostamos por un replanteamiento radical de las políticas de los Servicios Sociales y socioeducativos.
Renta Básica Universal: De la utopía a la realidad
• La propuesta de una Renta Básica Universal (RBU) no es nueva y ha sido reivindicada como una política pública clave en favor de la justicia social y la redistribución de la riqueza. No se trata de una propuesta idílica, sino que se fomenta en una tradición política, filosófica y económica que avala su viabilidad y sostenibilidad. Lo que hace tiempo parecía una utopía, hoy es una medida imprescindible que cada día cuenta con más adeptos. A nivel internacional, las propuestas a favor de la RBU tienen más de cuatro décadas de historia y existen diferentes experiencias que se han impulsado en todo el mundo. En Catalunya, los debates surgen a partir de los años 90 y 2000 y, entro otros, destaca el trabajo de la Red Renta Básica.
• Durante las últimas semanas, algunas voces del mundo de la cultura se han posicionado a favor de la implementación de la RBU como mecanismo de justicia social y, a su vez, como herramienta para revertir la precariedad del sector través del manifiesto “Gent que treballa en cultura, per una renda bàsica universal i incondicional» (disponible en varios idiomas). Las personas que trabajamos en el ámbito social, educativo y comunitario nos sumamos a esta reivindicación con una mirada propia centrada en los impactos en las políticas sociales de hoy y del futuro más inmediato.
• Por otro lado, estos últimos días se ha aprobado el Ingreso Mínimo Vital (IMV), una medida que se impulsa como estrategia de reducción de la pobreza que supone un paso más en las políticas de garantía de ingresos. Se trata de una nueva prestación que se suma a las ya existentes, pero que permite complementar con otros ingresos estableciendo un límite, además de ser progresiva en función de los de los miembros de la unidad de convivencia. No obstante, el IMV suma una nueva •
prestación y tramitación a un sistema de protección social ya de por sí complejo y burocratizado además de excluir a personas con una situación administrativa irregular o personas con discapacidad.
• Independientemente de la aprobación de una nueva medida/prestación que aporta ingresos, hace falta ir más allá en la concepción de políticas que transiten de la “ayuda” al derecho y que pongan el foco en una redistribución justa de la riqueza desde la universalidad y la incondicionalidad.
Renta Básica Universal: por un cambio radical y estructural de la sociedad y los derechos de ciudadanía
• La RBU apuesta por garantizar la vida e implica un cambio de paradigma. El sistema sanitario público cuida y protege la vida como organismo biológico, pero la vida tiene inequívocamente una dimensión material, personal y relacional. La instauración de una RBU tiene consecuencias en cada una de estas dimensiones.
• Hasta ahora, el sistema capitalista ha configurado un modelo de sociedad basado en el mercado (de trabajo) y en la adquisición de un salario. El trabajo asalariado es la vía a través de la cual la clases trabajadoras han obtenido los recursos materiales para “ganarse la vida”. No obstante, en muchos casos, no se trata de una elección, sino de una coacción ya que muchas personas renunciarían a su trabajo en caso de no depender de un salario para satisfacer sus necesidades básicas. El trabajo asalariado es el eje vertebrador del conjunto de redes sociales, imaginarios, proyectos de vida, sistema educativo, valores… y también de las posibilidades reales de la subsistencia. Sobre la base del trabajo remunerado se define la riqueza, la pobreza, la explotación, la precariedad, la exclusión etc.
• En la sociedades actuales, la reducción efectiva del número y posibilidades de acceder a puestos de trabajo, la precarización y las formas contemporáneas de explotación laboral, así como el impacto de la automatización, hacen que el trabajo asalariado haya dejado de ser el eje de inclusión por excelencia y sustento de las vidas materiales de las personas. Solo hace falta mirar las cifras del paro, inactividad laboral, eventualidad y de trabajadoras y trabajadores pobres. Las implicaciones del contexto derivado de la crisis por el COVID-19 lo está haciendo todavía más evidente. La RBU es una oportunidad para desvincular el trabajo como vector fundamental para la inclusión social.
• Reinventar la concepción y valor del trabajo, así como aumentar la capacidad negociadora de la condiciones del trabajo asalariado, son dos importantes transformaciones que plantea la RBU. Así como favorecer otras formas y oportunidades de trabajo cooperativo, de organización comunitaria, de presión social y política, de cuidados colectivos, desde la interdependencia.
