Fabrizio Casari
Andrea Fabozzi
11/06/2016
Renzi está tranquilo
Fabrizio Casari
Los resultados que han surgido de las urnas es que, a pesar de una participación mayor de lo esperado, el Partido Demócrata ha sufrido una severa derrota, la certificación de una reducción de personal político definido. En Roma ha pasado de 26% en 2013 al 17% actual. En Turín, ha perdido 32.000 votos, en Bolonia ha perdido 60.000 y en Nápoles 27.000. Salerno, Rimini y Cagliari son los únicos tres municipios en los que el centro-izquierda ha ganado la primera vuelta, pero en el caso de Cagliari, debe especificarse que Zedda es la expresión de lo que queda de SEL y que fue elegido en una lista arco iris, con la izquierda unida y sin verdes. El resultado del Movimiento 5 Estrellas y la crisis de Berlusconi son a la vez la buena noticia de esta semana.
Renzi afirma que el voto era exclusivamente para las municipales y que no afecta a su gobierno, pero miente conscientemente. La elección de 1.342 alcaldes es político "ni más ni menos", porque a pesar de la abundancia de maquillaje de las listas cívicas, son los partidos los que aportan candidatos a concejales y alcaldes y los líderes o dirigentes de los partidos los que tienen que bajar al ruedo para apoyar a sus candidatos respectivos. Por otra parte, son 13 millones de electores involucrados, más del 30% del total de los votantes italianos. La ciencia estadística necesita de un universo menor para determinar de manera científica tendencias y proyecciones de dimensión general y a la ciencia política le sirve de sobra para indicar las expectativas y las repercusiones de un voto tan grande.
Hay que subrayar que son expresión de unas elecciones locales: el abanico de candidatos – de Sala a Valente, hasta Giachetti – ha indicado con claridad un conflicto político en el camino de la izquierda. Renzi se destacó porque está acostumbrado a apropiarse de la escena mediática en caso de éxitos y a distanciarse en caso de fracasos. Las victorias son suyas incluso cuando no le corresponden en absoluto (véase las europeas), pero las derrotas son de otros (incluso cuando los candidatos y aliados son los elegidos por él). Y el anuncio de un comisario en Nápoles hace reír: ¿quién eligió a Valente? Y no es sólo una cuestión de línea política, también es una cuestión de liderazgo cuando se pierde. Cuando un personaje de tercera fila como Guerini le echa la culpa a Marino en lugar de a la mafia capitalina de la derrota en Roma, entendemos lo que se esconde en las profundidades políticas del lirio mágico.
El PD se reduce al mínimo: es ahora solo un comité electoral y una estructura de propaganda al servicio del círculo renziano. Renzi lo ha destruido, se ha comido el corazón y ha cedido su alma al centro y ha reducido su política de alianzas a sus operaciones con Verdini. Quien, como Alfano, obtiene porcentajes de código telefónico en todas partes y se arriesga incluso, cuando sube a la tribuna del candidato del PD, de impedir que llegue a estar en las papeleta de voto. Lógico por otra parte, visto que el PD seguiría teniendo, al menos en un 50%, un electorado de izquierda que quiere sentirse representado. Cuando se detecta que el voto se utiliza para reconstruir la Democracia Cristiana del tercer milenio, camuflada, simplemente vota a otros.
El resultado de estas elecciones municipales es, políticamente, un verdadero punto final para la estrategia renziana, que incluía el vaciado de Forza Italia y de los nostálgicos demócrata-cristianos por un lado y, por otro lado, el debilitamiento progresivo del Movimiento 5 Estrellas, que habría acusado el protagonismo falsa-nuevista del primer ministro. Ambos escenarios han sido desmentidos por los votantes.
