Brasil debe cambiar, pero por hoy “que el día sea de alegría”. Entrevista a Marcio Tavares

Marcio Tavares

06/11/2022

Marcio Tavares, secretario de Cultura del Partido dos Trabalhadores, vivió de cerca la campaña electoral junto a Lula. Tras su ajustada victoria, reflexiona sobre la necesidad de un profundo trabajo cultural para erradicar el sistema de odio y de “fake news” que ha arraigado en un país que ahora necesita paz y conciliación. Le entrevista Paolo Vittoria, periodista de il manifesto.

 

Lula se regocija con su pueblo, preparándose para sus próximas tareas presidenciales, mientras que su rival permanece en silencio sin hacer declaración alguna: todo un contraste [tras un silencio de dos días, Bolsonaro ha declarado que iniciará la transición de gobierno].

 

Durante la campaña, Bolsonaro utilizó los recursos públicos y el aparato del Estado para comprarse parlamentarios, alcaldes, para iniciativas inapropiadas destinadas a aumentar su apoyo. Su silencio es una consecuencia del autoritarismo, de la falta de sentido de las instituciones, de la incapacidad de reconocer la derrota. Nosotros, en cambio, debemos dejar que el día sea de alegría: nuestra victoria se logró en un campo de fuerzas muy desequilibrado, y gracias a Lula y a la unidad de la oposición hemos salvado al país del abismo. Lula tiene una fuerza y una vitalidad extraordinarias, una capacidad de trabajo, de coordinación, de motivación, de diálogo con diversos sectores de la sociedad que crearán las condiciones necesarias para gobernar y frenar en lo posible las toxinas del bolsonarismo.

 

Después de Bolsonaro, será necesario vencer al bolsonarismo: un trabajo cultural que involucre a todos.

 

La cultura tiene un papel fundamental en la reconstitución de un ambiente de expresión cultural y libertad artística, para recuperar un poco de la brasilianidade que se ha visto humillada en los últimos años. Debemos retomar la tarea de estimular la cultura con mucha fuerza. Un trabajo que incluirá medidas políticas públicas y también otros segmentos políticos para fortalecer los valores democráticos: por medio de estas políticas, se debe hacer evidente la importancia del choque entre el autoritarismo y la democracia. Este es el compromiso indispensable.

 

En una reciente entrevista con este periódico, declaró Lula que quería reconstruir Brasil: de la promesa a la acción, tendrá que lidiar con un parlamento donde la derecha tiene una fuerte representación. ¿Cree que es posible una revolución cultural en este contexto? 

 

Es totalmente posible aplicar políticas culturales hasta en este parlamento. Así por ejemplo, nosotros, como oposición y en minoría, hemos logrado aprobar leyes muy importantes en materia de cultura, a pesar del contexto regresivo del gobierno de Bolsonaro: leyes del período pandémico, como la ley Aldir Blanc II, que destina tres millones anuales a la cultura para los próximos cinco años, y la ley Paulo Gustavo, que recupera y redistribuye los recursos del Fondo Nacional de Cultura que Bolsonaro quería destinar al sector financiero. A través del diálogo con los sectores más moderados, partiendo de diferentes posiciones políticas, encontraremos las condiciones para promulgar cambios significativos: no es fácil, pero es posible.

 

¿No cree que el bolsonarismo, la subcultura del odio, la violencia, las “fake news”, la negación de la verdad, puede infiltrarse también en el ámbito democrático? 

 

No creo que exista ese riesgo. En la segunda vuelta disfrutamos de una fuerte reacción en las redes sociales, pero fue diferente a la de las mentiras y la realidad paralela propia del bolsonarismo. Quizás subiendo el tono, conseguimos retratar a una figura en toda su repugnante verdad. Ahora hay que avanzar en una legislación que, sin afectar a la libertad de expresión y al derecho de opinión, promueva un sistema de responsabilidad individual y plataformas que ya no pueden pensar sólo en el lucro, sino que tienen la responsabilidad de la educación pública. De esta manera, disminuiremos en gran medida el impacto de estas redes clandestinas de mentiras. Debemos rediscutir los decretos regresivos que han desmantelado la cultura, fomentar la cultura, no perseguirla, y, como sugiere el presidente Lula, crear comités de cultura para reconstruir un proyecto nacional e internacional.

 

"Menos armas, más libros", dijo Lula en su discurso: parece una obviedad, pero en un mundo de absurdos y de exaltación de las armas, esto se está convirtiendo en una necesidad, no sólo para Brasil, sino también para Europa y Estados Unidos, donde el aumento del gasto militar crece exponencialmente. 

 

Ha llegado el momento de invertir en la vida y no en políticas de muerte: hay que hacer frente a la pobreza y al hambre en Brasil y en todo el mundo, mejorar las condiciones de vida, permitir el acceso a una educación de calidad y a los libros para construir un ambiente de armonía y respeto. Los libros por sí solos no son suficientes, pueden terminar sentados en los estantes, si no se transforman en el placer de la lectura, en más infraestructura para la educación y el pensamiento crítico: construyendo un país de lectores y personas informadas seguramente seremos menos susceptibles a otro "Bolsonaro" del futuro. Este es el desafío que tenemos por delante.

 

historiador y comisario de exposiciones, es Secretario Nacional de Cultura del Partido dos Travalhadores brasileño. Desempeñó varios cargos culturales en el estado de Rio Grande do Sul, donde fue fundador y primer director del Museo de Derechos Humanos de Mercosul (MDHM).
Fuente:
il manifesto global, 4 de noviembre de 2022
Temática: 
Traducción:
Lucas Antón

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