Paraguay: los campesinos de Marina Cué en libertad

Comité de redacción de Sin Permiso

Movimiento 138

28/07/2018

En una decisión histórica la Corte Suprema de Justicia de Paraguay revocó la sentencia que había condenado a 11 campesinos en el llamado caso Curuguaty, encarcelados desde 2012 durante un violento procedimiento policial, de acuerdo con la información difundida por los medios de prensa paraguayos.

El allanamiento y desalojo realizado por fuerzas policiales en Marina Cué, el 15 de junio de 2012, derivó en un enfrentamiento con el trágico resultado de 17 muertos. Las tierras de Marina Cué eran reclamadas por la familia Riquelme, un terrateniente con estrechos vínculos con el poder, que les habilita al clásico expediente de ocupar tierras comunales e inscribirlas en su patrimonio. Un tema que abordó Natalia Viana en Sin Permiso. 

Alrededor de la masacre de Curuguaty y de los campesinos apresados, que defendían sus tierras en las que laboraban, se construyó una trama de conspiraciones, abusos policiales y evidencias falsas, que confluyeron para precipitar el golpe parlamentario que derrocó al presidente Fernando Lugo.

Los campesinos recluidos en el tenebroso penal de Tacumbú tuvieron que esperar seis años hasta lograr esta histórica anulación de la condena (ver Delia C. Ramírez, 2015), con el argumento de que la causa carece de fundamento y justificación sobre la responsabilidad penal de los enjuiciados.

Los once campesinos con penas que iban de 30 años a 4 años de reclusión más accesorios, habían sido declarados culpables de homicidio doloso agravado, consumado y tentado, asociación criminal e invasión de inmueble, lo que constituye un ejemplo de cómo ha funcionado el régimen colorado a lo largo de décadas de dominación en la cuestión de la propiedad y explotación de las tierras. El fenómeno se agravó ciertamente ante la expansión avasallante del complejo sojero.

El falló de la Corte fue recibido con algarabía por los campesinos que, según informan los medios paraguayos ya están siendo puestos en libertad – y anunciaron que regresarán a sus tierras en Marina Cué – también por sus familiares y por el amplio movimiento de solidaridad que se constituyó para luchar por su liberación.

Luego del último fallo del 15 de junio de 2017, tras la sentencia firme de los 11 campesinos, los abogados defensores anunciaron que presentarían un último recurso de casación. Finalmente, los miembros de la Sala Penal de la CSJ, Arnaldo Martínez Prieto y Emiliano Rolón votaron por anular la sentencia y absolver directamente a todos, mientras que el camarista Cristóbal Sánchez votó en igual sentido, pero proponiendo un nuevo juicio oral.

Las semillas de Curuguaty

Movimiento 138

El 26 de julio de 2018,  la Sala Penal de la Corte de Suprema de Justicia de Paraguay determinó que no hubo pruebas para condenar a las y los campesinos acusados en Marina Kue y ordenó su inmediata libertad, la cual se concretó el 27 de julio. Por unanimidad los magistrados Cristóbal Sánchez, Emiliano Rolón Fernández y Arnaldo Martínez Prieto votaron por la nulidad de la sentencia del Tribunal de primera instancia -compuesto por Ramón Trinidad Zelaya, Benito González y Samuel Silvero- y el del tribunal de apelaciones -integrado por los camaristas Narciso Ferreira, María Belén Agüero y Carlos Domínguez-. Se expuso de este modo, lo que hace seis años desde la resistencia venimos aclamando: no hay, ni hubo absolutamente ninguna prueba que pueda incriminar a los campesinos y campesinas en los hechos ocurridos el 15 de junio de 2.012 en Curuguaty, utilizados para el repentino desplazamiento de Fernando Lugo y para la criminalización de la lucha campesina.

De esta manera, se reconoce la inocencia de Rubén Villalba, Luis Olmedo Paredes, Néstor Castro, Arnaldo Quintana, Lucía Agüero, María Fani Olmedo y Dolores López, Juan Carlos Tillería, Alcides Ramón Ramírez, Adalberto Castro y Felipe Benítez Balmori, todos ellos condenados con penas que van desde los 4 a los 35 años.

El poder judicial heredero del stronismo que hoy va sobre su misma disposición, es el mismo que ayer cometió todo tipo de aberraciones criminalizando a las víctimas y castigando la lucha por la tierra. Esta repentina decisión debe entenderse en el marco de una disputa por la correlación de fuerzas en el contexto del cambio de gobierno  y en el ascenso de un presidente sin legitimidad, acusado de fraude electoral. No obstante, es muy importante reconocer también el poder popular de la resistencia organizada que este caso supo articular desde un principio con la pregunta “¿Qué pasó en Curuguaty?” y que se mostró con fuerza con la campaña “Es Tiempo de Libertad. Absolución YA!” en el contexto del bochornoso juicio que culminó en 2016.

La libertad conquistada es solo el principio de todo aquello que falta para conseguir justicia. Ahora falta: la liberación de Rubén Villalba, dirigente criminalizado por su ideología y secuestrado por el Estado paraguayo con una condena en una causa caduca, reflotada únicamente para mantener al dirigente bajo prisión;  falta una investigación imparcial que determine lo sucedido en Curuguaty y los verdaderos responsables por la muerte de campesinos y policías; falta el desplazamiento y correcto juzgamiento de todos los fiscales y jueces que intervinieron en  el caso imputando, procesando y condenando a campesinos bajo argumentos absurdos, contradictorios y falaces; falta la restitución integral de las tierras de Marina Kue, que corresponden a los campesinos y campesinas, aunque Campos Morombí con el aval de Estado paraguayo las haya disfrazado de “reserva” pisoteando la sangre de paraguayos allí asesinados; falta una urgente indemnización económica como también asistencia psicológica para todas las familias víctimas de la Masacre de Marina Kue a modo de reparación y resarcimiento por haber sido sometidas a un proceso de violencia largo y tortuoso.

La Masacre de Curuguaty es una causa fundante para el Movimiento 138 en la migración. El 15 de junio de 2012 hemos nacido como nuevas personas a partir de comprometernos desde la conciencia y la acción con la búsqueda de Justicia, tierra y libertad. La Masacre es un emblema de la violencia sobre el campesinado y de la resistencia del pueblo paraguayo, que sufre la negación de sus derechos más elementales para vivir dignamente. Este episodio histórico nos ha permitido conocer la realidad de la escandalosa concentración de la tierra, de la violencia y los métodos represivos ejercidos por las mafias organizadas en articulación con las transnacionales y los poderes de Estado y también nos ha mostrado las inhumanas condiciones a las que son sometidos quienes buscan transformar la realidad.

Hoy celebramos una conquista. El poder judicial ha reconocido la inocencia de compañeros y compañeras que fueron castigados cruelmente por buscar un lugar para vivirdignamente, para trabajar, para ver crecer a sus hijxs. Pero no nos conformaremos con ello. Buscamos la urgente liberación de Rubén; de Genaro Meza, militante de la Federación Nacional Campesina, de los seis Campesinos acusados injustamente por el asesinato de Cecilia Cubas y de todos los presos por luchar.

Estamos vivenciando un acontecimiento histórico: la Masacre de Curuguaty ha parido miles de luchadores y luchadoras nuevos al calor de una resistencia que no es sólo paraguaya, es latinoamericana.

Fuente:
www.sinpermiso.info, 28 de julio 2018

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