El primero porque el colapso de Forza Italia, lejos de decantarse en un trasvase de consenso moderado hacia el nuevo PD de carácter demócrata-cristiano, ha empujado más bien a sus votantes hacia la derecha radical. La segunda, porque el Movimiento 5 Estrellas ha demostrado una resistencia superior a las expectativas y, a pesar de que había presentado en sus listas a figuras menores de sus filas (a diferencia del PD y de Fratelli d’Italia), obtuvo un apoyo creciente hasta llegar a ser el primer partido en Roma y Turín, sólo por citar un ejemplo, y el PD se derrumba. Se derrumba, porque muestra una transferencia de votos del propio PD hacia el M5S.
La apuesta renziana, construir un partido que represente al establishment, que ofrezca mediar entre los distintos intereses, que gestione la alianza entre las finanzas católicas y las finanzas laicas, que garantice con su peso el espacio dejado vacío por la crisis de reorganización del capitalismo italiano y que pueda representar al país en las instituciones políticas europeas, es de hecho demasiado ambicioso. Y de todos modos, sin duda no puede llevarse a cabo por medio de un partido dirigido por una banda de recién llegados, expertos únicamente en arrogancia.
Mientras tanto, el mapa de las elecciones cuenta cómo el Partido Demócrata gana en los barrios de los centros urbanos y los barrios de los ricos, y pierde en los suburbios. Este no es el lugar para analizar en profundidad lo que parece una verdadera mutación antropológica, pero seguro que la correspondencia entre estos datos y la línea política del partido, volcado en el establishment e indiferente a los problemas sociales, tiene su respuesta en las urnas. Cuando frente a la crisis social que proletariza a la clase media y aflige a los sectores populares, el PD exalta a Marchionne (directivo de FIAT) y declara la guerra a los sindicatos, ¿cómo van a votar los trabajadores?.
El PD está con la espalda contra la pared, guiado por un líder que entró ya definitivamente en la sombra. Si le quedara un aliento de ideas y de programa ya habría ofrecido la renuncia de la secretaria (donde Guerini y Serracchiani han brillado por su firme apoyo a los perdedores) y la celebración de un congreso extraordinario. Una pronta convocatoria del congreso sería una señal de que entienden la realidad.
Pero difícilmente sucederá, ya que, inevitablemente, implicaría la dimisión de los renzianos tras una caída inesperada. Mostraría, además, la verdad de plástico de un personaje que divide, que ya ha aburrido a los italianos después de sólo dos años por su arrogancia y sería un golpe para el ego de Renzi: por lo tanto, no va a suceder. Y, además, que conste: incluso si sucediera, veríamos una reconfirmación del equipo de gestión a la cabeza del partido; bien por las tropas leales, bien por la inconsistencia de Bersani, Cuperlo y Speranza, el margen de maniobra de la disidencia es tan pequeño que hace que sea imposible prever una cambio en el interior o simplemente una reorientación de línea.
Congreso o no, la izquierda del PD todavía tiene una última oportunidad de presentarse a sí misma como un espacio realmente de buena fe, aunque con problemas. La izquierda hoy, domesticada y desconcertada, cuando no elige el camino de la abstención se expresa a través del voto radical, ya sea en las listas a la izquierda del Partido Demócrata, como en el Movimiento 5 Estrellas. No reconocerlo sería un grave error de interpretación del contexto y de su patrimonio electoral. Permanecer en el PD sabiendo que no hay rastros de una cultura de izquierda o simplemente melancólica de la coalición del Olivo, reafirmando un sentido de lealtad a la "compañía" y pidiendo, como mucho, mayor educación al jefe, es sólo oropel, elemento decorativo políticamente inútil. Es un consuelo para el alma, no una propuesta política.
Ahora se abre un nuevo escenario. En política, el reto es siempre el que está por venir, y aunque lo nieguen, la celebración de las elecciones municipales tiene importancia tanto por el resultado en sí mismo como para el referéndum que se celebrará. Renzi ha decidido jugar su papel político y eso, en sí mismo, ya representa para él un factor de alto riesgo, ya que la esperanza de desbancarle ayudará a engrosar las filas del NO en el referéndum.
