"El derecho a criticar el islam es necesario para nosotras, las ateas de cultura musulmana". Entrevista a Maryam Namazie

Maryam Namazie

03/12/2021

En una entrevista vibrante, la feminista iraní Maryam Namazie, llama a la izquierda a ver la naturaleza real de los islamistas: una fuerza política de extrema derecha.

Nacida en Teherán, Maryam Namazie dejó Irán después del surgimiento de la República islámica en 1979. Esta mujer de izquierda, feminista, militante por los DD.HH. y por los refugiados, fundó en 2007 en Gran Bretaña el Consejo de ex-musulmanes, movimiento que no ha parado de crecer. Desde hace años, deplora que una parte de la izquierda no llega a considerar al islamismo más que un síntoma local de las discriminaciones, del racismo o de la “islamofobia”, término que detesta, cuando es un “azote” planetario y una ideología de extrema derecha. En una gran entrevista concedida a L’Express, después de los atentados de Conflans y Niza, Maryam Namazie (MN), fustiga la cobertura de los acontecimientos por ciertos medios anglosajones y explica que, sobre todo, no hay porque empezar buscando justificaciones -como el laicismo francés o caricaturas “ofensivas”- para un terror islamista que lejos de contentarse con golpear un país secular como el nuestro, provoca cada año miles de víctimas musulmanas en el mundo.

 LE: Después del ataque de Niza y la decapitación de Samuel Paty, Francia parece en primera línea contra el islamismo ¿Entiende por qué?

MN: Hay una tendencia a considerar estos odiosos atentados contra Francia, como ataques contra los valores franceses o, de otra forma, como una respuesta contra la “islamofobia”, contra los “insultos” infligidos a las sensibilidades musulmanas, contra las discriminaciones sociales o a un pasado colonial. Fundamentalmente para mí, nada de esto es la causa. Si se contempla el azote del terrorismo islámico de forma global, vemos que la mayoría de atentados ocurren en Oriente Medio, en África y en el sur de Asia. Solo en este año, a miles de personas las han matado o herido en escuelas, aldeas, hoteles, templos, mezquitas, edificios gubernamentales mercados o autobuses, en Afganistán, en Irak, Mali, Niger o Nigeria; en Somalia, en Siria, en Chad, las Filipinas, Pakistán... Solo en esta semana, en Bangladesh, un hombre acusado de “burlarse” del Corán, fue linchado y su cuerpo quemado. Las estadísticas no tienen en cuenta aquellos a los que se mata “legalmente” por gobiernos islamistas como Irán y Arabia Saudita, lo que debería considerarse como actos de terror contra toda la población. En noviembre, por ejemplo, será el aniversario de la revuelta de 2019 en Irán, durante la cual, 1.500 manifestantes los mató el régimen iraní, en tanto que otros se enfrentan a largas penas de prisión, o están en el corredor de la muerte.

Cuando ocurren todos esos atentados islamistas, a menudo no son a causa de una caricatura de Mahoma, y los expertos no se unen para excusar las matanzas explicando que son la respuesta a una injusticia social, una intervención militar o a las sensibilidades ofendidas. Vemos con claridad que las caricaturas de Charlie Hebdo son una simple justificación de los asesinatos a la vez programados o al azar, de las ejecuciones, del terrorismo. Algunos no ven, o no quieren ver, que tales pretextos no son la causa del terrorismo. Solo sirven para traspasar la responsabilidad de esos actos, sobre las víctimas y justificar lo injustificable.

LE ¿Hemos de parar de ver al islamismo como un síntoma local y considerarlo como un azote mundial?

