Precios de las acciones, ganancias y deuda

Michael Roberts

11/02/2017

Los mercados de valores del mundo siguen rompiendo máximos, en particular las bolsas de Estados Unidos, que han alcanzado techos históricos. "El Donald" puede dominar los titulares con sus decretos presidenciales y tweets, pero, en general, los inversores financieros son optimistas. Como mostré en un artículo anterior, existe un creciente consenso entre los economistas y los inversores de que las cosas están mejorando y que la economía mundial está a punto de una recuperación sostenida.

Por ejemplo, las últimas previsiones de Gavyn Davies, ex economista jefe de Goldman Sachs y que ahora dirige su propia agencia financiera, Fulcrum.

Comenta que "una de las cuestiones más importantes para 2017 es si este apunte de reactivación continuará. Mi respuesta, basado en parte en los últimos resultados de los modelos de predicción y de inflación de Fulcrum, es que va a seguir, al menos en comparación con los bajos índices registrados de crecimiento del PIB nominal desde la gran crisis financiera”. Por otra parte, "los últimos datos continúan señalando fuertes crecimientos en todos los ámbitos, con un crecimiento mundial del 4,2 por ciento anualizado. Este fuerte crecimiento es especialmente evidente en las economías avanzadas, donde la tasa de crecimiento es de un 3,0 por ciento, una cifra que está muy por encima de la tendencia a largo plazo del 1,8 por ciento. Por otra parte, el crecimiento de la actividad se estima que es superior a la tendencia en todas las principales economías avanzadas: los Estados Unidos (3,6 por ciento), la zona euro (2,5 por ciento), Japón (1,8 por ciento) y el Reino Unido (2,5 por ciento)".

Así que todo va bien. Sin embargo, como hice en mi anterior nota, tengo que arrojar un poco de agua fría sobre estas previsiones de crecimiento económico alto y sostenido. Un crecimiento tendencial sostenido no depende del consumo; no depende de un mayor gasto de los hogares en bienes y servicios financiados con más préstamos o inducido por un mayor precio de las acciones. Depende de una mayor inversión en capacidad de producción que conlleve un mayor crecimiento de la productividad. Y que, a su vez, depende de mejores beneficios para los sectores empresariales claves de una economía. Y hasta ahora, hay pocas señales de ello.

Por ejemplo, en los datos para el último trimestre de 2016 de la economía de Estados Unidos, los repuntes de la inversión de las empresas fueron mínimos. Las cifras del PIB real de Estados Unidos muestran un aumento anual del 1,9%. Por lo tanto, el crecimiento real en 2016 fue sólo del 1,6% frente al 2,6% en 2015 - la tasa más baja desde el final de la Gran Recesión. Hubo un poco más de inversión empresarial después de tres trimestres de caída. Sin embargo, la inversión empresarial sigue siendo sólo el 0,3% interanual. El sector clave de la inversión en equipos siguió cayendo un 3,6% interanual.

Como resultado, el crecimiento de la productividad (que es el aumento de la producción por trabajador), está estancada, especialmente en los sectores productivos clave como la manufactura.

Estos comentarios son similares a los de John Ross en su último mensaje sobre la economía de Estados Unidos, en el sentido de que es un mito que se esté produciendo una fuerte recuperación económica.

Bueno, podría sostenerse: eso es el pasado. Como Gavyn Davies y otros defienden, las cosas serán diferentes este año. Incluso la Gran Bretaña "post-Brexit" es probable que tenga un crecimiento razonable del 2% este año, según el Banco de Inglaterra y otros organismos, en contra de sus previsiones apocalipticas después del referéndum el pasado verano.

Pero vuelvo a decir: los indicadores clave son el aumento de la inversión empresarial y detrás de eso, el aumento de los beneficios empresariales. Las cifras que tenemos para el tercer trimestre de 2016 (en general las últimas) sugieren una leve recuperación de los beneficios globales tras la desaceleración experimentada desde 2014. Pero no es mucho en donde apoyarse.

La tendencia general de los beneficios empresariales en Estados Unidos ha caído más de dos años. El siguiente gráfico muestra lo que ha ocurrido en los beneficios por acción (EPS) de las 500 mayores empresas de EE UU.

Y detrás de este descenso se encuentra una caída en los niveles récord alcanzados en los márgenes de beneficio de las empresas (es decir, la parte de los beneficios en la producción total) a partir ya de 2011; en otras palabras, los beneficios empresariales aumentaron pero más lentamente que las ventas corporativas o la producción total. Algunos economistas convencionales sostienen que esto es una buena noticia porque los márgenes más estrechos aumentarán la competencia y reducirán la desigualdad. Pero esto no tiene sentido, como he sostenido en un artículo en Jacobin el año pasado.  Defendí en él que la caída de los beneficios y de los márgenes de beneficio anuncian una caída en la inversión y luego una caída en la producción y el empleo.  JP Morgan y otros economistas de bancos de inversión han argumentado lo mismo.

Los márgenes de beneficio empresariales siguen estando muy por encima de su media histórica. Para llegar a su promedio, tendrían que caer hasta el 9%, de acuerdo con los analistas de Casey Research. La última vez que los márgenes de ganancia cayeron tan bajo bajo, la economía de Estados Unidos entró en la Gran Recesión de 2008-9.

Como mostré en un reciente artículo, la rentabilidad de todo el espectro del sector empresarial en las principales economías capitalistas avanzadas sigue siendo débil y una parte considerable de ese sector son empresas 'Zombie', incapaces de obtener otras ganancias que las imprescindibles para el servicio de sus deudas, y que no pueden invertir en nuevas tecnologías productivas para aumentar la productividad y crecer.

Y detrás de esa situación está el nivel de deuda de las empresas, algo que ignoran los Gavyn Davies de este mundo. Como el economista austriaco, William White escribe en un artículo muy crítico, "la pregunta que todos los analistas de mercado tienen que responder hoy, en última instancia, es si esta acumulación épica de deuda global es sostenible. Si no lo es, como creo, la siguiente pregunta es cómo identificar las señales que indiquen que los excesos se están convirtiendo en insostenible y que llevan a una crisis".

Michael Lewitt señala que los mercados de valores "están alcanzando sus valoraciones más altas de la historia". Como muestra el gráfico adjunto, todavía tienen mucho camino por recorrer para alcanzar los excesos de la burbuja tecnológica del año 2000. Sin embargo, el mercado de valores de Estados Unidos ha alcanzado el mismo nivel de valoración que justo antes de la crisis de 1929.

Pero los mercados financieros no se apoyan en fuertes ganancias corporativas y un crecimiento del PIB real. Según FactSet, el crecimiento estimado de los beneficios no PCGA (principios de contabilidad aceptados) para las empresas que cotizan en S&P en el año 2016 fue un magro + 0,1% (y el crecimiento de los beneficios PCGA fue negativo). Los ingresos aumentaron un 2,0% o menos. "Los estrategas de Wall Street que intentan tentar a los inversores para que compren más acciones a estos niveles están jugando con fuego". (Casey dixit).

es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Fuente:
https://thenextrecession.wordpress.com/2017/02/06/share-prices-profits-and-debt/
Traducción:
G. Buster

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