Por tanto, se trata de movilizarse para conjurar la contrarreforma de inspiración masónica implícita en las reformas institucionales sobre las que se votará en el referéndum de otoño. Impedir la degradación de una república parlamentaria en un sistema autoritario es una batalla decisiva, tanto política como culturalmente, y asume un valor absoluto, incluso en el nivel simbólico. Y el debilitamiento ulterior de Renzi y de su estrategia neo-autoritaria también pasa por una derrota en las elecciones municipales, ya que su resultado final influirá también sobre el referéndum, porque estas elecciones afectarán al clima político en torno al PD.
Habrá que tener en cuenta todo ello a la hora de votar por los alcaldes en las ciudades. Incluso aquellos que hoy sostienen a Renzi no se quedarán en sus puestos. Italia es el país por excelencia donde se hace carrera en el carro del vencedor y bajándose del de el perdedor. Debemos votar teniendo en cuenta todos los efectos que cada voto tendrá a la hora de mantener al gobierno y actuar en consecuencia, aun a costa de votar tapándose la nariz. Es mejor tener la nariz cerrada un minuto que la boca tapada y las manos atadas los próximos veinte años.
http://www.sinistrainrete.info/politica-italiana/7349-fabrizio-casari-renzi-stai-sereno.html
El golpazo que el Partido Demócrata ha negado cuidadosamente
Andrea Fabozzi
Cómo ocultar un colapso. El Partido Demócrata (PD) se apoya en una investigación del Instituto Cattaneo. Que se refiere a las coaliciones. El influyente Instituto de Bolonia ha estado dando vueltas en círculo durante 24 horas, pero ha puesto un título a su informe que ha hecho las delicias de los dirigentes renzianos. En comparación con 2013, el M5S pierde en porcentaje y el centro-izquierda no, pero gracias a sus aliados.
"Nosotros no somos como esos políticos del pasado que afirmaban haber ganado cuando en realidad habían perdido". Recuerde esta frase de Matteo Renzi, que repitió hasta el lunes 6 de junio antes de cambiarla por otra. Porqué debemos contar cómo el Partido Demócrata, que en las elecciones del domingo perdió en Milán tres de cada diez votos, en Roma cinco de cada diez, y en Nápoles seis de cada diez en comparación con las elecciones generales de 2013, ayer descubrió que, en realidad, las cosas no le habían ido tan mal. Que el verdadero perdedor es el Movimiento 5 Estrellas (M5S). Todo ello gracias al análisis del Instituto Cattaneo, una muy seria fundación boloñesa que después de cada elección tradicionalmente compara los resultados y analiza que se esconde detrás de los porcentajes. Ayer, día 6 de junio, el Instituto Cattaneo emitió un comunicado con su comparación de los resultados de las coaliciones. Aún más, lo ha vuelto a distribuir después de haber incluido más resultados del lunes; pero esta vez con un título claro.
"Éxito del M5S en relación con las municipales de 2011. En comparación con las generales del 2013, el M5S pierde votos, mientras que gana el centro-derecha y se mantiene igual el centro-izquierda". Bálsamo para las heridas del Partido Demócrata.
Durante medio día, los dirigentes renzianos han agitado las agencias con la 'verdad' patrocinada por el instituto Cattaneo. Han acusado a Grillo de “burlarse de los italianos". Sí, porque el líder del M5S había publicado su balance electoral en su blog, inventándose un resumen nacional de las elecciones locales basándose en la suma de todos los votos en todos los municipios: “con 956,552 votos, el M5S se afirma como la primera fuerza política nacional; en segundo lugar, en peligro de extinción, el Partido Demócrata con 953.674”. "Esta jugando con los números a la lotería", se indignó rápidamente el vicepresidente de Renzi, Guerini. "¿Grillo ha ganado? ¡Pero por favor!", agrega el barón renziano Carbone, que será el comisario del partido en Nápoles y por eso se esta entrenando a citar a Toto.