MN. Al considerar el terrorismo islámico a escala mundial, vemos que la mayoría de víctimas son musulmanas o llamadas musulmanas, simplemente por el hecho del azar del nacimiento. Por ello, quienes, como yo, somos originarios de esas regiones del mundo vemos al islamismo como es: una fuerza política de extrema derecha, que tiene, en muchos casos, poderes estatales. El objetivo del terrorismo es provocar miedo con fines políticos. El objetivo de los islamistas - como el de todos los movimientos religiosos de extrema derecha- es negar al individuo la libertad de elegir, quebrar a los disidentes e imponer su proyecto político y sus reglas. Como explica Marieme Heli Lucas: “De muchas formas, los que venimos de países llamados musulmanes somos unos privilegiados: nos ahorran justificar los crímenes de la extrema derecha musulmana en nombre del racismo. La religión es una simple tapadera para las fuerzas de extrema derecha; como los nazis con la raza aria, los islamistas creen que pertenecen a la religión superior en el mundo; como los fascistas italianos invocando el glorioso pasado romano, justifican el pretendido pasado mitificado: la Edad de oro islámica. Como los fascistas y los nazis, creen que esta superioridad les da el derecho y el deber de eliminar físicamente a los “untermenschen” o “subhombres”, que, curiosamente, son por otro lado similares: los judíos y otras “razas inferiores”, los comunistas... A quienes nuestra rama de fascistas añaden a los “infieles”. Entre tantas otras semejanzas, asignan a las mujeres su lugar: cocina, cuna e iglesia/mezquita. Más que un ataque contra vuestros valores franceses, o más en concreto contra los valores universales, tales atentados islamistas son una defensa de los suyos: el odio, la violencia, la misoginia, la homofobia, el antisemitismo, el totalitarismo… Valores que están enfrentados con los de la humanidad del siglo XXI, incluso para una parte de los creyentes. Por ello precisa imponer su proyecto mediante la brutalidad. Dicho esto, si las caricaturas solo son un pretexto, defender ahora a Charlie Hebdo y el derecho a mofarse y criticar la religión, es un deber de todos los laicos. Cuando Charlie Hebdo retrata a Mahoma, y reivindica su derecho a hacerlo, aporta un apoyo y estimula a todos los que entre nosotros luchamos contra las leyes de la apostasía y la blasfemia en los Estado islámicos.

LE. Erdogan ha calificado a Macron de “fascista”, mientras que para el primer ministro paquistaní, Imra Khan, el presidente francés, “deliberadamente ha elegido provocar a los musulmanes, incluyendo a sus propios ciudadanos”. ¿Cómo se explica que estos dirigentes musulmanes parezcan más conmovidos por las caricaturas que por la situación de los Iugures?

MN. Se preocupan más por esas caricaturas que por los Iugures o por los “musulmanes” matados por su propio régimen, porque la “islamofobia” y la industria de la ofensa les ayudan a atizar la histeria favoreciendo sus odiosas causas. Así que no tienen ningún interés real en defender los derechos de los musulmanes, salvo cuando eso les permite mantenerse en el poder. Añado que cuando Hassan Nasrallah de Hezbola, califica esas caricaturas de “agresión”, y la postura del gobierno de Emmanuel Macron sobre la libertad de expresión, de “guerra”, cuando el ex primer ministro malasio Mahathir Mohamad explica que los musulmanes “tienen derecho a matar a millones de franceses”, o que el clérigo paquistaní Khadim Rizvi llama a destruir Francia mediante el arma nuclear, nadie puede quedarse al margen. En todo caso la respuesta a dar a esas provocaciones, no es la del primer ministro canadiense Justin Trudeau, que acaba de declarar que “la libertad de expresión no es ilimitada”. La postura a adoptar, que es muy simple, es recordar que la agresión y la provocación, no es libertad de expresión, sino la muerte.

LE. Los medios anglosajones, a menudo se muestran críticos, respecto al laicismo francés, presentando la respuesta francesa después del asesinato de Samuel Paty, como “una represión del islam”. A los periodistas del New York Times o de otros medios parece que les cuesta emplear el término “islamista” después de la decapitación de ese profesor…

