Y la CUP negó dos veces a Artur Mas. ¿Serán tres?

David Companyon

Miguel Salas

15/11/2015

Semana política intensa, espesa, pasional y apasionante. De aquellas que entras en un bar y la gente comenta, discute y se discute o se da la razón. La semana viene precedida por las reuniones de Rajoy y el intento de formar una Unión Nacional contra el “desafío secesionista”. Rajoy no convoca a ninguna fuerza política catalana. La imagen que proyecta es un frente anti-catalán. Lo logra, en parte, pero más allá de las declaraciones no hay acuerdo sobre los pasos a dar. Podemos e IU se desmarcan planteando la necesidad de un referéndum. Las estrategias de PP y PSOE, con Ciudadanos de ariete, quieren proyectar una imagen de unidad ante el 20D pero nadie quiere quedar supeditado al otro. El Tribunal Constitucional actuará de gendarme en un espacio desconocido e inexplorado: la Declaración no es un acto de sedición, pues no es violento, ni tumultuoso, se ha votado en un Parlamento elegido democráticamente.

Ciudadanos, PSC y PP se fotografían juntos ante el TC. Estrategia de tensión. Le instan a suspender el Pleno. El TC responde que no puede suspender el debate... otra cosa será su actuación si se aprueba la Declaración de la “desconexión con España”.

Un lunes al sol

Al lunes le precedió un domingo intenso: la CUP no apoyará la investidura de Mas y propone a Junts pel SI (JxSI) tres nombres alternativos: Neus Munté (de CDC y actual vicepresidenta), Raül Romeva o Muriel Casals. La CUP está dispuesta a investir a alguien de CDC pero no a Mas, al que siguen considerando vinculado a los recortes y la corrupción. ERC concurrirá por separado de CDC (de “buen rollo”, pero todo el mundo sabe que se compite por el liderazgo) El PP también hace su convención, Moragas y Sánchez Camacho acompañarán al ministro de la Ley mordaza, se ríen las gracias mientras proclaman todas las amenazas. Se funda como partido la escisión de Unió, uno de sus dirigentes, Joan Rigol, pide un “milagro” para que la CUP vote a Mas y anuncian su coalición con CDC para el 20D, que se llamará Democràcia i Llibertat. EUiA concurrirá con la coalición catalana En Comú Podem. Forcadell responde a Sáenz de Santamaría “Llegaremos hasta el final. No tengo miedo”.

Llega el lunes 9 de noviembre. Por la mañana se vota la Declaración de Inicio del proceso de creación de un estado catalán independiente en forma de república, al que se le añade un anexo de medidas sociales, por la tarde primera votación de investidura de Artur Mas como President de la Generalitat.

Justo un año después del “proceso participativo” en el que 2.400.000 catalanes fueron a votar sobre su relación con el Estado español pese a la prohibición del Tribunal Constitucional. El día amanece soleado, en el Parlament se han acreditado más de 350 medios de prensa, la mayoría de ellos extranjeros. La expectación es máxima: el parlamento de una región europea plantea su voluntad de iniciar su separación de un Estado.  Los 72 votos de JxSI y la CUP sacan adelante la Declaración. Votan en contra los 63 de C’s, PSC, CSQEP i PP. (1)

Es la primera vez que se aprueba en sede parlamentaria la voluntad de una ruptura real con el Régimen del 78. La crisis social, económica y territorial del Régimen monárquico tiene su eslabón más débil en el encaje de Catalunya en España y la Declaración de un proceso constituyente hacia una República Catalana es la forma concreta en que se expresa.