Sorprendidos por el clamor, los investigadores del Instituto Cattaneo han explicado el significado de su análisis, con la premisa de que la única comparación válida es la que se hace entre elecciones similares, es decir, entre las elecciones municipales del pasado domingo y las de 2011. En ese caso no puede haber ninguna duda sobre el ganador: las listas grillinas del M5S han pasado del 6.1% a 21.4% a nivel nacional. Al mismo tiempo, tanto el centro-derecha como el centro-izquierda han perdido cerca de siete puntos porcentuales. Pero es evidente que, añade el Instituto Cattaneo, que la comparación "más cercana y significativa" es con las elecciones generales de 2013, en las que el fenómeno M5S fue realmente extraordinario: en 2011, en muchas ciudades los grillinos estaban en la prehistória. Es un argumento que también han hecho ayer, cuando al comparar los votos absolutos y no los porcentajes, han concluido que en los siete municipios que son capital de región, el Partido Demócrata y las listas cívicas directamente relacionadas con él perdieron en todas partes, sobre todo en Nápoles (56 de cada 100 electores que habían votado en 2013 les han abandonado), el mínimo en Milán (donde han perdido 11 de cada 100 votantes de 2013).
Pero cuando se enfrentan con la dificultad de tener que comparar votos en las municipales - donde es frecuente la presencia de listas cívicas vinculadas al partido más importante – con votos en las parlamentarias, los investigadores de Cattaneo prefieren agregar datos en los tres espacios políticos. Por un lado el centro-derecha, por otro el centro-izquierda y en medio el Movimiento 5 Estrellas, solo. Así, la investigación que ha levantado los ánimos a los renzianos compara los resultados de la vieja coalición de Bersani, la de Vendola y los socialistas, políticamente en el pasado remoto, con las coaliciones de centro-izquierda en estas últimas municipales, compuestas por cuatro listas en Milán y Turín , siete en Roma, once en Nápoles e incluso más en otras ciudades. Por último, el análisis se limita a las capitales de provincia y no a todas, sólo 18 de 25, porque en algunos casos, los datos no estaban disponibles todavía (como ya hemos dicho, la investigación no es de ayer, sino que se remonta al lunes).
Hechas todas estas precisiones, se puede leer el estudio que ha hecho felices a los demócratas Rosato, Guerini, Esposito, Carbone y Orfini, entre otros. Para descubrir que el centro-derecha ha ganado entre 2013 y 2016 cuatro puntos porcentuales (de 25,4% a 29,5% de los votos válidos en los 18 municipios considerados); el centro-izquierda algo más de un punto (del 33,1% al 34,3%); y el M5S ha perdido un poco menos de cuatro (de 25% a 21,4%). Concentrándonos en el Partido Demócrata y no en sus aliados, nuestro cálculo de los votos absolutos muestra una realidad menos agradable para el Partido Demócrata. Que en los 18 municipios considerados por el Instituto Cattaneo perdieron entre 2013 y 2016 más de 560.000 electores, y en las 25 capitales de provincia (es decir, sumando aquellos que no han sido tomados en cuenta por la Fundación de Bolonia) llega a perder más de 580.000.
Si hubieran querían mantener los pies en el suelo, sin embargo, los barones renzianos hubieran podido leer, antes de congratularse tanto, otro informe del Instituto Cattaneo, disponible desde ayer por la mañana. En el que se estudia las perdidas de votantes del Partido Demócrata en comparación con 2013. De éstos, sólo un porcentaje ligeramente superior al 60% (Nápoles excluida, donde los resultados han sido mucho peores) ha vuelto a votar por los candidatos a alcalde del partido de Renzi. El resto les han abandonado, especialmente hacia la abstención. O apoyando al Movimiento 5 Estrellas, particularmente en Turín. Donde 22 de cada 100 electores, en lugar de repetir por Fassino, eligieron ahora apoyar al candidato grillino. Y todavía lo llaman victoria en el PD.
Il Manifesto, 7 de junio 2016