• Queremos señalar también que no concebimos la RBU como la solución definitiva. De hecho, no tiene sentido si no se acompaña de políticas públicas que refuercen el conjunto de políticas sociales: la educación y sanidad públicas y universales; la garantía de una vivienda digna (a través de su desmercantilización, limitación de los precios del alquiler y ampliación del parque público de vivienda); la emergencia climática y la transición ecológica y, en definitiva, de una mayor intervención democrática de los sistemas de producción y reproducción social.
Renda Básica Universal: una oportunidad para unos servicios sociales y comunitarios radicalmente diferentes
• La RBU se fundamenta en la lógica del derecho y la justicia social, no del merecimiento. Esto implica reconocer a las personas como sujetos de un derecho universal y no como subsidiarios de los recursos públicos. Esta universalidad incluye al conjunto de ciudadanía que reside de forma efectiva en el territorio, más allá de consideraciones administrativas como la autorización de residencia exigida para las personas migrantes. La RBU dignifica y garantiza la vida por ella misma.
• La RBU elimina la multiplicidad de subsidios condicionados, prestaciones, ayudas y becas que se han mostrado insuficientes para resolver las necesidades de la población y que, además, construyen un laberinto burocrático tanto para las personas atendidas como para los y las profesionales, que acaban ejerciendo una función de control de los usuarios y un seguimiento de procedimientos y trámites burocráticos. Una política pública que estigmatiza a las personas, además de dificultar y minusvalorar, y en ocasiones impedir, el trabajo de los profesionales. Es necesario cambiar la mirada de las personas atendidas en los Servicios Sociales: conocer otros aspectos de su vida y superar la imagen de “demandante”. En síntesis: facilitar una mirada integral y apreciativa.
• La RBU transforma de raíz los recursos y los Servicios Sociales, adelgazando las estructuras administrativas y de gestión y dejando atrás una relación estrictamente basada en las necesidades materiales. En conjunto implica situar en el centro de su acción relaciones más democráticas y basadas en la voluntariedad.
• La RBU refuerza que los servicios de atención social, socioeducativos y comunitarios se focalicen en tareas hasta ahora secundarias, ya que la presión asistencial provoca un predominio de las intervenciones burocráticas. De esta manera se potenciarían dinámicas de trabajo y recursos basados en el desarrollo de la vida, en la prevención y promoción, en la atención especializada, en la acción grupal y colectiva, en la relación con el entorno y en la acción comunitaria.
• La RBU reduce los prejuicios entre vecinos y vecinas, evitando que surjan conflictos y rumores respecto a los méritos, los criterios de concesión de becas, ayudas, prestaciones… Con la RBU todo el mundo parte de una renta que iguala y dignifica, genera una toma de conciencia de las posibilidades individuales y así como de conciencia colectiva de las posibilidades de la acción comunitaria.
Algunos beneficios de la RBU son:
• Aumenta la confianza en el propio futuro y en la capacidad para transformarlo, así como hacia el resto de personas y las instituciones. La RBU es una oportunidad d autodeterminación: de poder decidir sobre el propio itinerario de vida, especialmente en la relación con el trabajo asalariado (el “trabajo libremente elegido”), pero también de otras formas de trabajo no remunerado (voluntariado, acción social, cuidados etc.).
• Mejora la percepción sobre los ingresos y el bienestar económico de las personas, hecho que da tranquilidad al no estar sujeto a condiciones, requisitos, la correcta realización del trámite, etc.
• Posibilita tiempo, espacio mental y confianza vital para poder participar de manera proactiva en iniciativas colectivas de auto organización, de cooperación, que fortalezcan las redes y vínculos de las personas con su comunidad y contribuyan a generar cambios en su entorno más cercano. Desde la urgencia y las necesidades materiales básicas no cubiertas es más difícil implicarse y participar.
En definitiva, la Renta Básica Universal implica hacer una política pública para garantizar el derecho a la vida y los mínimos vitales materiales. Una política que, a su vez, abre muchas posibilidades en otras dimensiones de la vida donde actuamos los y las profesionales de la intervención social y educativa.