La Declaración insta al Parlament y al futuro gobierno para poner en marcha las leyes y decisiones que permitan realizar esta ruptura y no acatar las resoluciones del TC contra la soberanía de Catalunya. El guión se parece mucho al que Javier Pérez-Royo (ahora candidato de Podemos) dibujaba en una entrevista: “No hay que reformar la Constitución, hay que volarla” (2)

El debate sobre la Declaración transcurre en un tono épico y transcendente pero no sobrepasa los cauces previstos. Los argumentos son los conocidos a favor y en contra de “la desconexión con España”. Romeva (JxSI) alega el mandato democrático de las urnas y la mayoría de diputados, “no sólo es un inicio, sino un antes y un después por lo que hace a la condición política de este parlamento y las instituciones catalanas”. Anna Gabriel (CUP) la enmarca en la voluntad de dejar atrás “la Catalunya subordinada, autonómica, la de los recortes y la corrupción. Es un primer paso hacia la república catalana”. Ambos se deslizan discretamente sobre si con el 47,8% de los votos se puede iniciar legítimamente un proceso de “desconexión”, sobre el criterio de oportunidad de presentarla antes del 20D, con que alianzas se cuenta o con que fuerza para mantenerla frente al envite del Estado

El bloque constitucionalista se turna entre proclamar, uno más alto que el otro, la indisoluble unidad de España (PP y C’s) a la apelación del PSC al diálogo con España “que es imposible si se rompe la legalidad”. ¿Qué dialogar con quién se niega sistemáticamente a dialogar? El PP acaba la mañana agitando la bandera española en los escaños.

Catalunya Sí Que Es Pot (CSQEP, coalición entre ICV, Podem, EUiA y Equo) presenta su propia Declaración. Incide en el rescate social y en que el proceso constituyente se inicie “tras un referéndum pactado el 2016”. Su discurso, reclamando “rehacer la mayoría social por el referéndum” cuestiona el que la Declaración pre-configure el resultado del proceso constituyente. Intenta situarse entre los dos bloques… pero vota NO junto a C’s, PSC i PP a la “declaración de insurgencia… que tiene como único objetivo, salvar la silla de Artur Mas”. El voto NO de CSQEP es desaprobado por uno de sus diputados (3) que plantea la abstención y encontrar puntos de acuerdo entre JxSI, CUP y CSQEP en torno a la ruptura y el proceso constituyente. En las redes sociales se debate sobre la libertad de voto.

Acaba la mañana. Rajoy aparece en la televisiones y anuncia “todo el peso de la ley” contra la Declaración. Sánchez y Rivera le secundan.

Primer “No” de la CUP a Mas

El fuerte contenido político y mediático de la Declaración había dejado en un segundo plano la investidura. Los resultados electorales del 27s dieron una victoria en escaños (62) de JxSI, pero lejos de la mayoría absoluta que CDC y ERC contaban antes de las elecciones (71).

El mundo convergente y su legión de opinadores a sueldo consideraban imposible que al CUP negara a Mas la investidura de un President imputado por el “proceso participativo” del 9 noviembre. Llegaron a afirmar que el “TSJC ha hecho a Mas President”. Mas la dio como tan segura que desapareció de escena para concentrarse en la formación del gobierno. Llegó a decirle a la CUP: “Que me invistan presidente y luego, si quieren, que voten no a todo”. Para una parte de la “clase política” la CUP no es más que un apéndice convergente radicalizado… En los corrillos era frecuente oír, respondiendo a su “tozudez”, que no aguantarían la presión del axioma “no votar Mas es hacer descarrilar el proceso”. CSQEP llegó a afirmar que la Declaración era “la antesala del acuerdo entre JxSI con la CUP para investir a Mas y tapar las políticas neoliberales y la corrupción”.

Pero la investidura es mucho más que votar un Presidente. Es también el programa, el gobierno y un acuerdo de estabilidad parlamentaria… y nada de esto estaba resuelto. La ecuación necesita despejar incógnitas y algunas son incompatibles entre sí: ¿se puede pactar un programa de rescate social y contra la corrupción y confiar que alguien de CDC (sea o no Mas) lo lleve a la práctica? ¿Puede una fuerza que es imprescindible para que ese gobierno exista desentenderse de la labor diaria de los consellers? Etcétera…

Mas aparece en la tribuna. Su discurso (4) nada tiene que ver con el que hizo en 2010 que rebosaba doctrina neoliberal, un gobierno “business friendly”. Mas era el alumno aventajado de Merkel. Ni con el del 2012 tras perder 12 diputados. Ahora se ve obligado a un discurso “social” con grandes concesiones para mantenerse en el poder, habla de la emergencia social por la pobreza, de la Renta de Ciudadanía (que hasta hace dos meses negaba)… con guiños constantes a la sostenibilidad, al “bien común”, un reguero de medidas que nunca ha puesto en práctica o que son copia de las del 2012… En su boca suena a falso, hueco, vacío. Ni una referencia a la corrupción… Ni una autocrítica a su acción de gobierno anterior.

