Yanis Varoufakis
29/07/2012"Acabamos de demostrar que las buenas noticias son posibles en Grecia" afirmó encantado el otro día un ministro griego cuando anunció que el Banco Europeo de Desarrollo (BED) volvía a financiar inversiones en Grecia, después de haberse retirado a finales de 2011 por miedo a perder su calificación triple A por su relación con inversiones en una economía a punto de ser expulsada de la eurozona. Sin duda es una buena noticia. Sin embargo, así lo quiere Europa, lo que hace una mano, lo destruye la otra.
Comencemos por lo que significa realmente la "reactivación" del BED en el contexto griego cuantificada en euros y céntimos. Unos 600 millones de euros serán puestos a la disposición de las PYMES griegas en lo que queda de 2012 (si todo va bien y si funciona milagrosamente el instrumento financiero de transferencia, dados los fallos anteriores). En 2013 se añadirán otros 400 millones de euros para el programa de apoyo a las PYMES, y otros 400 en los dos años siguientes 2014-15. Además, otros 500 millones estarán disponibles como fondo de garantías para proyectos de infraestructura, paralizados en los dos últimos años gracias al colapso de la inversión privada y el crédito de los bancos.
De todas estas promesas, la importante es la primera: los 600 millones de euros que tienen que llegar el próximo otoño. Lo digo porque la economía griega esta en proceso de fusión acelerada y el próximo otoño será especialmente duro y cruel. Puede perfectamente ser el punto de inflexión, una "inflexión" de consecuencias catastróficas. Comparemos ahora la cifra de los 600 millones del BED con otras también bastante significativas.
La primera es 12.000 millones de euros. Es decir, la cantidad que debe Bruselas a Grecia como parte de los fondos estructurales a los que tenía derecho en el período 2007-2013 y que no fueron desembolsados como consecuencia de 1) fallos burocráticos y 2) la crisis en curso que imposibilitó al estado y a las empresas privadas griegas aportar su parte en la financiación de los proyectos. Para concretar: Grecia tenía derecho a 20.000 millones de euros y solo fueron desembolsados 8.000 millones. Es decir, de los 12.000 millones de euros no utilizados, el BED ha sido autorizado a utilizar 1.440 millones, una parte mínima en comparación. En resumen, de los 10.560 millones de euros que Bruselas designó para inversiones en Grecia en 2007 antes de la crisis han quedado jibarizados a 1.440 millones justo cuando la economía griega sufre no solo de una anemia de inversiones sino que también ha perdido su acceso a los mercados de capital para reiniciar su actividad.
La segunda cifra es 900 millones de euros. Es la cantidad de dinero que deberá pedir prestado el quebrado estado griego el próximo 20 de agosto para pagar como intereses al BCE. ¿Cómo intereses? Si, como intereses. Estos son los detalles: en el verano de 2010 el BCE comenzó a comprar en el mercado secundario bonos griegos, irlandeses y portugueses en un fallido intento de evitar la quiebra de los tres estados miembros. Algunos de estos bonos están llegando a su madurez. El paquete de bonos por valor de 3.200 millones de euros del Gobierno griego que expiran el próximo 20 de agosto fueron adquiridos por el BCE con un descuento del 30%. Sin embargo, el BCE espera que el quebrado Gobierno griego redima a la par estos bonos (incluso a pesar de que los bancos, los fondos de pensiones y los tenedores individuales griegos de bonos sufrieron ya una quita del 75% de su valor). En efecto, el BCE exige al Gobierno griego que pida crédito por valor de 900 millones de euros durante este caluroso y brutal verano para pagar los intereses de "nuestro" Banco Central (1).
Y por si no fuera suficiente, el otro día el BCE anunció que no aceptará ya los nuevos bonos (de valor reducido) del Gobierno griego como colateral de los prestamos de liquidez de los bancos griegos. El resultado es que los arroja a los brazos del Banco Central Griego (ELA), desestabilizando aun más el Sistema Europeo de Bancos Centrales y, de paso, aumentando el coste de financiación de unos bancos griegos al límite, en un momento en el que el flujo del crédito no solo se ha estancado, sino que se ha secado por completo.
Al final, la imagen que surge es la de una Europa que con una mano intenta arreglar las cosas como puede, mientras que la otra se dedica a destruir violentamente lo conseguido. El BED anuncia 600 millones de euros para un programa de apoyo a las PYMES a partir del 1 de septiembre (una minucia en comparación con los fondos estructurales no desembolsados debidos a Grecia), al mismo tiempo que el BCE a) siega la yerba que quedaba debajo de los bancos griegos y b) exige al estado griego que se endeude por valor de 900 millones de euros en el FEEF para que se los trasvase como pago de puros intereses el próximo 20 de agosto. ¿Es esta una política inteligente en una unión monetaria en peligro? O, ¿no es más bien la última fase de una unión monetaria que ha perdido su último deseo de vivir?
Nota: (1) Según la declaración del Eurogrupo sobre el PSI griego, de febrero de 2010, los beneficios del BCE como consecuencia de los intereses serán transferidos al Sistema Europeo de Bancos Centrales, que los distribuirá a los estados miembros de acuerdo con sus estatutos. El Eurogrupo acordó que una parte de los beneficios de ciertos estados miembros podrían ser destinados a sostener la deuda pública griega (Redacción de SP).
Yanis Varoufakis es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional. Actualmente, es profesor de política económica en la Universidad de Atenas y consejero del programa económico del partido griego de la izquierda, Syriza.
Traducción para www.sinpermiso.info: Gustavo Buster