Sonny Melencio
10/08/20161. El gobierno Duterte es en este momento el gobierno más popular desde la administración de Cory Aquino. (No se puede comparar con todo con la euforia que provocó la llegada al poder de Cory Aquino a través del levantamiento popular EDSA 1, en un contexto histórico y circunstancias diferentes.) Según la encuesta Asia Pulse, el presidente Duterte goza de un 91% de apoyo. Esto significa que 9 de cada 10 filipinos confían en él; y prácticamente nadie (0,2%) lo rechaza, ya que el 8% restante son los indecisos.
2. La victoria de Duterte en las elecciones del 9 de mayo fue un rechazo de plano de la propaganda Daang Matuwid de la administración saliente de PNoy. La popularidad de ese régimen se erosionó por el rechazo de las masas de las administraciones “amarillas” de la madre (Cory) y del hijo (Noynoy). La opinión más generalizada es que las administraciones anteriores fracasaron a la hora de satisfacer las necesidades de la gente, de ahí el lema 'El cambio está llegando” de la campaña electoral de Duterte que se ha convertido en un llamamiento para muchos.
3. Sin embargo, el carácter de clase del régimen Duterte sigue siendo el mismo que el de otros regímenes que gobernaron el país durante décadas. Todavía es un gobierno de la élite, un gobierno que representa a la clase dominante contra las clases explotadas y oprimidas de la sociedad filipina. Este análisis es compartido por el Partido Comunista de Filipinas (CPP), incluso si mantiene relaciones con el gobierno Duterte. El CPP ve a Duterte como "el principal representante político de las clases dominantes y la cabeza del Estado reaccionario neocolonial". (http://www.ndfp.org/sayt/wp-content/uploads/2016/05/20160515en-final_edi... )
4. Otros miembros de la izquierda ya han caracterizado al régimen de Duterte como neofascista. Hay fuertes indicios para ello, pero esta caracterización no explica la naturaleza del régimen de Duterte. El régimen continúa gobernando como una democracia liberal / burguesa de las élites creado por las clases dominantes después de la caída de la dictadura de Marcos en 1986. Los métodos de “estado fuerte” de Duterte (por no hablar de sus declaraciones autoritarias y de tipo mafioso) todavía tienen que atenerse a las reglas y la forma de democracia de las élites de la llamada República EDSA (es decir, los regímenes que se han sucedido después de EDSA 1).
El carácter de clase del presidente Duterte
1. Vamos a empezar con el carácter de clase del propio presidente Rodrigo Duterte.
2. Duterte no proviene de una familia pobre. Es un descendiente del clan Duterte-Roa que ha gobernado Cebú y Davao durante mucho tiempo. El padre de Duterte era un ex alcalde de Danao, Cebu, que se convirtió en gobernador de Davao después de que la familia emigrase a Mindanao. La madre de Duterte era miembro del clan político de los Roas en Leyte. Duterte también está relacionado con los clanes políticos de los Duranos y Almendrases en Cebu.
3. Pero los clanes locales que representa Duterte pueden ser considerados como marginales en relación con los clanes políticos que han gobernado el país durante décadas, es decir, la oligarquía que monopoliza el poder central bajo los clanes locales de la denominada “Manila Imperial”. Por lo tanto, no es sorprendente que estos clanes locales hayan lanzado una campaña para cambiar la forma de gobierno de un régimen excesivamente centralizado en un estado federal con poderes regionales casi iguales a los del centro nacional. Para los clanes locales, se trata de una reivindicación para igualar el terreno de juego y la capacidad de presión de todos los sectores de las clases dominantes, ya sean de Manila o de las provincias. Como político provincial, Duterte ha sufrido décadas de negligencia y abuso por parte de la Manila imperial.
4. Las circunstancia y la experiencia de Duterte también difieren de otros trapos (caciques locales). Es un producto de la “Tormenta del Primer Trimestre” y participó en Kabataang Makabayan y otros grupos radicales durante su época de estudiante, siendo su tutor José Maria Sisón (secretario general del CPP), que le introdujo en la política nacionalista y radical. Después de EDSA 1, se convirtió en un funcionario provincial (primero como concejal y más tarde alcalde de la ciudad de Davao), pero mantuvo sus vínculos y una relación amistosa con el CPP-NPA en su área.
5. Esto explica el carácter ambivalente de Duterte sobre algunos asuntos nacionales. Pertenece a la clase dominante, pero comparte los puntos de vista del nacionalismo y la política radical de sus antiguos compañeros y amigos en el movimiento de Izquierda.