A Mas le es imposible enarbolar en su persona los valores de President de una república libre, justa y limpia de corrupción y lo sabe. También sabe que la CUP no le votará. En su respuesta a Antonio Baños, Mas apareció entre empequeñecido, dolido e irónico. Su voz ya no era potente, sonaba a súplica.

PP, C’s i PSC cargan contra Mas por el “órdago separatista”. Es acusado de querer ser President a cualquier precio. “Están vendiendo Catalunya a los antisistema…” e intentan sacar a la luz las voces, cada vez más numerosas, no sólo de las élites económicas catalanas, también las disensiones en el propio gobierno de Mas.

CSQEP lanza un discurso cargado de verdades pero que resulta irrelevante para que Mas no sea elegido. Mas se revuelve y saca su alma neoliberal contra el discurso de Rabell y defiende como inevitables las políticas de recortes, privatizaciones u operaciones especulativas como la de los casinos de Barcelona World. Pero ¿cuál es la alternativa que propone la coalición de izquierdas? ¿Podría existir un acuerdo entre los que dicen estar por un proceso constituyente no subordinado y que suman más votos (28 ERC y 10 CUP junto a los 11 de CSQEP) y que los 30 de CDC queden en minoría? ¿Podría haber un gobierno constituyente, sin la presidencia de CDC, que pivotara entre el rescate social, el proceso constituyente hacia una república catalana y un referéndum si éste fuera posible? “Que cada palo aguante su vela”. No votará a nadie de JxSI. CSQEP parece sólo militar en la oposición a Mas, crítica lacerada sí, pero sin propuesta en un momento en el que el Estado sube el tono de amenaza frente a un proceso de ruptura que CSQEP decía defender en su manifiesto político (5) frente al Régimen del 78.

La CUP resume sus razones: “El alcance insondable de la corrupción; la oportunidad de superar las dinámicas autonomistas y porque del discurso de investidura no hemos sacado conclusiones”. Un nuevo dossier, nuevas pruebas pueden hacer de Mas un candidato en manos del Estado y al proceso rehén de la “guerra sucia”. Antonio Baños concluye con un: vuelva usted el jueves. Mas escucha con una mueca displicente que se configura en su rostro.

Acabada la votación (62 a favor y 73 en contra) Mas se reúne con Junqueras, Romeva y Rull. Preparan una oferta a la CUP. Las tertulias sacan humo. Todo el mundo interpreta. La Assemblea Nacional Catalana (ANC) convoca a los partidos independentistas para trasladarles su “inquietud”… en realidad la inquietud de que Mas no sea elegido y veladamente lanza un mensaje a la CUP: si el jueves no hay investidura, la ANC convocará movilizaciones “por la unidad”. El #pressingCUP (etiqueta de twitter que acabará convirtiéndose en trending topic) empieza en serio. Los chicos de la CUP dejan de ser esa “chiquillada” simpática. La Vanguardia se hace eco del desasosiego en algunos dirigentes y consellers “que va más allá del contenido de la Declaración y sus formas”. El inconveniente principal es que no ha garantizado la investidura. Mas aparece debilitado, su estrategia ha fallado.

El día acaba con el dictamen del Consejo de Estado (6) que considera que la Declaración “implica la vulneración evidente del núcleo esencial de la Constitución –la atribución de la titularidad del poder constituyente–” y “niega” el orden constitucional vigente “proclamando expresamente una ruptura con la primacía incondicional de la Constitución”.

Miércoles frenético

Se reúne el Consejo de Ministros y pide al TC la suspensión de la Declaración. Todo muy jurídico, muy quirúrgico, como si no se tratase de un problema político, como si las elecciones del 27s no hubieran existido, como si el Parlament no fuera una representación elegida democráticamente. El Estado sigue autista para la mayoría de catalanes y la estrategia del miedo y la amenaza a cargos públicos sigue siendo la guía: inhabilitaciones, instrucciones de la Fiscalía General contra “actos de sedición” (actos violentos, tumultuosos y que poco cuadran con la votación en el Parlament, pero llenan portadas de periódicos.

