Israel: unas elecciones marcadas por el giro a la extrema derecha

Meir Margalit

05/11/2022

Si bien a la hora de escribir esta reseña, el desenlace final de las recientes elecciones en Israel no esta todavia definido, podemos ya resumir que los resultados de esta ronda electoral (la quinta en los últimos tres años y medio), le han otorgado al bloque derechista una contundente victoria. Aclaremos de antemano que en estas elecciones han competido dos bloques: la derecha dura contra la derecha moderada, pero ambos bloques de derechas después de todo.

Lo que ya se sabía

Pero si bien el triunfo del bloque derechista ha corroborado lo que ya sabíamos de antemano, la magnitud del fenómeno nos ha tomado por sorpresa. Estos resultados han constatado que la derecha se ha instalado en Israel para quedarse y por un largo periodo. Lo mas peligroso de este fenómeno es la irumpción por primera vez en la historia del parlamentarismo israelí, de un partido de corte fascista -abanderado por Itamar Ben Gvir, figura que hasta hace poco era considerada un 'hooligan'-, que se ha convertido en la tercera fuerza política en Israel. Este violento personaje, líder de la organizacion "Kach", la unica organización judia prohibida en Israel por incitar al racismo, es el síntoma del nacionalismo israelí. Pero lo mas alarmante es la sincronía entre su partido de extrema derecha y el Likud del próximo primer ministro Bibi Netanyahu. El proceso de radicalización acumulativa ha llegado a su expresión más baja y cuando creíamos que ya habíamos tocado el fondo del barril, descubrimos que todavía se puede degenerar mucho más.


 

Los efectos de la incitación al odio

Este proceso ha ido cultivándose paulatinamente. El culto al nacionalismo virulento ha echado raíces y se ha convertido en elemento constitutivo de la sociedad israelí, parte integral de su identidad colectiva. Décadas de incitación al odio a los palestinos, practicas discursivas que enfatizaban amenazas -algunas reales, pero en su mayoría hipotéticas- han transformado a los israelíes en personas fáciles de manipular: en nombre de la "santa seguridad" votan a cualquier partido que promete exterminar al enemigo. Por eso el discurso de izquierda que habla de una solución pacífica del conflicto palestino no logra movilizar a las masas y se ha convertido en irrelevante.  

Israel esta indudablemente pasando por una profunda crisis política. El principal afectado de esta crisis es, sin duda alguna, el sistema democrático, que se ha ido desgastando a lo largo de los años hasta perder toda credibilidad. El israelí ya no cree en la democracia y es por ello que la clásica descripción de Israel como estado 'democrático y judío' se ha vuelto obsoleta;  se ha transformado en un estado sobre todo judío, religioso y fundamentalista, en el que la democracia es solo su fachada formal. Esto es sumamente peligroso dado que la historia ya nos ha demostrado que cuando el liberalismo entra en crisis, el fascismo levanta cabeza y produce estragos. Pero es sumamente interesante observar que esta crisis política no viene acompañada de una crisis económica paralela, dado que la economía israelí continua creciendo a un ritmo envidiable de 4-5% anual. Este florecer económico es una de las razones por las cuales el israelí de la calle no tiene ningún interés en replantearse su posición respecto a los palestinos: mientras pueda veranear cada año en Antalya, y ahora también en los mejores hoteles de Dubai y Qatar, no tiene ningún motivo para acabar con la ocupación de las tierras palestinas.  

¿Y la izquierda israelí?

El gran golpe de estas elecciones lo ha sufrido la izquierda, que ha vuelto a demostrar su ineptitud e impotencia. El laborismo, que antaño fuera el partido hegemónico de Ben Gurion, Golda Meir, Rabin y Peres, que lideró Israel casi tres décadas, ha logrado a duras penas conseguir 5 escaños, mientras que el partido de izquierda Meretz, no ha logrado superar el porcentaje de votos necesario para entrar a la Knesset (parlamento) y ha desaparecido del ámbito político.  La izquierda israelí esta en vías de extinción.

La izquierda ha cometido serios errores y en particular la negativa del laborismo de formar un frente único con Meretz; y la lamentable decisión del partido árabe Balad de separarse de la Lista Conjunta árabe, lo que ha supuesto la pérdida o desperdicio de mas de 250.000 votos. Pero mas allá de los errores tácticos, estos resultados representan el eclipse final de todas las utopías socialistas en Israel, utopía que estaba indisociablemente ligada al humanismo y al pacifismo. De ahora en adelante, los pocos pacifistas que quedamos en Israel, luchadores de causas perdidas, hemos pasado a ser exiliados en nuestro propio país.

Doctor en Historia Israelí Contemporánea por la Universidad de Haifa, desarrolla su actividad docente en el ONO Academic College, además de impartir conferencias y seminarios en distintas universidades europeas y americanas. Ha sido concejal de Jerusalén con el partido pacifista Meretz hasta 2014. Cofundador de una de las organizaciones de derechos humanos más destacadas de Israel, el Israeli Committee Against House Demolitions (ICAHD), ha sido asesor en distintos organismos de la ONU, como OCHA, UNHabitat y UNRWA y es actualmente director del Center for Advancement of Peace Initiatives. Considerado uno de los mayores expertos en el conflicto araboisraelí en Jerusalén, es autor de Discrimination in the Heart of the Holy City (2008), Seizing Control of Land in East Jerusalem (2010) y Demolishing Peace (2014). Asimismo, es miembro del consejo editorial de Palestine Israel Journal y de la revista SinPermiso.
Fuente:
www.sinpermiso.info, 5 de noviembre 2022

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