Las contradicciones del régimen Duterte
1. Esta es sólo una de las contradicciones del presidente. Pero hay otras más que tenemos que tener en cuenta al hacer un análisis de su actual gobierno.
2. Las principales figuras en el Consejo de Ministros de Duterte provienen de los clanes políticos y de los defensores del régimen económico neoliberal, como el Secretario de Hacienda Sonny Domínguez; el Secretario de Energía Alfonso Cusi; el asesor de Seguridad Nacional Hermógenes Esperón; el Secretario de Obras Públicas y Carreteras, Mark Villar; y otros. Muchos de ellos han servido en los gobiernos de Fidel Ramos y Gloria-Macapagal Arroyo. Muchos también tienen intereses en las grandes empresas mineras.
3. Por otra parte, un buen número de líderes de la izquierda han sido nombrados por el gobierno Duterte en varios puestos en el gabinete o claves en la administración, como el veterano líder sindical Joel Maglunsod, que ahora es subsecretario en el Departamento de Trabajo y Empleo; el dirigente campesino Mariano Paeng, que dirige el Departamento de Reforma Agraria; la profesora y activista Judy Taguiwalo, que dirige el Departamento de Bienestar Social y Desarrollo; y la dirigente del movimiento de mujeres Liza Masa, que dirige la Comisión Nacional contra la Pobreza. También tenemos que mencionar la economista nacionalista Liling Briones que ahora dirige el Departamento de Educación y la activista contra la minería Gina López, que dirige el Departamento de Energía y Recursos Naturales.
4. Hay una contradicción en el mantenimiento e incluso ampliación de las políticas neoliberales del gobierno, tales como los proyectos de Partenariado Público-Privado, la liberalización económica, la desregulación, y otras - y al mismo tiempo las declaraciones en contra de la subcontratación privada, la privatización de la gestión de ciertos hospitales, la defensa de la extensión de la reforma agraria, la critica de los poderes imperiales de Estados Unidos y anti-EDCA (El Acuerdo de Cooperación para la Defensa Avanzado) y otras por el estilo. Aunque contradicciones similares se han producido en administraciones anteriores, el régimen Duterte va un paso más allá, nombrando a personas progresistas y de izquierdas en posiciones clave (más que cualquier otra administración que podamos recordar) y no bloqueando sus iniciativas hasta ahora (la Secretaria de Energía Gina López ha ordenado el cierre de una serie de empresas mineras, el director del Departamento de Reforma Agraria Mariano Paeng ha iniciado una importante campaña de distribución de tierras, y así sucesivamente).
5. Sin embargo, una gran contradicción con implicaciones alarmantes es la guerra contra las drogas lanzada por el gobierno Duterte. Ha dado lugar a una matanza que tenía como objetivo vendedores de drogas de poca monta, consumidores y pequeños señores de la droga. Pocas semanas después de la toma de posesión de Duterte, el número de homicidios suma más de 160 (y está lindando los 400 en este momento). Las tácticas del DDS (Escuadrón de la Muerte de Davao) se han extendido a todo el país. Lo escalofriante es que es la policía la que está matando a presuntos traficantes de drogas en las comunidades (70% de los homicidios de acuerdo con el informe de la cadena ABS-CBN).
6. En el otro extremo del espectro está la censura pública y la denuncia de los generales de la Policía Nacional (PNP), funcionarios locales, y grandes señores de la droga (incluidos los extranjeros) como mafiosos y narcotraficantes. Esta es la primera vez que un presidente de Filipinas ha señalado a altos funcionarios y oligarcas en el gobierno y la policía como miembros de los carteles de la droga. Sin embargo, mientras se acaba con la vida de los pequeños camellos arbitrariamente en las calles y en sus casas durante las operaciones policiales, los grandes narcotraficantes permanecen libres.
7. ¿Que ocurrirá con todas estas contradictorias políticas, pronunciamientos y acciones del gobierno Duterte? Los pronunciamientos pueden llevar a engaño. Para comprender sus consecuencias necesitamos conocer la estrategia principal que está aplicando el gobierno Duterte en todas estas cuestiones.