Mientras tanto, Convergència acusa a la CUP de bloquear, antes que el gobierno del PP, la Declaración aprobada el día anterior al no investir un gobierno y que el plazo de presentación de las leyes de la “desconexión” (hacienda pública, seguridad social y proceso constituyente) que deben tramitarse en un mes no empezará hasta que Mas sea investido.

El #pressingCUP sigue y un dirigente de CDC declara a El Periódico: “Iremos a muerte, no tendremos piedad” si la CUP mantiene en la negativa y amenaza con nuevas elecciones.

Curiosa manera de preparar la reunión que por la tarde han de mantener los negociadores de JxSI -con Mas a la cabeza- y la CUP en el Palau de la Generalitat. A la salida las caras de la CUP (Baños, Gabriel i Salellas) reflejan tensión. No hay acuerdo. Mas ha ofrecido rebajar sus atribuciones como President en tres Vicepresidencias (Munté, Junqueras, Romeva) y que el govern se someterá a una moción de confianza al cabo de un año. La ANC reúne su secretariado y acuerda convocar la manifestación “por la unidad”. El #pressingCUP da otro paso.

Segundo “No” de la CUP

Es jueves. En el ambiente se respira el fracaso de la reunión del día anterior. La partida se hace con las cartas boca arriba y sin comodines. La incomodidad de los diputados de JxSI es palpable, especialmente irritados los de CDC. La nueva negativa de la CUP la consideran una humillación personal a Mas: “ni siquiera se van a abstener”. La CUP redobla su exigencia de un candidato de “consenso”.

Artur Mas desgrana un discurso sin alma, de un candidato que se siente impotente. Sobre el hemiciclo sobrevuela una realidad que le repiten Iceta, Rabell y Baños: si no fuera usted el candidato, habría investidura.

Cada uno saca sus conclusiones. Iceta (PSC) le acusa de socavar la presidencia a cualquier precio y le ofrece su apoyo si rectifica. Albiol (PP) viene a decir que todo es un teatro y que el acuerdo entre JxSI y la CUP está cantado, tan cantado como la reacción del Estado ante un “Parlamento sedicioso”, parecería que el PP quiere que el “choque de trenes” empiece antes de la campaña electoral. Arrimadas de Ciudadanos, acusa a Mas de secuestrar al país, a los funcionarios… por ambición de poder y le exige que rectifique, si lo hace tendrá su apoyo. Rabell niega a Mas cualquier crédito, ni capacidad de unir el pueblo, “no tiene credibilidad por lo que hace a la corrupción y porque no tiene el mandato ciudadano para empezar una ruptura unilateral”.

La CUP no tarda ni un minuto en anunciar su no “tranquilo” en un discurso más incisivo que el martes. Artur Mas se revuelve: nosotros ya hemos movido pieza, ahora les toca a ustedes y advierte que la opción de convocar elecciones está sobre la mesa, “sería volver a dar la voz a la gente”.

Es la primera vez que un candidato a President no sale elegido en la segunda investidura. La sesión acaba en un ambiente tenso entre los diputados independentistas. La CUP anuncia la edición de un folleto con 53 medidas para llegar a un acuerdo que está a años luz del ideario convergente. Convocan una asamblea abierta para el 29 de noviembre.

La sensación es que el jueves la investidura parece más lejos que el martes. De nuevo 62 a 73. La ANC anuncia la manifestación para el domingo, el #pressingCUP aparece como una operación para salvar la investidura de Mas, antes ya lo sufrió ERC para que aceptara la lista conjunta.

Viernes de Pasión

En Catalunya Ràdio, Oriol Junqueras critica la manifestación convocada por la ANC, “es un error”. Algo inaudito hasta ahora, las críticas siempre se habían mantenido puertas adentro. En unas breves declaraciones Mas vuelve a insistir en que no habrá más ofertas: “ahora le toca moverse a la CUP”. El grupo parlamentario de JxSI se reúne en el monasterio de Poblet y se conjuran en público para blindar a Mas como candidato. El esquema de negociación de JxSI responde a parámetros “clásicos”, poner presión y ofrecer “espacios de poder”, construir un “marco mental” donde no investir a Mas lleva al proceso soberanista hacia el precipicio, el colapso, el desánimo. La CUP será la responsable de malograr “una oportunidad que tenemos en la punta de los dedos”.

