Gracias México. Miles rinden homenaje al tata Cárdenas en Madrid

Armando G. Tejeda

08/10/2005

Madrid, 7 de octubre. Con bellos y desgarrados poemas del exilio, con corridos revolucionarios y canciones clásicas de la resistencia al fascismo, que se intercalaban con imágenes en sepia que evocaban el drama de la guerra y la diáspora de miles de españoles, el tata Lázaro recibió hoy un emotivo tributo en Madrid. El último acto del homenaje Gracias México... se convirtió en una lección de historia y en una apasionada defensa de la paz, la dignidad y la memoria, en el que más de 20 artistas de ambos países y unas 15 mil personas de pie gritaron al unísono un fortísimo: ¡"Viva Cárdenas, muchachos. Viva la Revolución..."!

Por primera vez en la historia reciente de España se rindió un sentido homenaje al ex presidente Lázaro Cárdenas y a México por su apoyo y generosidad con el bando derrotado -el republicano- de la trágica Guerra Civil (1936-1939). El motivo del tributo era de tal calado que, como colofón a esta semana de agradecimiento a México, se reunieron artistas de diversos géneros y épocas para este concierto-homenaje, como Joan Manuel Serrat, Los Jaguares, Joaquín Sabina, Ana Belén, Lila Downs y los Maestros del Folklore Michoacano, entre otros.

Poco a poco, miles de personas fueron llenando la sala de conciertos Madrid Arena. Muchas de ellas, con la bandera republicana en torno a su cuerpo, respondieron al llamado de la sociedad civil española y de las autoridades públicas para recordar una gesta histórica y política que concernía a México y a España. Por eso, el concierto-homenaje se desarrolló en función de un guión pensado para hacer vibrar con la música, pero también para mostrar las miserias de la guerra y las virtudes de la dignidad y la solidaridad entre los pueblos.

Músicos michoacanos

De la oscuridad del escenario surgió de repente el festín de color y música de los Maestros del Folklore Michoacano, que se convirtieron en el eje narrativo del homenaje con sus corridos y bailes. Cuando llegó el primer silencio, entonces se abrió paso la palabra por medio de cuatro actores con su biografía también marcada de alguna forma por la guerra y el exilio: Nuria Espert, José Sacristán, Charo López y José Luis Gómez.

La primera evocación histórica explicó con palabras sencillas el apoyo que ofrecieron Cárdenas y su gobierno al defenestrado presidente de la segunda república, Manuel Azaña, quien recibió protección de México durante su exilio en Francia y en su lecho de muerte, en el que fue crucial la valentía de un diplomático mexicano para impedir que su féretro fuera cubierto con la bandera franquista y, a cambio, se le enterrara con la bandera mexicana.

Después de la segunda interpretación de los músicos michoacanos se detallaron algunas de las principales reformas sociales y políticas del gobierno cardenista, y mientras se les enumeraba, tres pantallas gigantes ofrecían imágenes de algunos murales de Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, además de numerosas fotografías del propio Cárdenas durante sus recorridos por las zonas más pobres y olvidadas del país.

Los michoacanos prestaron entonces su música para que Ana Belén interpretara el Corrido del 18 de marzo, que en un fragmento reza: "Hoy que la patria peligra y estamos desperdigados, se oye un grito en las milpas: Lázaro vuelve a ayudarnos". Después irrumpió en el escenario el cantautor español Víctor Manuel para interpretar el corrido Mi general, en el que se dice: "Cárdenas, mi general, nunca te podrá olvidar el campesino olvidado que solías visitar, los tarascos de tu tierra, de tu lindo Michoacán".

Con el público cada vez más entregado a la figura de Cárdenas, Ana Belén reapareció para interpretar una canción que representa toda una época: España camisa blanca, que se convirtió en himno de lucha en las postrimerías de la dictadura fascista de Francisco Franco. Mientras, en las pantallas gigantes aparecían carteles de la Guerra Civil, entre ellos uno muy representativo, en el que figura una miliciana republicana envuelta con la bandera tricolor, acompañada de una leyenda: "La república española agradece a México su eficaz y desinteresada ayuda".

Posteriormente, con una luz tenue en el escenario Astrid Hadad, Sacristán y José Luis Gómez leyeron fragmentos de testimonios de exiliados españoles y de los llamados Niños de Morelia, mientras en las pantallas se sucedían imágenes desgarradoras de los campos de concentración del sur de Francia y de los barcos atiborrados de personas hambrientas y mutiladas con destino a Veracruz, entre ellas centenares de niños sin padres y con la mirada perdida ante un futuro incierto. Entre los testimonios de los exiliados hubo uno que provocó los aplausos y las loas más encendidos: "Aquel de nosotros que no sienta veneración por México y por Cárdenas es, sencillamente, indigno de vivir".

Tras la palabra se volvió a apoderar del homenaje la música, en esta ocasión de la voz singular de Lila Downs, quien primero interpretó La Martiniana y posteriormente cantó en lengua purépecha para recordar a los pueblos indígenas de México, con la canción Tiringini tsitsiki. Tras una breve lectura de poemas, el roquero español Miguel Ríos cantó Oración y Nos siguen pegando abajo, esta última un himno de resistencia compuesta por Charlie García.

Astrid Hadad, con su peculiar estilo y coreografía, cantó La mesera y Grítenme piedras del campo, con las que se dio un toque de humor al homenaje; siguieron dos canciones más del grupo Jaguares, con sus requintos y guitarras a la máxima potencia. La siguiente actuación fue uno de los momentos más intensos de la noche, ya que un solitario violonchelo interpretó la música de Pablo Casals, el mítico músico catalán que también se vio forzado al exilio tras la guerra; acompañaba más testimonios y poemas de la diáspora española.

Posteriormente se leyeron algunas máximas del pensamiento político de Cárdenas, que suscitaron las ovaciones del público y de las numerosas personalidades públicas que acudieron al homenaje, entre ellas la ministra de Cultura española, Carmen Calvo. Entre las ideas políticas del general se eligió la siguiente: "Nuestro movimiento social se aleja del egoísmo del liberalismo".

Entonces aparecieron en el escenario Joaquín Sabina y Víctor Manuel para cantar, junto a los músicos michoacanos, la canción tata Lázaro, para posteriormente rememorar el día en que se conoció la noticia del fallecimiento del general, porque -como dice la canción- "todos los corazones purépechas indígenas lloraron cuando anunciaron la muerte de Tata Cárdenas".

Sabina señaló entonces: "Por si quedaba alguna duda, me gustaría decir que no soy un entusiasta de las banderas, pero la única que sí es mi bandera es la republicana. Y también quiero decir que no me gustan ni los militares ni los generales, salvo, por supuesto, mi general Cárdenas". El siguiente en aparecer en el escenario fue Joan Manuel Serrat, quien cantó dos canciones, entre ellas Mediterráneo.

Finalmente, todos los artistas se congregaron en el escenario para cantar, junto a las 15 mil personas del público, el estribillo del primer corrido: "Viva Cárdenas, muchachos. Viva la Revolución. Que vivan los agraristas. Este sí es un buen gobierno". Con el público de pie y aplaudiendo a rabiar se gritó hasta la extenuación más loas a México, a la república y, por supuesto, al tata Lázaro.

Armando G. Tejeda es corresponsal en Madrid del diario mexicano La Jornada.

Fuente:
La Jornada, 8 octubre 2005

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