Egipto: farsa electoral

Hoda Ahmed

07/04/2018

El 26, 27 y 28 de marzo los egipcios acudieron a votar para elegir a su futuro presidente. El lunes 2 de abril las autoridades proclamaron la victoria del Mariscal Sisi con 97,08% de los votos en la primera ronda, con una participación del 41,5%.

A Khaled Ali, un abogado de derechos humanos que tuvo la audacia de querer presentarse a las elecciones, se le amenazó con invalidar su candidatura por un supuesto gesto obsceno cuya prueba era un video trucado de su mano con seis dedos. Curiosamente, desde que renunció a presentarse no se ha hablado más de la acusación. Ahmed Shafik, ex primer ministro de Mubarak, único oponente creíble, detenido al aterrizar, fue puesto en libertad cuando anunció su retirada. Todos los posibles candidatos fueron detenidos o sometidos a arresto domiciliario. Sin embargo, pocas semanas antes de la votación surgió un nuevo candidato Moussa Mustafa Moussa. Absolutamente desconocida para el público, no tuvo que renunciar porque no dudo en afirmar que si era derrotado, " apoyaría con todas sus fuerzas la política Sisi".

En todas las ciudades de Egipto los carteles y las pancartas pedían el voto para Sisi, ocupando todo el espacio disponible, pero no se podía encontrar un solo cartel llamando a votar a su rival, del que no se conocía ni el rostro ni el nombre ni fue mencionado por la prensa. 

Las presiones sobre los electores

Se hizo todo lo posible para que la participación fuera alta. Todos los medios han hecho campaña durante meses para alentar a los ciudadanos a votar. Las autoridades religiosas han apoyado también, asegurando que quién no votara iría al infierno. El gobierno ha animado a las empresas privadas a conceder ausencias pagadas para que sus empleados fueran a votar. Las autoridades encargadas de las elecciones oportunamente recordaron que no votar estaba multado con 500 LE (unos 25 euros), una cantidad enorme para los egipcios, que cerca del 30% viven por debajo del umbral de la pobreza. En algunas provincias como Beheira, se prometió que los municipios que tuvieran una alta participación recibirían agua potable, electricidad y saneamientos. En otros lugares se exige a los funcionarios demostrar que votaron aportando a sus jefes un papel con una huella en tinta de su dedo. Sin embargo, contrariamente a la propaganda oficial, no se vieron colas en los centros de votación.

Inseguridad permanente

Aunque Sisi afirma que su primer mandato ha contribuido a la estabilidad y la seguridad del país y, por lo tanto, es vital que tenga un segundo mandato, se han producido numerosos atentados, como el de la mezquita de Al Rawda, en el norte del Sinaí, y el último ha tenido lugar el 24 de marzo en Alejandría, lo que demuestra, si fuera necesario, la impotencia del poder frente a los grupos armados, a pesar del enorme despliegue de la policía y los militares por todo el país. El Sinaí está bajo la amenaza de los terroristas y, más importante aún, en el desierto de Libia, oficiales del ejército egipcio han desertado para sumarse a los grupos islamistas. Para ocultar su impotencia, Sisi ha aprobado una ley que prohíbe a todos los medios de comunicación informar de los atentados y mencionar el número de víctimas antes de que se hagan públicas las versiones oficiales.

Un segundo mandato peor que el primero

El mismo viernes, 30 de marzo, la prensa anunció una participación del 40%, con picos del 50% en el departamento de Gharbia. Muy pocos jóvenes fueron a votar, pero la participación de las mujeres ha sido relativamente numerosa. Además, un número significativo de electores (se menciona que unos 1,7 millones, el 7% de los votantes) votaron nulo. Sometidos a una intensa presión para ir a votar, es la única forma que encontraron para expresar su desacuerdo.

Debilitado económica y socialmente, y a pesar de los resultados anunciados, Sisi no tiene más remedio que continuar con su política actual.  La represión seguirá siendo feroz contra cualquier voz discrepante, social o política. Y como ya ha hecho con la homosexualidad, se centrará en cuestiones morales, como la penalización del ateísmo, para conseguir el apoyo de una sociedad predominantemente ultra-conservadora.

Pseudónimo de una militante de la izquierda socialista egipcia.
Fuente:
https://npa2009.org/actualite/international/sinistre-farce-electorale-en-egypte
Traducción:
Enrique García

Subscripción por correo electrónico
a nuestras novedades semanales:

El responsable de tratamiento de tus datos es Asociación SinPermiso y la finalidad del tratamiento es hacerte llegar nuestras novedades. Puedes ejercer tus derechos en materia de protección de datos contactando con nosotros*. Para más información consulta nuestra política al respecto (*ver pie de página).