“Fueron relegados al ser doblemente derrotados”. Entrevista a Andy Durgan

Andy Durgan

12/06/2022

Entrevista realizada por Miguel Salas para Sin Permiso con el autor de Voluntarios por la revolución (Laertes).

¿Qué te llevó a escribir este libro?

Mi interés en estos voluntarios se despertó concretamente cuando en 1994 trabajé como asesor histórico de la película de Ken Loach Tierra y Libertad. Desde entonces he trabajado de forma intermitente en el tema, pero no fue hasta que me jubilé en 2016 que pude dedicar más tiempo a ello.

Es impresionante la cantidad de información nueva que has reunido…

Con la excepción de Orwell, se sabe muy poco sobre los demás, más o menos, 500 voluntarios extranjeros que lucharon con el POUM. Ha sido un trabajo de hormiga, utilizando la prensa de la época, las pocas memorias que se han ido publicando y el material que se encuentra en archivos como los de Salamanca o Ávila (Archivo del Ejército español), el Arxiu Nacional de Catalunya o la Biblioteca del Pavelló de la Republica en Barcelona. Sobre todo, he encontrado información en el archivo de las Brigadas Internacionales (aunque estos voluntarios en la mayoría de los casos no pasaron por las Brigadas), una enorme y laberíntica colección que forma parte de los antiguos archivos soviéticos. Como gran parte de la información relacionado con el POUM está en alemán, además de estar lleno de las acusaciones más extravagantes, ha requerido muchas horas tanto de traducción como de interpretación de la información disponible.

¿Por qué hay tan poca literatura sobre estos voluntarios?

En parte porque su número y su papel militar, obviamente, fue menor comparado con el de las Brigadas Internacionales. Además, como muchos pertenecían a partidos y organizaciones bastante pequeños, la mayoría de ellas desaparecerían en los años posteriores a la guerra civil, no se les ha dedicado mucha atención. Al ser “doblemente derrotados”, por la represión estalinista y por el fascismo, fueron relegados a un rincón oscuro en la historiografía de la guerra civil.

Me ha interesado especialmente esa relación que estableces entre la experiencia de los voluntarios en las trincheras y la reorganización del ejército republicano, a costa de las milicias y columnas obreras

El POUM no opuso la transformación de las milicias en un ejército centralizado y disciplinado mientras que tal ejército fuera el brazo armado de la revolución y no de la república burguesa. El partido planteó la creación de una “Ejército Regular Revolucionario del Proletariado”. Su modelo era el Ejército Rojo en la época de Trotsky. Tal ejército sería controlado por un Gobierno Obrero y se basaría en la clase obrera. Sin embargo, sin un nuevo poder revolucionario, la reconstitución del ejército siempre iba a ser parte de la reconstrucción del estado burgués. El POUM mantuvo el control de sus fuerzas militares hasta la disolución del partido en junio 1937, pero sin una alianza revolucionaria con el CNT, que rehuyó de construir un nuevo estado revolucionario, quedaría aislado, tanto política como militarmente.

Sigue presente el viejo debate entre ganar la guerra o ganar la revolución…

Es un debate falso – aunque se repite a menudo como dicotomía en muchas historias de la guerra civil. Así se justifica la posición del Frente Popular (y, sobre todo, del partido comunista) como la única que planteó una política militar seria. Para el POUM no era una cuestión de “guerra o revolución”, sino de qué tipo de guerra. Una guerra revolucionaria hubiera utilizado otros métodos de movilización combinado con medidas que garantizaron las conquistas sociales y políticas. La república nunca iba a ganar, como intentó, una guerra utilizando una estrategia ortodoxa, dada la gran superioridad en medios militares del enemigo.

Igual que ante la cuestión militar, la manera en que se trató a las mujeres refleja la pérdida del empuje revolucionario

El POUM tuvo una posición relativamente avanzada en relación con las mujeres y su papel en la revolución y la guerra. No obstante, no escaparon de los prejuicios de la época, y tuvo sus límites. El partido aceptó la militarización en el octubre de 1936, algo que significó la retirada de las mujeres del frente y su dedicación exclusiva a las “tareas femeninas”. Hubo excepciones; más notablemente el papel de Mika Etchebéhère como jefe de una compañía de milicianos del POUM en el frente de Madrid. También el POUM fue la única organización que proporcionó el entrenamiento militar a las mujeres en la retaguardia. En conjunto, la intervención de las mujeres en la vida política a principio de la guerra, incluso su participación en algunos casos en las milicias fue uno de los indicios más vívidos de la revolución. El retroceso en esta participación fue tanto un reflejo del reflujo de la propia revolución como del arraigo de los prejuicios machistas de sus compañeros.

Dedicas bastantes páginas al problema de las calumnias y de cómo, de una manera u otra, persisten

Si persisten. Algunos historiadores, dadas sus simpatías con el frentepopulismo y la línea del partido comunista (sobre todo el heroísmo de las Brigadas Internacionales, en su mayoría comunistas), no pueden asumir que no hubo nada en este torbellino de acusaciones contra el POUM. Además, creo, que su aversión a la izquierda revolucionaria ha afectado su capacidad de juzgar a los acontecimientos en una manera más objetiva.

Falta algo más por descubrir o investigar sobre estos voluntarios internacionalistas.

Si mucho. La falta de información sobre muchos de ellos significa que queda mucho para investigar, sobre todo en los archivos de sus propios países. Creo que este libro es el primer paso en saber más sobre ellos y sus destinos.

 

ha publicado varios estudios sobre el comunismo no estalinista, el último de los cuales es "Voluntarios por la revolución" (Laertes, 2022).
Fuente:
www.sinpermiso.info, 19-6-2022
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