La renta básica tomada seriamente

Jordi Arcarons

Daniel Raventós

17/10/2005

El pasado 21 de julio, La Nueva España publicaba un artículo de J.L. Lafuente titulado “Una nueva tentativa estabilizadora: la renta básica”. Se trata de uno de los artículos estándar contra la renta básica (RB) de los que últimamente proliferan en la prensa. Precisaremos más: se trata de un artículo estándar contra la RB de alguien que ha leído alguna cosa sobre el asunto, pero no ha penetrado más allá de la superficie más tenue.

Si obviamos la segunda mitad del artículo mencionado en donde se reproducen algunos textos sobre la doctrina social católica (en realidad, para justificar la sagrada propiedad privada y la armonía entre capital y trabajo –sic-, como se nos recuerda que defendía la no muy reciente “Rerum Novarum” de 1891) que llegará a los píos corazones de quien sea, pero no precisamente a los firmantes del presente escrito, podemos resumir la crítica a la RB del señor Lafuente en los siguientes puntos: la RB 1) incentivará la pereza, y 2) es imposible de financiar. A ambas críticas vamos a dedicar el grueso de las líneas que siguen, aunque antes mencionaremos algunos errores cometidos en aquel artículo que pueden haber inducido a la confusión a más de uno.

El primero de los errores es el siguiente. La RB no está implantada ni en Brasil, ni en Cuba, ni en Canadá. El único sitio del mundo donde existe desde hace 20 años es en Alaska aunque no es, como se menciona en aquel artículo, porque haya pocos habitantes ni por los impuestos que las petroleras pagan allí. Afirmar que la RB existe (otra cosa son proyectos, perspectivas o previsiones) en otros lugares es simplemente falso.

El otro error, cometido con toda la intención del mundo, es sugerir que ERC e IU no son partidos democráticos. Es difícil sacar otra conclusión de esta frase: ”Los fundamentos democráticos [de ERC e IU] son escasos y su preocupación por la libertad humana se aproxima a la figura del zorro cuidador de gallinas...” Que alguien pontifique sobre “fundamentos democráticos” cuando a renglón seguido cita a la Iglesia Católica como autoridad, no dejará indiferentes a los que se interrogan por los misterios del cerebro humano.

Pero entremos en harina, sin más preámbulos, y vayamos a las dos críticas que el señor Lafuente hace a la RB.

1) Aunque la propuesta de la RB tiene antecedentes muy lejanos en el tiempo, entre cuyos pioneros podemos encontrar, entre otros, a Thomas Paine (1737-1809), Thomas Spence (1750-1814); y más recientemente, Joseph Charlier (1816-1896), que fue discípulo de Charles Fourier; Bertrand Russell (1872-1970) y George D.H. Cole (1889-1959), primer titular de la cátedra de teoría política de Oxford, aunque hay estos antecedentes, como decimos, la formulación moderna tiene exactamente 20 años. La primera crítica que surgió al cabo de una millonésima de segundo después de formulada la propuesta de la RB fue ésta: la RB incentivaría la pereza. En nuestras sociedades, se realizan muchas horas extraordinarias que, por definición, son añadidas a la jornada laboral; también en nuestras sociedades algunos de los grandes bancos y compañías ofrecen, digámoslo así, prejubilaciones anticipadas a personas con poco más de 50 años y en perfecto estado físico y psíquico. Muchas de estas personas, con algunas limitaciones que impone la ley, realizan otros trabajos al cabo de poco tiempo de prejubilarse. Es decir, existen horas extraordinarias realizadas por personas que ya tienen un salario, y existen personas que realizan algún trabajo inmediatamente después de prejubilarse (en todos los casos, con unas cantidades muy superiores a las distintas propuestas que se han realizado de RB). Y resulta que la RB “incentivaría la pereza”, “poca gente trabajaría”, “mantendría a vagos”... Curiosa forma de entender las cosas. ¿No suena más a prejuicio que a razonamiento? Además, algunos estudios presentados en el último congreso de la Basic Income Earth Network sobre seguimientos a lo largo de más de un año que se han realizado en algunos países de la UE a personas que habían recibido un premio-salario de por vida (de una cantidad mucho más generosa que una RB de las que se proponen en los estudios que cito más abajo) han mostrado que pocas cambiaban de trabajo y que las que lo habían hecho era para encontrar otro de mayor adecuación a sus gustos o capacidades. Pero, humana estupidez, repetir constante e irreflexivamente, a la manera de los loros, que la RB incentiva la pereza, tiene poco coste y hasta puede parecer que se goza de sentido común.

