Sobre España, Grecia, Italia y nuestros planes para un movimiento europeo destinado a democratizar la UE. Entrevista

Yanis Varoufakis

26/12/2015

La entrevista trata de las elecciones españolas, lo último de la interminable depresión de Grecia y, lo que es más importante, el anuncio del movimiento (¡que no partido!) [el titular de L´Espresso reza: “En febrero lanzo mi partido”. N. del t.] paneuropeo que se lanzará en febrero con un orden del día sencillo pero radical de democratización de la UE. YV

En primer lugar, nos gustaría escuchar sus comentarios acerca del resultado de las elecciones en España.

La oposición de nuestro gobierno de Syriza al fracasado programa de la Troika quedó aplastada el verano pasado y el primer ministro Tsipras se vio obligado a aceptar un nuevo préstamo que todo elmundo sabe que es una catástrofe. Por una razón: darles una lección a los españoles y disuadirles de votar a Podemos. Considerando este contexto,  Podemos lo ha hecho muy pero que muy bien en estas elecciones. Tal como comenté tras conocer los resultados, supone un pequeño paso en la buena dirección. Un pequeño paso que puede convertirse en una gran línea de falla necesaria para hacer añicos la negación de la crisis en la eurozona y el desprecio de la Troika por la democracia.  

¿Se debe el éxito de Podemos a la desconfianza de la gente hacia el sistema de partidos o estamos asistiendo al triunfo del populismo?

Podemos no es un partido populista. El populismo se pone de manifiesto cuando se promete toda clase de cosas a toda clase de gente. No, Podemos comenzó como partido de protesta y se está desarrollando como un partido que va a intentar una nueva política, en la que la política de relaciones públicas y sed de poder deje paso a un discurso de apertura.

¿Se convertirá Podemos en Syriza? ¿Traicionará las promesas hechas a sus votantes?

Espero que no, pero tenemos que ver si Podemos tiene esa oportunidad. Lo digo porque, para llegar a ese momento de la verdad, Podemos debe primero formar gobierno, algo que no puede hacer dados los resultados electorales. La gran pregunta es ahora: ¿entraría Podemos en una coalición aceptando concesiones fundamentales para fieles del Eurogrupo como el PSOE?

¿Podría resumir lo que ha hecho el gobierno Tsipras en estos tres meses de gobierno? ¿Cuáles son, por ejemplo, las peores leyes aprobadas y qué es lo que debilitará todavía más a la economía griega?

El principal efecto adverso se deriva del anuncio mismo, el pasado julio, de los contenidos del  nuevo ‘acuerdo’: el increíble nivel de austeridad anunciado para los próximos cinco años, el aumento de impuestos ligado a ello (sobre todo del IVA), la ausencia de cualquier compromiso creíble de un alivio de la deuda serio y la pura y simple realidad de que los bancos seguirán siendo incapaces de prestar a empresas rentables (dado que sus préstamos con saldo en mora no los gestionará eficazmente un banco malo público), todo esto en conjunto significa una cosa: que ningún inversor serio invertirá cantidades considerables en una economía condenada a decrecer como resultado de estos fracasos.

Ahora bien, en lo que se refiere a determinados ejemplos de legislación ya aprobados (o a punto de serlo), eso se sumará a las fuerzas de la recesión que ya están actuando, y que son: los aumentos del IVA, la exigencia de prepago [fiscal] a las empresas (durante diciembre de 2015) del 100% correspondiente a sus beneficios estimados  para 2016, el aumento de las contribuciones a los fondos de pensiones y la prevista reducción de las pensiones.

Hace pocos días, nuestro primer ministro, Renzi, ha acusado a Alemania de no ser el único país que nutre a la UE y de aprovecharse, de hecho, de la crisis griega para hacer negocios como, por ejemplo, la adquisición de catorce aeropuertos del país. En su opinión, ¿son sólo palabras o cree más bien que los países del sur de Europa están listos para formar un conjunto con Renzi a la cabeza destinado a contrarrestar la política de austeridad tan cara a Alemania y los países del norte de Europa?

Espero equivocarme, pero me parece a mí que si el primer ministro Renzi fuera en serio en su oposición a las políticas de Berlín, se habría abstenido en julio de ejercer una presión inhumana sobre el primer ministro Tsipras para que capitulara ante todas las exigencias que ahora, con retraso, encuentra objetables. En el calor de la batalla es cuando se revelan el coraje y las verdaderas intenciones de cada uno.

¿Es usted consciente del fracaso de algunos bancos italianos y de los problemas que han tenido los tenedores de bonos que lo han perdido todo? Si es así, ¿cuál es su opinión?

Por supuesto, soy consciente del lamentable estado de varios de los bancos italianos. Sobre la cuestión de los obligacionistas que lo han perdido todo, hay que decir dos cosas.  

En primer lugar, los gerentes de los bancos que dieron instrucciones a su personal para inducir erróneamente a sus clientes a que compraran bonos privados sin garantías de los bancos (creyendo que compraban productos ‘seguros’ de su propio banco) tendrían que ser procesados de inmediato recurriendo a la legislación italiana destinada a proteger a los consumidores de una descripción dolosa de bienes y de servicios.