A media mañana aparece el sondeo del CEO de la Generalitat. 2.000 encuestas hechas un mes después de las elecciones. La CUP ganaría entre 4 y 6 escaños. JxSI retrocedería ligeramente. PSC i PP a la baja. C’s i CSQEP se mantienen. No parece que el proceso soberanista cotice a la baja. El gobierno del PP vuelve a la carga tras el Consejo de Ministros. Nuevas amenazas.

Con la votación del jueves se acaba una primera fase. Forcadell, la presidenta del Parlament, iniciará una nueva ronda de conversaciones. Desde CDC se advierte que hay tiempo, pero ponen una fecha límite: 4 de diciembre. Justo antes del inicio de la campaña del 20D, unas elecciones a las que la CUP no se presenta, pero en las que ERC y CDC competirán de facto por la hegemonía dentro de JxSI y en las que EnComú-Podem (la coalición liderada por Ada Colau junto a ICV, Podem y EUiA) y C’s aparecen también como posibles ganadores.

Un 20D que es una oportunidad para que las fuerzas partidarias de “romper el candado del 78” en expresión de Pablo Iglesias o de la “ruptura democrática” en boca de Alberto Garzón, pero también Bildu, Anova, BNG, Compromís… no sólo den su apoyo a un referéndum, sino sean aliados del proceso constituyente en Catalunya, que no es un posibilidad, sino la –de momento- única ruptura real. Esa alianza sería la mejor contribución para arrebatar a Mas y la derecha catalana su hegemonía institucional que tiene maniatado el proceso soberanista a sus intereses. Una derrota de este movimiento popular, por muchas cosas que se puedan y se deben criticar, sería –sin duda- una derrota de todas las fuerzas que luchan por una regeneración democrática, un proceso constituyente, una ruptura favorable a las clases populares y comportaría un reforzamiento del Régimen y de fuerzas como Ciudadanos que son, ante todo, el recambio “para que todo siga igual”.

Hasta ahora ERC ha escenificado un papel de puente entre CDC y la CUP. Una victoria en las elecciones al Congreso le daría un plus de autoridad en el “litigio” sobre el candidato o candidata. Lo mismo pasaría si gana CDC, reforzaría a Mas… y a su vez permitiría visualizar si, “volver a dar la voz a la gente”, le interesa más que cambiar de candidato y convertir unas nuevas elecciones en un plebiscito “Mas si, Mas no”.

Empezó como la “semana grande” con la Declaración y puede haber acabado como la “semana trágica” que algunos pronostican dentro del independentismo “masista”. Los más hiperventilados convergentes exigen acabar con la “zanahoria” y sacar el “palo” contra la CUP. Veremos si su estrategia en una tercera votación les da resultado o CDC finalmente ha de ceder y JxSI proponer otro candidato o candidata con un nuevo programa. Seguirá…

PD: En el momento de cerrar esta edición la ANC había decidido suspender la manifestación por los atentados de París.

 

(1) http://www.parlament.cat/web/documentacio/altres-versions/resolucions-versions

(2) http://www.lavanguardia.com/politica/20151006/54437906562/javier-perez-royo-reformar-constitucion-volarla.html

(3) https://joanginermiguelez.wordpress.com/2015/11/09/votacio-parlament-proces-constituent-independencia/

(4) http://www.elnacional.cat/wp-content/uploads/2015/11/Discurs-Mas.pdf

(5) http://catalunyasiqueespot.cat/declaracio-pel-canvi-social-i-politic/

(6) http://www.elnacional.cat/wp-content/uploads/2015/11/Dictamen-Consell-Estat.pdf

ex diputado de ICV-EUiA al Parlament de Catalunya. Miembro de la dirección de EUiA y del CPF de IU.
Miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso
Fuente:
www.sinpermiso.info, 15 de noviembre 2015

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