Gente del PT hizo el juego a la derecha. Entrevista

Frei Betto

31/08/2005

Frei Betto, un sacerdote dominico próximo a las comunidades eclesiales de base en Brasil, cree que el Partido de los Trabajadores debe volver a encontrar sus raíces. Y liga su crisis a otras experiencias de izquierda, desde la Unión Soviética hasta los Montoneros.

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Empleados federales queman neumáticos durante una protesta en Río de Janeiro.

Por Darío Pignotti
Desde San Pablo

Bautismo de sangre, memoria sobre la resistencia durante la dictadura militar brasileña, es el libro más premiado de los 52 escritos por el religioso dominico Frei Betto, ex asesor del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Mientras una adaptación de Bautismo de sangre es llevada al cine, Betto explica por qué resolvió volver a la literatura y alejarse del gobierno en diciembre del año pasado, meses antes de los escándalos de corrupción. “Mi salida se debió en primer lugar a que necesitaba volver a escribir, recuperar mi libertad intelectual y, en segundo, porque ya no tenía cómo defender en público a una política económica que favorece más al mercado financiero que a los pobres, una política que no ayudó a reducir las desigualdades de Brasil.” Pero, pese al frustrante bautismo de fuego de la izquierda en el gobierno, Betto contó a Página/12 que le resta alguna esperanza y continúa vinculado a Lula, de quien es consejero espiritual desde hace casi tres décadas. “Estuve con él recientemente en Brasilia y mantengo contactos de vez en cuando.”
–¿De qué hablaron?
–Discúlpeme, no hablo de mi relación personal con el presidente. Es una cuestión ética. Me reservo el derecho guardar silencio sobre ese punto.
–Desde que usted y otros colaboradores salieron del Planalto, Lula padecería la soledad del poder.
–Por el contrario: ahora, para enfrentar la crisis, el presidente volvió a tener contacto con los movimientos populares de los lugares más alejados de Brasil. Lula decidió enfrentar las críticas de los medios que no lo quieren ver comunicándose con el pueblo y ha viajado mucho desde que comenzó la crisis. Algunos llaman a eso chavismo, yo no sé si lo es, pero está bien que él se contacte cada vez más con los movimientos populares que hicieron su historia. Uno de los errores del gobierno había sido no darles la debida importancia y, en cambio, le dieron más importancia al Congreso. El gobierno se debe sustentar con apoyo popular.
–¿Lula cambió sus promesas por el poder?
–No suscribo esa afirmación; yo sigo acompañando de cerca al presidente Lula y creo que él usa el poder para aplicar políticas innovadoras en lo social, en las relaciones exteriores, en la creación de nuevos empleos.
–¿Sospechaba de los sobornos que habría ordenado el ex ministro José Dirceu?
–Yo no salí por esa razón, no percibí absolutamente nada de eso. Yo no tenía ninguna conciencia de ese esquema de corrupción electoral y de supuesta compra de votos en el Congreso.
–En el PT muchos sostienen que la crisis fue urdida por la prensa y las elites.
–Yo no culparía a los medios ni a la derecha, la culpa le cabe a un grupo dirigente del PT que llevó al partido y de cierta manera al gobierno a esta situación trágica. Lo que la derecha no consiguió en décadas, ese núcleo lo consiguió en pocos años: desmoralizar al PT. Me viene a la memoria el tiro en el pie que se dio la Unión Soviética, víctima de una nomenclatura llena de privilegios y la arrogancia del partido único que hicieron que el socialismo real se desmoronara sin que EE.UU. haya disparado un solo misil. La izquierda estaba construyendo una alternativa dentro del estado de derecho, pero fue profundamente manchada con la crisis con la revelación de esos hechos de corrupción.
–Usted escribió que el poder envilece; ¿eso ocurrió con el PT?
–Yo escribí que las personas no cambian cuando llegan al poder; más bien se revelan, el poder nos las muestra como eran y no lo sabíamos. Aún así no debemos caer en una visión moralista, como si aquí todo se resumiera a la ética: no existe problema ético sin reflejo político. Hubo un problema político en el PT, donde parte de sus dirigentes creyeron que los métodos políticos de la derecha podían servir a la izquierda. La izquierda cayó en la trampa de creer que los medios justifican los fines.
–¿José Dirceu es el responsable del esquema de corrupción?
–No puedo prejuzgar personas, a no ser aquellos que ya se declararon culpables públicamente, como el ex tesorero del PT Delúbio Soares. No puedo prejuzgar a Dirceu, que aún está siendo investigado, mientras él, con todo derecho, se niega a asumir su culpa. Sí puedo juzgar a Dirceu políticamente y desde ese punto de vista creo que es aconsejable su salida de la lista de candidatos del Campo Mayoritario (línea interna oficialista) a las elecciones del PT, por causa de su identificación política con la dirección que fue responsable de los desvíos éticos y políticos que llevaron a este desastre.
–¿Cuál es el primer paso que el PT debiera dar y no dio?
–El propio partido debiera anticiparse a las investigaciones del Congreso y castigar a los responsables, publicar sus cuentas en Internet. De no ser así el PT no tendrá futuro.
–¿Votaría al PT si llevara como candidato al ministro de Economía Antonio Palocci?
–No votaría a Palocci. Si bien tengo respeto personal por él, no tengo acuerdos con su política económica, porque ésa es la política de los tucanes (apodo de los socialdemócratas), de los grupos remanentes de la era Fernando Henrique (Cardoso, ex presidente). Sería en alguna medida como votar a Cardoso, alguien a quien respeto por su prestigio intelectual, pero lo identifico como un portavoz de las elites y las empresas multinacionales. Cardoso es un hombre muy identificado con el Consenso de Washington.
–El presidente petista, Tarso Genro, advirtió del riesgo de “colombianización”. ¿Coincide?
–Si el PT se inviabiliza como canal dentro de la democracia es posible que en algunos años sectores de la izquierda o del movimiento popular busquen alternativas en la no institucionalidad como una salida para terminar con los dramas de Brasil. Ahí es donde temo que pueda haber una colombianización del país. Una decepción con las vías pacíficas y una tentación de recurrir a la violencia armada. Recuerde que ya existe una situación armada en las favelas, pero allí no hay connotación política, es resultado de la desigualdad social, del fracaso del sistema para absorber a esos jóvenes en el mercado de trabajo. Este grave desencanto por la corrupción provoca que los más jóvenes vean a todos los partidos como “harina del mismo costal”. Sería terrible, habrían vencido los corruptos consiguiendo el fin de la esperanza. Me temo que muchos ya piensan en anular su voto en las elecciones del año que viene. Sería un desastre, el voto es un arma pacífica.
–Intelectuales petistas proponen mantener silencio frente a la crisis. ¿Es lo correcto?
–Es preciso que los intelectuales rompan ese silencio, no es hora de quedarnos mudos, la situación exige un conjunto de análisis y categorías que nos ayuden a pasar de la emoción a la razón. Que nos ayuden a entender qué fue lo que llevó a ese desastre al PT y qué llevó a otros desastres en la historia de la izquierda mundial como el fracaso de la revolución sandinista en Nicaragua, con algunos líderes enriquecidos con los bienes expropiados, o, para traer un ejemplo de Argentina, citaría la historia trágica de los Montoneros. En suma la izquierda tiene que rever muchas cosas.

Frei Betto es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO

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Fuente:
Página 12, 28 agosto 2004

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