Estrategias del gobierno Duterte
1. Veamos la campaña de la guerra contra las drogas. ¿Cuál es la estrategia del gobierno Duterte en esta campaña?
2. Lo que se está aplicando es una estrategia de "conmoción y pavor” a nivel comunitario. El objetivo es reducir el tráfico de drogas, cortando sus tentáculos a través de ejecutar a un gran número de vendedores de drogas, consumidores y traficantes en las comunidades. Sin embargo, esta estrategia sólo agrava el problema, incluso si supone temporalmente un freno del tráfico de drogas en las comunidades. Primero, los homicidios se dirigen contra las personas pobres y los barrios pobres. Dos, se trata de ejecuciones tipo mafioso que han dado lugar a más muertes, perpetradas no solo por la policía sino por los sindicatos de la droga y los grupos de vigilantes que apoyan la retórica de guerra de la campaña. La plaga de las drogas en la comunidad ha sido sustituida por una plaga de matanzas que no perdona a nadie, como empiezan a señalar los informes del asesinato en sus casas de consumidores ocasionales de drogas y de víctimas inocentes.
3. Muchos han exigido públicamente cambiar la estrategia y perseguir a los jefes de los sindicatos de drogas en las fuerzas de policía, los funcionarios públicos y los grandes señores de la droga en el país. Pero hasta ahora no ha ocurrido.
4. Sin embargo, toda esta estrategia de tratar el problema del tráfico de drogas como un asunto policial está destinada al fracaso. Se ha hecho antes en muchos países y ha producido resultados muy limitados. Y es evidente que la guerra contra las drogas no puede ser ejecutada por una PNP, que se ha convertido en una parte esencial del problema. Debemos reformar a fondo la PNP y transformarla de una protección de los sindicatos de la droga en la protectora del pueblo. O desarrollar un cuerpo basado en la comunidad que informe y movilice a las personas en la campaña contra la amenaza de las drogas.
5. Pero la guerra contra las drogas no puede tener éxito sin iniciar una guerra contra la pobreza - es decir, una guerra para erradicar la pobreza en sus raíces. La pobreza sustenta la proliferación del tráfico de drogas, especialmente a nivel comunitario. No sólo estamos hablando de criminales en el tráfico de drogas, sino de familias que han hecho del tráfico de drogas de poca monta su medio de vida. De hecho, el tráfico de drogas de poca monta ha reemplazado al juego ilegal en las comunidades en la mayoría de las áreas.
6. La guerra contra la pobreza también está relacionada con nuestras campañas contra el neoliberalismo, la subcontratación, el monopolio de la tierra, la degradación del medio ambiente y otras. Son campañas que encuentran eco en los departamentos gubernamentales encabezados por dirigentes progresistas y de izquierda en la administración Duterte, con los que tenemos más posibilidades de involucrarlos en la búsqueda de soluciones prácticas.
La estrategia contra la subcontratación y precarización del trabajo
1. la subcontratación del empleo, que roba a la clase obrera el empleo regular y las prestaciones básicas, es un problema importante que el propio Duterte se ha comprometido a erradicar durante su gobierno. Pero ¿cuál es la estrategia del gobierno Duterte para hacer esto?
2. Una parte fundamental de esta estrategia consiste en colocar a auténticos dirigentes sindicales al frente del Departamento de Trabajo DOLE, como el subsecretario Joel Maglunsod, que es un dirigente obrero, un líder del sindicato KMU, y que por lo tanto tiene el compromiso y la voluntad de luchar realmente contra la subcontratación utilizando los recursos y el poder del Departamento de Trabajo.
3. Sin embargo, DOLE no es el organismo que puede acabar con la subcontratación en las industrias. DOLE está infestado de funcionarios pro-capitalistas que han estado operando bajo la premisa de que lo que es bueno para los negocios es bueno para los trabajadores. El propio subsecretario Joel Maglunsod declaró que sólo hay dos altos funcionarios que estén a favor de los trabajadores en todo el Departamento (el Secretario de Trabajo Silvestre Bello, un presunto aliado de KMU y otros grupos de la izquierda y él mismo). Los dos están abrumados por los abogados y los funcionarios pro-capitalistas que dominan la agencia gubernamental.
4. La clase obrera no puede tampoco depender de las leyes, o de las instituciones legales, para aplicar cambios en el frente industrial. El Senado y el Congreso de Filipinas y otras instituciones del gobierno, incluido el Tribunal Supremo, han estado elaborando leyes y aplicándolas en los tribunales que sólo sirven a los intereses de los capitalistas, los terratenientes y la oligarquía. ¿Cómo podemos explicar sino la liberación de Gloria Macapagal-Arroyo de su detención en el hospital, excepto para decir que se ha hecho justicia, como dicen, aunque se trate de la justicia de la oligarquía, que no tiene nada que ver con la justicia para la clase obrera y los pobres?.
