Reino de España: El efecto Ciudadanos

Miguel Salas

29/11/2015

A un mes de las elecciones generales del 20 D numerosas encuestas muestran un crecimiento de las expectativas electorales de Ciudadanos. Se confirmó en las pasadas elecciones municipales y autonómicas de mayo y posteriormente en las elecciones catalanas de septiembre, en la que se convirtió en la segunda fuerza más votada. Para entender este efecto Ciudadanos, como el de Podemos, hay que situarlo en la crisis que sacude el actual régimen político surgido de la Constitución de 1978. Durante estas décadas la gobernabilidad política de la Monarquía se ha sostenido en el bipartidismo del PSOE y el PP. Esta gobernabilidad está en una profunda crisis. La crisis económica, la corrupción generalizada de partidos e instituciones, el agotamiento de fórmulas políticas caducas y ligadas a la estructura y el mantenimiento del Estado…crearon en la ciudadanía un intenso malestar que busca expresión política a través de formaciones como C,s.  

¿Qué será de mayor?

No es fácil situar su espacio político e ideológico, muy a menudo ni los propios protagonistas lo saben. C,s tiene su origen en Cataluña surgido de una plataforma antinacionalista en el 2006. Ese año se presentaron a las elecciones catalanas desnudos de programa, como el anuncio en el que aparecía desnudo Albert Rivera, orientado básicamente contra el nacionalismo. Su segundo congreso en 2007 abrió una primera crisis pues una de las ponencias aprobadas definía como objetivo llenar “el vacío de representación que existía en el espacio electoral de centroizquierda no nacionalista”. Esta formulación provoca el abandono de un sector del partido situado más a la derecha. Sin embargo, en el 2009 decide presentarse a las elecciones europeas en la plataforma Libertas, una agrupación de extrema derecha. Tiene un rotundo fracaso, como también fracasa su intento de expansión por el resto de España, en ese momento es UPyD quien se está desarrollando. Desde entonces C,s recorre un tortuoso camino buscando encontrar su lugar. Un día se despierta con propuestas de derechas, otro es xenófobo, un tercero dice defender el estado de bienestar pero con copago sanitario; la semana siguiente quiere ser de centro pero encarga sus propuestas económicas a reconocidos economistas neoliberales; se dice antinacionalista pero partidario del nacionalismo español; se proclama campeón de la regeneración democrática pero día a día aparecen casos dudosos en sus propia organización y no tiene problemas para apoyar al PP en la Comunidad de Madrid, una de las organizaciones del PP con más tufo a corrupción. Todo eso puede ser Ciudadanos, y lo contrario.

Parece ser el signo de los tiempos. La crisis del bipartidismo y del régimen del 78 genera una indeterminación ideológica que tiende a presentarse como positiva, no es sólo ocultar si se es de izquierdas y/o derechas sino tapar los contenidos de clase, como si presentarse como algo nuevo fuera suficiente y el resto de la política secundario. La supuesta falta de ideología siempre representa una determinada ideología: la de esconder el carácter de clase de sus propuestas, la de intentar despolitizar las iniciativas, como si la solución fuera sólo un problema técnico, de gestión y de las personas que se ponen al frente. 

Y así es fácil encontrar gente que opina que C,s es de extrema derecha, otros que de derecha o centro-derecha… y casi nadie se atreve a decir qué será el niño de mayor, quizás ni el propio Albert Rivera lo sepa. Sin embargo, de alguna manera habrá que explicar sus favorables expectativas electorales. Aventuremos una: ante la crisis del bipartidismo y del régimen del 78 C,s representa un intento de modernizar el Estado español, modernizarlo desde el punto de vista de la nueva derecha sociológica representada por sectores desencantados del PP por sus aspectos más retrógrados y de mayor supeditación al parasitismo del Estado, y por sectores de las clases medias urbanas afectadas por la crisis económica y alarmadas por la corrupción. El otro componente esencial es su antinacionalismo catalán y su defensa del nacionalismo español, de la unidad de España a costa de todo o la defensa del castellano por encima del resto de lenguas.