NM. La retórica islamista se ha extendido. Ver a periodistas de medios anglosajones repetir la propaganda islamista, explicando que los musulmanes fueron “provocados” – como si la auténtica provocación no fuese el asesinato -, es como mirar a Fox News vendiendo propaganda trumpista. Incluso los hechos y las evidencias, a sus ojos, ya no resultan pertinentes. Según los islamistas, e irónicamente, según las extremas derechas occidentales, no hay distingos entre islam, islamistas y musulmanes, una visión rebotada por algunos periodistas perezosos y cobardes. Pero si ese es el caso, ¿cómo es qué una amplia mayoría de las víctimas son musulmanas o presuntas musulmanas? Esta confusión resulta esencial para permitir a los islamistas progresar en su visión y acallar las críticas. Pero, ¿cómo tendría esto sentido para alguien dotado de medio cerebro? ¿Acaso no hay diferencia entre el cristianismo, la derecha religiosa y los cristianos? ¿Todos los cristianos piensan igual? ¿Todos los cristianos apoyan a Trump o Farage? ¿Acaso criticar a Trump o a la derecha religiosa, ofende a todos los cristianos o a las personas blancas? ¡Desde luego que no! Pero sustituyan estos términos por “islam”, “islamistas”, y “musulmanes”, y de repente los “periodistas” son incapaces de cualquier pensamiento crítico. El derecho a criticar y mofarse del islam, y más generalmente, de lo sagrado, es un derecho importante. Si el derecho a creer es un aspecto de la libertad de conciencia, también lo es el derecho a estar libre de cualquier religión, cuestionarla, ponerla en duda e incluso a burlarse de ella. Este derecho a la crítica es crucial para los que somos ateos de cultura musulmana.

Volviendo al laicismo, he de añadir que el país donde vivo, la Gran Bretaña, no es un Estado laico, con una Iglesia anglicana, obispos en la Cámara de los Lores y sacerdotes en el Parlamento. La sociedad es laica a pesar de una Iglesia de Estado, pero estos vínculos históricos explican porqué el laicismo británico pone el acento en la igualdad interreligiosa, más que en la separación entre religión y Estado. También es porque legalmente en Gran Bretaña somos impotentes frente a los tribunales islámicos que aplican la sharia. Los gobiernos británicos siguen así promoviendo una política de comunitarismo religioso, en detrimento de los derechos individuales. Todo ello para permitir preservar la posición de la Iglesia anglicana en la sociedad.

LE ¿Qué tendríamos que decirle a los musulmanes que se sienten ofendidos por las caricaturas que representan a su profeta?

NM. En un momento u otro, a todos nos ofenden. Personalmente me siento ofendida por el Corán y por las posturas de las religiones respecto a las mujeres, los gays y los apóstatas; pero ese sentimiento no me da derecho a prohibir el islam, las religiones en general o decapitar a alguien. En los hechos, la violencia implacable, los atentados suicidas, la toma de rehenes, las ejecuciones, el terrorismo, son atributos de la derecha religiosa, Pero no son actos de creyentes ordinarios, incluso conservadores. Presentar esas caricaturas como ofensa a los musulmanes, forma parte de un discurso islamista. Es como si, a consecuencia del incendio de una clínica que practica abortos o de la masacre de Utoya en Noruega, se preguntase si los cristianos se sienten ofendidos en su fe y su identidad. Sentirse ofendido no autoriza a matar.

LE. En la izquierda francesa, algunos siguen pensando que las raíces del islamismo en nuestro país han de buscarse por el lado de las discriminaciones y la “islamofobia”. ¿Cómo explicar que los progresistas de Occidente pueden ser aliados de los peores reaccionarios religiosos?

NM. Si fuese cierto, entonces los supremacistas blancos o los neonazis en Grecia, serían también el resultado de políticas discriminatorias contra los blancos o los cristianos. Viniendo de la izquierda iraní, me indigna que algunas personas, en el seno de la izquierda europea solo puedan ver a la extrema derecha islamista como un medio de “resistencia”. Pero, ¿consideran del mismo modo que juntar a grupos nacionalistas constituye una respuesta justificada al desempleo y al sentimiento de despojo? ¿Consideran que los movimientos progresistas, feministas y laicos no son para nosotros minorías? Es paternalista y racista considerar que nosotros, las minorías, solo podemos convertirnos en fascistas, cuando nos enfrentamos al imperialismo, a las desigualdades sociales o a los prejuicios; como es racista considerar que para nosotros el terrorismo es la única forma de “protesta”. Resulta obsceno ver hasta que punto, esta fracción de la izquierda ha abandonado sus tradiciones anticlericales y progresistas para defender el islamismo y a los reaccionarios en detrimento de los movimientos laicos. Existe racismo en Francia y en Europa, como lo hay en Irán o Sudán. Sin embargo, no vamos a detener ese racismo, prohibiendo la blasfemia. Hemos de combatir a la vez, las leyes anti blasfemia y el racismo; hemos de combatir a todas las extremas derechas, incluyendo las islamistas. Hemos de defender la libertad de creencias tanto como al ateísmo. Hemos de defender el laicismo en todas partes y nuestras vidas dependen de ello.