En segundo lugar, este lamentable episodio revela que, pese a la propaganda de Bruselas y de Frankfurt, la verdad es que no tenemos una unión bancaria. Los tenedores de bonos de la banca privada alemana u holandesa no habrían sufrido menoscabo si un banco alemán u holandés hubiera estado en peligro, porque el gobierno alemán y el gobierno holandés (que están forrados de pasta) los habrían rescatado por completo. Así pues, cuando la probabilidad de perder los depósitos de tu banco o tu inversión en bonos bancarios dependen de si te vas de Italia (donde el Estado está fiscalmente agobiado) o en el norte de Europa (donde el Estado tiene margen financiero para rescatar a los bancos), resulta evidente que no hay una adecuada unión bancaria en la eurozona. La ausencia de una adecuada unión tiene su importancia porque una moneda única sin una única jurisdicción bancaria produce fuga de capitales desde países como Italia a países como Alemania, garantizando de este modo que la crisis no termine jamás.

Grecia no está todavía salvada. ¿Cuáles son los mayores obstáculos a los que habrá de enfrentarse el país?

A Grecia se la empujó aun más abajo por el agujero negro de la insolvencia por medio del último acuerdo de préstamo. El único obstáculo para su recuperación es la Troika y el Eurogrupo, que insisten en que la deuda griega es sostenible (cuando no lo es), que se niegan a crear un banco malo para vérselas con préstamos con saldo en mora, y que siguen insistiendo en que rebajar todavía más los ingresos (por medio de subidas de impuestos y reducciones de pensiones y salarios) traerá la recuperación a un país abrumado por la deuda (que sube en lugar de bajar) y que necesita rentas más altas para poder reembolsarla.

¿Cuáles son sus previsiones para su país y para la Unión Europea?

Sin duda, si seguimos la línea de las actuales políticas, que han fracasado de modo tan espectacular, las fuerzas centrífugas se volverán tan fuertes que se fragmentarán la eurozona primero y luego la UE. Esta vez puede que no sea Grecia el epicentro del terremoto, a medida que su Gran Depresión empeore y su pueblo se vea sometido por la desesperanza. Nadie puede decir dónde se producirá la ruptura.  Tal vez en Grecia, tal vez en Italia, tal vez en algún otro lugar. Como en el caso de la Unión Soviética, en la que era imposible prever cuándo podía llegar el final (aunque estaba claro que no podía durar), sabemos que el actual rumbo es una catastrófe para la UE, aunque ignoremos qué es lo que lo desencadenará.  

Todos los días hay nuevos refugiados. En su opinión, ¿son para Europa un recurso o un problema?

Ninguna de las dos cosas. Son seres humanos que necesitan nuestra solidaridad. Si podemos demostrar nuestra humanidad viéndolos como un fin en sí mismos, acaso entonces tengamos los europeos lo que hace falta para crear la circunstancia necesarias para que florezcan entre nosotros y contribuyan a un futuro de prosperidad compartida.   

¿Cómo debería actuar la UE para integrar a esta gente? ¿Funcionará el sistema de reparto (por cuotas)?

Deberíamos dar marcha atrás en la ‘competición’ entre nuestros respectivos países. En la actualidad competimos por ver qué país aceptará menos [refugiados]. Deberíamos cambiar esto y empezar a competir por ver quién es más abierto, quién está más dispuesto a aceptarlos, a ser más generoso. Deberían avergonzarse los países de querer aceptar cada uno menos. La idea de cuotas impuestas me resulta repugnante y habría que descartarla.

El rechazo de los países del Este de Europa a aceptar un número fijo de refugiados ¿constituye un símbolo de desunión europea y una clara señal de un derrumbe que se producirá más tarde o más temprano?

Sí. Los países de Europa del Este tienen su propio pasado y sus razones para reaccionar como lo hacen. El problema, sin embargo, es que la disposición mental que despliegan sus clases gobernantes socava valores europeos básicos de solidaridad y humanismo. Si Europa pierde sus valores humanistas y no recibe a los refugiados por razones que se reducen al racismo y a una mentalidad de las de ‘aquí, no’, Europa se convertirá en una jaula de hierro para los pueblos descontentos.

¿Qué pasaría si Gran Bretaña abandonara la UE?

Al principio, no gran cosa. Pero como en el caso de la salida de Grecia, una vez que el proceso de integración empiece a resolverse, una Unión Europa ya sometida a las  fuerzas centrífugas creadas por su crisis democrática y económica cada vez más profunda se enfrentará a una grave crisis existencialista. Por lo que respecta a Gran Bretaña, tampoco le irá mejor, aunque durante unos cuantos meses millones de británicos hayan disfrutado amargándoles la vida a los burócratas de Bruselas.

Hablemos ahora de usted: ¿Cuáles son sus planes? ¿Volverá a la escena política?

Los planes son sencillos: lanzar a principios de febrero un movimiento paneuropeo con un objetivo único y sencillo: ¡democratizar la UE! Formar un movimiento que trate de emplear la energía de los críticos radicales de Bruselas y Frankfurt con el fin de impedir la desintegración de la EU. En resumen, mostrar que hay una tercera alternativa a la calamitosa ‘elección’ entre (a) los que quieren volver al refugio protector del Estado nacional y (b) los que aceptan las políticas autoritarias e ineficaces de las instituciones de la UE, profundamente antidemocráticas.

exministro de finanzas del gobierno griego de Syriza, es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional. Es Profesor de política económica en la Universidad de Atenas y consejero del programa económico del partido griego de la izquierda, Syriza. Fue recientemente profesor invitado en los EEUU, en la Universidad de Texas. Su libro El Minotauro Global, para muchos críticos la mejor explicación teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas 6 décadas, fue publicado en castellano por la editorial española Capitán Swing, a partir de la 2ª edición inglesa revisada. Una extensa y profunda reseña del Minotauro, en SinPermiso Nº 11, Verano-Otoño 2012.
Fuente:
L´Espresso, 23 de diciembre de 2015
Traducción:
Lucas Antón

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