Es un fenómeno nuevo y como tal merece ser estudiado. La crisis de representación política (el “no nos representan” del 15M) se expresa también en las clases burguesas, en el agotamiento de una manera de gestionar el país, en el hartazgo producido por la corrupción, en la utilización de los mecanismos del Estado para el interés partidario, en la justicia, en el orden público o en la financiación. El bipartidismo ha sido una tradición en la vida política española. Conservadores y liberales se repartieron el poder durante la Primera Restauración (de 1874 hasta la dictadura de Primo de Rivera en 1923), cuando esa fórmula se agotó se abrió el camino hacia la II República. En esta Segunda Restauración borbónica han sido el PSOE y el PP quienes han jugado ese papel. La crisis del actual bipartidismo, como expresión de la crisis del régimen del 78,  y la aparición de C,s y Podemos abre un nuevo panorama que obligará a cambiar las reglas y cuyo futuro de gobierno, de coaliciones o de nuevo régimen político está todavía por determinar.   

Recambio del PP

En ese sentido, C,s es un recambio del PP pero no exactamente una copia. Su consolidación representará una disputa del poder y otra manera de gestionar los intereses de la burguesía y del Estado monárquico. Modernizar, en este caso, no necesariamente quiere decir mejor o más democrático sino que hay que entenderlo en el sentido de diferente, y si llega el momento ya veremos en qué consiste. De nuevo la indefinición es una marca de la casa.

Por la procedencia de los votos es evidente que C,s reúne básicamente al votante del PP desencantado y los que recupera provenientes de UPyD. Veámoslo en las elecciones autonómicas de mayo del 2015: el PP pierde en Madrid 501.250 votos y C,s (que es la primera vez que se presenta) reúne en total 383.874 (aunque 120.000 le vienen de UPyD); es parecido en Andalucía, el PP pierde unos 500.000 y C,s gana 368.988; en la Comunidad Valenciana, al PP se le escapan unos 600.000 votos y C,s reúne más de 300.000.

Ha sido diferente en Catalunya. En las elecciones del 27 de septiembre 2015 el PP perdió más de 120.000 votos y C,s ganó más de 450.000, en este caso y debido a la particularidad de estas elecciones, en la práctica de tipo plebiscitario, C,s arrastró votos de distintas opciones, tanto de derecha como de izquierda, por su posición contraria a la independencia.

Hay también un voto proveniente de sectores populares asalariados, incluso juveniles, que se agarran a la posición identitaria española antinacionalista, a esa idea de partido anti-corrupción que refleja las quejas de ciertas capas medias frente al “capitalismo de amiguetes” o los privilegios de la casta política. Pero es más que dudoso que pueda romper con esa dinámica ya que no es un problema de partidos y/o personas sino de lo más profundo del funcionamiento caciquil y corrupto del actual régimen político, y esto es lo que C,s no quiere ni tocar.  

Centralización del Estado

Antes decíamos que C,s representa un intento de modernizar el Estado monárquico, pero eso no significa una democratización ni mucho menos un espíritu republicano. Entienden la modernización como una recentralización del Estado y la racionalización y eficacia de los intereses de los que gobiernan el país. [En ese sentido hay que entender las acusaciones de que C,s es un producto impulsado por las empresa del Ibex 35].

El ejemplo más claro tiene que ver con su posición respecto a las nacionalidades históricas, Catalunya, Euskalherria y Galicia. C,s se opone incluso al reconocimiento de la plurinacionalidad que compone el Estado. En numerosas declaraciones han defendido una laminación de las competencias autonómicas, que se devuelva al Estado central competencias, se han pronunciado a favor de revisar el cupo vasco y navarro…Insistamos en que su oposición a la derecha catalana o vasca se hace en nombre de la defensa de los intereses ligados a la derecha estatal.

Se imaginan el Estado como una empresa en la que lo importante es la cuenta de resultados y los beneficios y los derechos son secundarios, excepto los de los accionistas. La democracia y un Estado democrático es otra cosa. La racionalización y eficacia, un Estado barato, está ligado al reconocimiento de derechos, tanto de las personas como de los territorios, y a que sea un Estado no burocrático. La modernización es en primer lugar la democratización, el acabar con instituciones innecesarias como la Monarquía o el Senado, descentralizar el aparato del Estado sin duplicar sus actividades, reconocer los derechos de las nacionalidades, lograr que la ciudadanía obtenga las bases mínimas de existencia, garantizar una sanidad y educación gratuita, es tener un Estado al servicio de la ciudadanía y no para el beneficio de los poderosos.

