Rafael Borràs Ensenyat
10/06/2022Surgida de la confluencia de reflexiones que, durante las semanas de confinamiento más duro como consecuencia de la pandemia de la covid-19, dieron origen al movimiento social de “La Vida en el centro”, inspirada en (y por) la Ley de Bienestar de las Generaciones Futuras de Gales (2015), apoyada por un muy considerable número de entidades de la sociedad civil y movimientos sociales, y, sobre todo, impulsada por el grupo ecologista más veterano y articulado de las Islas Baleares, el GOB (GOB Mallorca, GEN GOB Eivissa, GOB Menorca, y GOB Formentera), la ILP formalmente denominada “Ley para garantizar el bienestar de las generaciones presentes y futuras” está en la fase final de recogida de firmas para que pueda ser debatida y votada en el Parlamento de las Islas Baleares.
Hay pocas dudas de que esta ILP superará todas las dificultades, y de que se producirá su debate y votación en el parlamento regional. De hecho, es más que probable que sea aprobada. Esto es así por una razón: el movimiento ecologista –liderado por el GOB- ha sabido movilizar a sectores muy importantes de la sociedad, y, con ello, se ha conseguido imponer un cierto sentido común (en el que, obviamente, no participa la derecha ni el protofascismo) según el cual es políticamente incorrecto estar en contra del bienestar de las generaciones presentes y futuras. En este sentido, hay un primer significante obvio: la movilización es esencial, vitalmente imprescindible para que en el ámbito institucional se mueva algo que no sea –con mayor o menor grado, con una u otra retorica- más de lo mismo. La movilización va más allá de la que requiere toda ILP (explicación, recogida de firmas, actos públicos, fedatarios…), y, como prueba de ello, el sábado 28 de mayo miles de personas llenamos la Plaça Major de Palma, y formamos un espectacular mosaico con el lema de la campaña de la ILP: “Avui per demà”[1].
Es sabido que una cosa es lo políticamente correcto en una determinada coyuntura política -una coyuntura cuasi preelectoral, pongamos por caso-, y otra una praxis política que impulse una verdadera transición ecosocial. La apuesta estratégica de quienes gobiernan la Comunidad Autónoma (PSOE, Unidas Podemos, MÉS per Mallorca) por perpetuar, en forma de monocultivo turístico, la vía turística de acumulación, revestida ahora de greenwashing y de la deslegitimación clasista del turismo de “baja calidad”, al tiempo que se legitima todo exceso del lujo, no parece ser muy coherente lo que la ILP en cuestión proclama en su exposición de motivos: “El bienestar de las generaciones presentes y futuras sólo será posible si garantizamos que los organismos públicos, y cualquier actor privado tengan en cuenta, en términos de bienestar ambiental, social, económico y cultural, las externalidades negativas de todas sus actuaciones y planificaciones estratégicas y el impacto de sus actuaciones sobre las generaciones futuras para garantizar el derecho a vivir en un contexto ecológico y territorial óptimo en una sociedad económicamente y socialmente justa”. Esta incoherencia, todo hay que decirlo, es especialmente achacable al PSOE.
Ahora bien, lo relevante, y lo que motiva estas líneas, es que la idea fuerza de la ILP es que buena parte de la acción política-institucional se tendrá que acompañar de un "informe de evaluación de impacto sobre el bienestar de las generaciones presentes y futuras”, que "evaluará el impacto potencial y las repercusiones positivas o negativas sobre las generaciones futuras, y la capacidad de estas para definir su modelo social, económico, y ambiental, de acuerdo con los objetivos descritos en el artículo 3 de esta ley, y los principios rectores expuestos en la exposición de motivos". Estos informes serán evaluados por una comisión que se creará.