LE: El ex-primer ministro François Fillon ha declarado a L’Express: “Hay un problema con la religión musulmana, y no con las otras”. ¿Qué piensa de ello?

MN Hay serios problemas con el islam, el principal es que no es un asunto privado. Pero no estoy de acuerdo en que sea la única religión que intenta superar el papel que debería tener. La ley francesa sobre el laicismo de 1905 fue una respuesta a la influencia del cristianismo en el espacio público. Actualmente otras religiones se emplean para cometer violaciones de los derechos humanos y practicar el terrorismo. Miremos los atentados de los extremistas budistas contra los musulmanes rohingyas en Birmania; o los de los extremistas hindúes contra los musulmanes en la India; o las violaciones de la derecha religiosa judía contra los derechos de los palestinos. Lo que pasa en Polonia actualmente, pero también en los EE.UU., son buenos ejemplos de lo que ocurre cuando la derecha religiosa cristiana toma el poder. Hay por supuesto, grados distintos, según las situaciones, para negar derechos y crear disidentes. Pero en cada ocasión, las mujeres, los gays y las minorías son los primeros objetivos. Ésta fue nuestra experiencia del islamismo desde hace décadas, de Argelia a Irán.

LE. Para algunos en Francia que consideran que los “musulmanes” son un grupo monolítico, islamismo e inmigración son el mismo asunto…

NM. Sería un grave error, vincular islamismo e inmigración, Nadie vincula nacionalismo blanco por el hecho de tener esa ciudadanía. Ese no es el problema cuando se cometen crímenes de odio. Que la inmigración sea de inmediato un problema, cuando es cuestión de islamismo, muestra hasta que punto se considera a las personas recién llegadas de origen extranjero como no pertenecientes a la sociedad. Se encarcela a Anders Behring Breivik en Noruega, pero cuando se trata de islamistas, se habla de inmediato de expulsiones y de pérdida de derechos cívicos para las personas de origen musulmán, aunque hayan nacido en Europa.

Vincular crímenes islamistas con inmigración, es culpar colectivamente a personas por actos individuales. No acusamos a los cristianos o a los blancos de la matanza de Breivik. ¿Por qué sería aceptable acusar a todos los inmigrantes o musulmanes de esos crímenes islamistas? Lo importante sobre los terroristas que han asesinado odiosamente a Samuel Paty y a tres personas en una iglesia de Niza, no es que sean chechenos o tunecinos, es que son islamistas. Y punto. Reconocer su vinculación a esta extrema derecha islamista nos ayuda a precisar la amenaza; al mismo tiempo, hemos de seguir defendiendo el laicismo, la libertad de expresión, la legalidad y oponernos al racismo sin ambages.

LE ¿Es usted optimista?

A largo plazo soy prudentemente optimista, pues creo que el islamismo será desafiado por los movimientos laicos, modernos, feministas y progresistas activos de Irán, de Oriente Medio, del sur de Asia o de África. Kurdistán occidental, un islote laico y feminista en medio de una zona de guerra, es la prueba de lo que puede hacerse. Pero para que esos movimientos triunfen, han de verse favorecidos con el apoyo y la solidaridad de todas las personas de buena voluntad en todo el mundo. Desgraciadamente, demasiadas personas aun se interesan más por los islamistas y su muerte, que por sus víctimas o los disidentes y por la vida. Veremos quién gana finalmente. Apuesto que nosotros.
 

Activista por los DDHH, Presidenta del Consejo Central de Exmusulmanes en el Reino Unido
Fuente:
https://www.laicite-republique.org/IMG/pdf/201101lexpressnamazie.pdf
Traducción:
Ramón Sánchez Tabarés

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