Las lenguas en el Estado        

El origen de C,s tiene mucho que ver con un supuesto conflicto entre el uso del castellano y el catalán en Catalunya. Decimos supuesto porque no existe un conflicto lingüístico en Catalunya, ni en Euskalherria ni en Galicia, más bien al contrario, todavía sus lenguas están en inferioridad de condiciones respecto al castellano. En el 2005 un grupo de intelectuales publicaron un Manifiesto por la Lengua Común, de esta iniciativa surgió C,s, que sobre el falso supuesto de que el castellano estaba siendo arrinconado en Catalunya exigían el derecho a que las familias pudieran solicitar la enseñanza en castellano y proponían una serie de normas de obligado cumplimiento para normalizarlo.

Quien quiere crear un problema allá donde no existe juega con fuego. Eso ha pretendido siempre C,s, y también el PP, crear un enfrentamiento entre la gente en función del origen o de la lengua materna. En la historia de España eso tiene un nombre: lerrouxismo (de Alejandro Lerroux, político de principios de siglo que utilizó ese mismo argumento para enfrentar entre sí a la gente trabajadora en Catalunya). Ese intento de separar y enfrentar a la gente no ha tenido éxito. El Tribunal Constitucional acordó que las familias pudieran exigir la enseñanza de sus hijos sólo en castellano, y ni siquiera llegaron a la decena quienes lo solicitaron.

También ante este problema C,s adopta una posición centralizadora y antidemocrática. Por ejemplo, se pude hablar en castellano en los parlamentos catalán, vasco o gallego, pero ninguna de estas lenguas se puede utilizar en el Parlamento de Madrid. Una posición democrática es no imponer a nadie el uso de una lengua sobre otra y favorecer en cada lugar el desarrollo de la lengua propia. Y, sobre todo, no enfrentar al pueblo por su lugar de origen o por el uso de la lengua, y con C,s ese es siempre un peligro latente.   

Sirva como ejemplo de esa política la noticia publicada por El Diario del 29 de octubre de 2015: “La única concejal de C's en el Ayuntamiento (El Ferrol), Ana Rodríguez Masafret, …pedirá este jueves que se suprima el artículo que indica que "el gallego, como lengua propia de Galicia, es el idioma oficial del Ayuntamiento de Ferrol" u otro en el que también se indica que "las actuaciones administrativas realizadas en gallego en territorio municipal tendrán plena validez y eficacia". También se solicita la anulación de artículos que tienen que ver con la promoción e impulso del gallego por parte de empresas o entidades que presten servicios públicos; con la posibilidad de comunicación en la lengua propia con las administraciones, además de en castellano; así como la que incorpora entre los criterios para la selección de personal los conocimientos mínimos del idioma de Galicia”. Según el Instituto Galego de Estadística (IGE) Ferrol es la ciudad de Galicia donde el idioma gallego vive sus peores momentos, el 85% es castellano hablante y sólo el 12% son hablantes habituales en gallego, muy por debajo de la media de Galicia, situada en el 23% 

Neoliberales en la economía

Se presentan como modernos pero su política económica es la repetición de viejas ideas que la derecha ha venido aplicando, desde Merkel hasta Rajoy, sencillamente una parte de ellas se ha copiado de las propuestas por FAES, la Fundación que preside José María Aznar. [http://politica.elpais.com/politica/2015/04/27/actualidad/1430157707_524...

Se basa en bajar los impuestos, eliminar o bajar a mínimos el impuesto de patrimonio y el de sucesiones. Presenta como propuesta estrella que haya un contrato de trabajo único (que en la práctica no sería único porque se mantendría otros tipos de contratación) pero que reduciría la indemnización por despido, que se establecería en función de la antigüedad. En cuanto al IVA propone bajar algunos tramos pero subir los de productos básicos, que pasaría del 4% al 7%, o los de transporte y agua que pasarían del 10% al 18%. ¡Para este viaje no se necesitan alforjas!      

En conclusión: la crisis del bipartidismo y del régimen del 78 ha abierto en las mismas filas de la burguesía, y los que mandan en el Ibex 35, la posibilidad de un recambio para un Partido Popular, que, aunque aguanta según las encuestas, está de capa caída y corroído por la corrupción. C,s es la oferta que ponen en el mercado. No es lo mismo, es un intento de cambiar algo para que nada de lo fundamental cambie, y el cambio que se necesita, democrático, de régimen político, de políticas sociales favorables a la mayoría de la población tiene que pasar por otros actores políticos y sociales. C’s es una estafa.

Miembro de Consejo Editorial de Sin Permiso.
Fuente:
www.sinpermiso.info, 29 de noviembre 2015

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