2) Veamos ahora la crítica que asegura que la RB no puede ser financiada. Se están publicando algunos estudios que muestran precisamente lo contrario. En uno en que participamos junto a otros dos profesores (Arcarons, J., et alii, 2005: La renda bàsica de ciutadania. Una proposta viable per Catalunya, Mediterrània, Barcelona) explicamos con muchos detalles cómo puede ser financiada. Este estudio está basado en una gran muestra de 210.000 declaraciones del IRPF de Cataluña. Esta propuesta de financiación de la RB consiste en una reforma en profundidad del actual IRPF. El estudio opta por este camino porque se ha tenido acceso a datos individualizados de este impuesto, pero también porque el IRPF es especialmente útil para apreciar, por ejemplo, la redistribución resultante de la renta. La inmensa base de datos permite un conocimiento exhaustivo de los rendimientos netos susceptibles de ser gravados fiscalmente. Las principales características de la propuesta del estudio son: 1) se establece una RB universal pagada directamente a toda persona de forma incondicional; 2) la RB reemplaza cualquier otro tipo de renta o pensión pública de cantidad inferior (en el caso de que la antigua percepción sea más alta, la RB se complementaría hasta llegar a la citada percepción); 3) la cantidad anual de RB es de 5.414,4 euros por adulto y de 2.707,2 euros para los menores de 18 años; 4) se establece un tipo único nominal del 57,5% para todas aquellas rentas superiores a la RB, la cual está completamente exenta de impuestos. Este 57,5% nominal es un tipo real muy distinto según el decil de renta. Que nadie se deje impresionar. Efectivamente, si calculamos el tipo efectivo (el porcentaje que realmente se paga después de haberle transferido la RB) por deciles de renta (es decir, ordenando a la población según renta y dividiéndola en 10 partes iguales), resulta que del 10% al 50% de la población con menos renta, tendría un tipo negativo (del -269% al -4,70%), en los tramos del 60% al 90%, la mal llamada clase media, los tipos efectivos oscilan del 4% al 29%. En el último tramo, el que agrupa al 10% más rico, el tipo efectivo resultante es del 45%. Es decir, que el 57,5% nominal es “muy escandaloso”, pero cuando se contempla como tipo efectivo los resultados no son tan espectaculares.

Con estas características, el modelo (en el estudio se muestran solamente 8 simulaciones, pero puede realizarse una gran cantidad de ellas, modificando solamente la cantidad de RB, el tipo único preferido o los tramos elegidos) llega a los siguientes resultados: 1) La reforma se autofinancia, es decir, que con el tipo único indicado y la reforma especificada, la RB no debería ser financiada por otros impuestos; 2) La redistribución de la renta que resulta es mucho más igualitaria  que en la situación de partida, es decir, la actualmente existente. 3) El 70% de la población catalana gana con la reforma, el 20% más rico pierde y el resto quedaría más o menos igual.

Aunque este estudio está basado, como hemos mencionado, en una gran muestra de 210.000 declaraciones del IRPF de Cataluña, su metodología es perfectamente aplicable al conjunto del Reino de España con sólo cambiar, obviamente, la base datos.

Y acabemos. La RB es una opción social. Y como toda opción social de cierta importancia es conflictiva. También son opciones sociales rebajar los impuestos a los ricos, o permitir que en el año 1992 los presidentes directores ejecutivos (Chief Executive Officer) de las grandes empresas ganasen 82 veces el salario medio de un trabajador manual, y que en el año 2004 la relación ya se hubiera aumentado de 400 a 1; como opción social es incrementar los gastos militares; o permitir que las subvenciones agrícolas europeas beneficien desproporcionadamente a las familias más ricas del Reino de España (por ejemplo: Samuel Flores, uno de los más grandes terratenientes del Reino, la familia Botín, Mario Conde, Emilio Ybarra, Alfonso Cortina, los marqueses de Valdez Ozores, etc. etc.), lo que motiva que 126 ricos reciban la misma cantidad de estos subsidios agrarios europeos que 480.000 personas.

Efectivamente, la RB es una opción social. El señor Lafuente tiene la suya, nosotros tenemos otra que, a buen seguro, es muy diferente.

Jordi Arcarons (Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona) y Daniel Raventós (Profesor titular de Sociología de la Universidad de Barcelona). Ambos son miembros de la Red Renta Básica (www.redrentabasica.org)

Fuente:
<i>La Nueva España</i>, 8-10-2005

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