Siendo lo anterior importante (téngase en cuenta que la citada evaluación afectará a los procedimientos de elaboración de normativas, planes, proyectos y programas sujetos a evaluación ambiental estratégica o evaluación de impacto ambiental, según la normativa actual, contratos del sector público de obras por una cuantía igual o superior a 1.000.000 €, convocatorias de subvenciones o ayudas públicas cuyo presupuesto supere 1.000.000 €, y cualquier proyecto que sea declarado de utilidad pública o de interés general, proyecto industrial estratégico, o de interés autonómico previsto en la normativa sectorial correspondiente), lo que me parece capital son los objetivos de bienestar que se reflejan en el artículo tres de la propuesta de ley de la ILP "Avui per demà". Son, literalmente, los siguientes: “1. La prosperidad social colectiva, consecuencia de un sistema productivo y de consumo sostenible social y ambientalmente diversificado y bajo en carbono, que utiliza los recursos naturales de manera eficiente y sostenible. Este sistema refuerza la formación, la innovación y la calificación profesional. 2. La resiliencia, entendida como el mantenimiento y la mejora del entorno natural, con una biodiversidad saludable y el mantenimiento de unos ecosistemas en funcionamiento que apoyen a las resiliencia económica y ecológica y la capacidad de adaptación al cambio. 3. La salud, entendida desde la concepción integral, multisectorial y amplia que se fundamenta en el bienestar físico, mental y espiritual de las personas y las buenas condiciones ambientales. 4. La igualdad, como garantía de que ni el origen ni ninguna otra circunstancia personal comporte una discriminación en el ejercicio de los derechos inherentes al desarrollo de una vida digna. 5. La cohesión, entendida como cohesión interna y respeto mutuo dentro de una sociedad plural, diversa y equitativa. 6. La cultura, en el seno de una sociedad que promueve y protege el propio patrimonio natural y cultural y potencia el arraigo y el sentimiento de pertenencia en el territorio. 7. La responsabilidad, entendida como la necesidad de atender y asumir la repercusión de las acciones propias en el resto del planeta, buscando una contribución positiva en el bienestar global”.
A buen seguro, no habrá pasado desapercibido que los sacrosantos indicadores, como, por ejemplo, crecimiento del PIB, o aumento de la productividad y la competitividad no están en la propuesta de objetivos para garantizar el bienestar de hoy y mañana. Me parece relevante que las métricas propuestas para medir el bienestar sean estas y no las puramente neoliberales. Todas ellas cargadas de razón y lógica contrahegemònica. Permítanme, no obstante, que enfatice en la que figura en último lugar: "La responsabilidad, entendida como la necesidad de atender y asumir la repercusión de las acciones propias en el resto del planeta, buscando una contribución positiva al bienestar global". En las Islas Baleares es imposible obviar (a) la brutal huella de carbono de la industria turística (de la que forma parte la industria de la aviación comercial), y, ligado a esto, (b) que el modelo neoliberal de gran industria turística ejemplifica con extraordinaria claridad el fenómeno que Stephan Lessenich ha denominado "sociedades de la externalización", es decir, de aquellas sociedades acomodadas que, para serlo, tienen que externalizar gran parte de los impactos ecológicos y sociales.
Si la dinámica institucional no se tuerce, una vez aprobada la ILP, habrá que ponerla en marcha, desplegarla, superar resistencias administrativas, interpretaciones sesgadas hacia el más de lo mismo... Será esta otra cuestión en disputa. En cualquier caso, conviene tener en cuenta, desde ya, una cuestión que Andre Gorz nos dejó dicha: “… la clave para llevar las reformas no reformistas a la práctica es balancear dos realidades complejas: primero, que los compromisos pueden incluir trampas para los movimientos sociales, y, por lo tanto, deben ser evaluados con precaución; segundo, que rechazar las reformas de corto plazo también plantea problemas, pues en última instancia lleva a un callejón sin salida. Los movimientos que practican las reformas estructurales deben caminar sobre la línea precaria que se extiende sobre estas dos verdades”.
Pues… seguiremos caminando sobre esta línea precaria sabiendo que, como afirma Naomi Klein, “estamos atrapados en un nudo insostenible” que, tal como dice Jackson [Tim], "o se carga el sistema [el capitalismo] o se carga el planeta”.
[1] “Avui per demà” se puede traducir como “Hoy por mañana”.