5. Por lo tanto, la estrategia contra la subcontratación del trabajo y otros temas esenciales que afectan a la clase obrera sólo pueden apoyarse en el desarrollo de un movimiento obrero fuerte que pueda derrotar a los responsables de estas injusticias. El Departamento de Trabajo no puede hacerlo, pero necesitamos reforzar los esfuerzos de la izquierda y de los individuos progresistas en DOLE mediante la movilización de los trabajadores en todas las industrias.
6. Esto significa que la estrategia principal para avanzar y poner en práctica los cambios que la sociedad necesita no puede basarse en el gobierno o sus agencias corruptas, podridas y pro-élite: sólo pueden hacerlo fuera del estado oligárquico. Necesitamos un movimiento obrero fuerte que pueda presionar al gobierno y sus diversos organismos para poner en práctica los cambios que necesitamos. Y necesitamos la unidad de la clase obrera y sus diversos sectores y organizaciones para hacerlo. No puede llevarlo a cabo un solo grupo, por grande y bien posicionado que crea estar en el gobierno y en la arena política.
El futuro del régimen Duterte
1. Hemos caracterizado el régimen Duterte antes como una coalición de fuerzas de izquierda y derecha en la sociedad, con las fuerzas de derecha dominando la ecuación. Puede ser demasiado pronto para afirmar que el propio Duterte romperá la coalición a favor de la derecha. En esta etapa, parece disfrutar de una situación en la que puede tener a las dos fuerzas dentro de su régimen, enfrentadas entre sí, pero apoyando ambas sus políticas.
2. No tenemos la ilusión de que sea posible mantener el equilibrio de fuerzas entre la derecha y la izquierda en el gobierno Duterte (de hecho, se va a romper antes de equilibrarse). Las fuerzas dominantes hoy en día siguen siendo las derechas y las fuerzas de izquierda negocian con Duterte desde una posición de debilidad, dado que la lucha de masas aún no está a la ofensiva y la unidad de clase sigue siendo un objetivo a alcanzar.
3. Si queremos acabar con la subcontratación, se necesitará la movilización de los trabajadores con acciones de protesta y huelgas que generarán una contra-reacción por parte de los capitalistas, incluyendo la imposición de bloqueos y cierres patronales de los centros de trabajo. Cómo responderá el gobierno Duterte ante esa situación está aun por verse.
4. A este respecto, creo instructivo siempre recordar la máxima de Karl Marx de que "no es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino más bien [o en última instancia] es su ser [la existencia de las clases] la que determina su conciencia”. Lo que quiere decir que aunque Duterte pueda haber tenido una conciencia radical en su juventud, su estatus actual como el principal representante político de las clases dominantes será lo determinante en última instancia en su evolución como presidente en un futuro próximo.
5. El interés de clase prevalecerá frente a la conciencia como voluntad. Esto ha sucedido antes en una serie de países donde los gobiernos liberales trataron de establecer coalición derecha-izquierda en las etapas iniciales de su gobierno (ver "El fenómeno Duterte", donde comparo la coalición derecha-izquierda filipina con la táctica de Perón en Argentina, www.masa.phn ). Esto también ha ocurrido en Filipinas, cuando la ex presidente Cory Aquino sustituyó a todos los progresistas en su gabinete después de una serie golpes de estado derechistas contra su administración.
6. El futuro del gobierno Duterte dependerá de su carácter de clase, o en el carácter de clase dominante del régimen. Incluso en este escenario sombrío, la defensa y la liberación de la clase obrera dependerán de la clase - de su movilización, su lucha y su unidad con el objetivo de conquistar el poder político y establecer una sociedad socialista.
7. Como una nota al pie de página (aunque el tema necesita ser desarrollado pronto como un punto de discusión separado), la izquierda también tiene que formular su estrategia y táctica en relación con el régimen Duterte. Dado el carácter estratégico del régimen, que no es diferente de cualquier estado bajo el control de las clases dominantes, pero con la presencia de un número de dirigentes de izquierda y progresistas en áreas clave del gobierno, ¿cuál es la mejor actitud y táctica?
8. Las tácticas tienen en cuenta el nivel de conciencia de las masas trabajadoras - cual es y cómo el movimiento puede desarrollar su conciencia para que se convierta en una fuerza revolucionaria. Lenin siempre creyó que un mero posicionamiento de izquierda no es suficiente. Las masas obreras deben pasar por la experiencia política que les demuestre de verdad que no hay otro camino que hacerse con el poder político a través de sus propias acciones.
9. En esta etapa, lo mejor es utilizar las posibilidades de movilización amplia de las masas de la clase obrera, ayudándola a elevar su nivel de conciencia hasta ser una fuerza alternativa en la sociedad.